Antonio Palacios

ANTONIO PALACIOS: EL ARQUITECTO QUE CONSTRUYÓ MADRID

Muchas ciudades se caracterizan por un arquitecto en particular: esa persona que marcó la vida y la estética de la ciudad. Uno de los casos más conocidos e indudables es el de Gaudí en Barcelona. A nivel global se relaciona a esta ciudad con el arquitecto catalán, pues construyó una gran parte de los edificios que hoy en día son un emblema.

En Madrid pasa algo parecido. Sí, también hay un arquitecto en concreto que fue artífice de muchos de los grandes edificios emblemáticos de la ciudad: Antonio Palacios. Y este año, 2024, se celebran los 150 años de su nacimiento. 

Antonio Palacios nace en la localidad pontevedresa de O’ Porriño, el 8 de enero de 1874. Ya desde pequeño comienza a interesarse por el mundo de la piedra. Esto se debe a que provenía de una familia que poseía las canteras de Atios y Budiño, por parte de su madre.

Por otro lado, su padre trabajaba como ayudante de Obras Públicas en el ferrocarril que unía Guillarey con Valença do Minho. Es evidente que el ambiente en el que creció marcó al arquitecto gallego. 

Mostró interés por la pintura y la escultura, aunque acabó cursando estudios de ingeniería en Madrid, donde se trasladó en 1892. En ese momento se produjo un cambio en el plan de estudios, que se dividía en dos ramas. Palacios acabaría escogiendo Arquitectura. 

Completó su formación con viajes por Europa, como muchos otros profesionales del momento. Hay constancia por algunos escritos que visitó países como Francia, Bélgica, Alemania, Suiza, Hungría, Grecia o Egipto, señalando como frecuente la visita a Inglaterra.

Palacios se gradúa en el año 1900 en Arquitectura. Allí conoció a Joaquín Otamendi, con quien comenzará una carrera de prestigio en este ámbito. En 1904 se convoca un concurso para la construcción de un nuevo edificio que recogiese los servicios de correos y telégrafos, ya que las redes de telecomunicaciones eran ya complejas y había demasiados usuarios.

Antonio Palacios
Joaquin Otamenti (izda) y Antonio Palacios (dcha)

De hecho, para tener una idea de cómo había aumentado: entre 1868 y 1877 circularon por España una media de 3 millones y medio de cartas por año. A finales del siglo XIX, la cifra se había elevado a 80 millones. A comienzos del siglo XX, se superarían ya los 100 millones de cartas. 

Si bien es cierto que el telégrafo se introdujo algo tarde en España, a comparación de otros países; en 1863 la red de telégrafos eléctricos ya disponía de 10 mil kilómetros de tendido de hilo de cobre y casi 200 estaciones, comunicando Madrid con todas las capitales de provincia. Es por ello por lo que se necesitaba un nuevo espacio que pudiera abarcar las nuevas necesidades y demandas de la población.




En la convocatoria para este nuevo edificio, se especificaban algunas de las características que debía tener el mismo: el número de pisos no debía ser superior a cinco y las fachadas debían dar a la Calle Alcalá, al Paseo del Prado y a la Plaza de Castelar. Al concurso solo se presentaron tres proyectos:

  • El proyecto presentado por Felipe Mario López Blanco y Luis Montesinos, que fue rechazado debido a que no se encontraban bien caracterizados los servicios fuera del proyecto. Además, lo consideraron como un proyecto anacrónico.
  • El proyecto de Jesús Carrasco y Joaquín Saldaña, que fue rechazado por la falta de consideración en la atención al público, algo indispensable para la función del edificio. No obstante, las fachadas fueron las que más gustaron, aunque no fue suficiente para ganar el concurso.
Antonio Palacios
  • El proyecto de Antonio Palacios y Joaquín Otamendi fue elegido por unanimidad. Una de las cosas que más gustó fue que se fusionasen la monumentalidad con el carácter simbólico que debía caracterizar a un edificio institucional. Asimismo, la distribución del edificio era funcional. 

La decisión del proyecto ganador sorprendió mucho en la época debido a la juventud de ambos arquitectos: ninguno superaba los 30 años de edad. De hecho, recordemos que se habían graduado en 1900 y el concurso fue en 1904: eran unos arquitectos recién graduados.

Antonio Palacios
Maqueta del Palacio de Comunicaciones

Para la construcción del edificio, el Gobierno utilizó parte de los terrenos de los Jardines del Retiro, lo cual no sentó muy bien a la sociedad madrileña. A esto se le añadiría que la obra duró nada más y nada menos que 12 años.

El Paseo del Prado se colapsó ante la gran cantidad de materiales que se necesitaron para realizar la obra: alrededor de 2.000 toneladas de hierro para las estructuras, 7.000 metros cúbicos de piedra… El coste del edificio acabaría siendo de 12 millones de pesetas: 3 veces más que el presupuesto inicial. 

El edificio en proceso de construcción

En origen, el conjunto se componía de dos edificios individuales, que estaban separados por el Pasaje de Alarcón (hoy en día cubierto por bóvedas de cristal). El edificio principal daba a la Plaza Cibeles: albergaba los servicios de Correos, Telégrafos y posteriormente Teléfonos. En el segundo edificio se encontraba la Dirección General.

Antonio Palacios
Pasaje de Alarcón (hoy en día)

Lo más llamativo de la obra de Palacios y Otamendi es su estilo ecléctico, es decir, la mezcla de diferentes estilos que acaban convirtiéndose en uno propio. Estos estilos fueron el neogótico, el secesionismo vienés y estilos regionales españoles. 

La fachada principal, la que da a la Plaza Cibeles, tiene un gran carácter monumental. Puede llegar a recordar tanto al secesionismo vienés como a la monumentalidad de la arquitectura americana.

De esa influencia vienesa vienen también sus características decoraciones: cartelas vacías y enmarcadas con ornamentos en forma de guirnaldas y coronas, ventanas con cierto aire clasicista, elementos decorativos muy geométricos… 

Antonio Palacios

El edificio sería inaugurado finalmente en 1919. Y como tenía este carácter tan monumental y casi de edificio eclesiástico, fue apodado por la población como Nuestra Señora de las Comunicaciones.

El Palacio de Comunicaciones era para ese momento un símbolo de progreso y modernidad nacional. En 2003 fue adquirido por el Ayuntamiento de Madrid y el 2007 se convirtió en sede principal del mismo. Aunque esta es, sin duda, una de las obras más importantes que realizó en arquitecto en Madrid, no es el único edificio emblemático que le debemos al arquitecto gallego.

En 1909, Dolores Romero y Arano encarga a Antonio Palacios realizar el edificio que será destinado a Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula. Hoy en día este edificio es más conocido como Palacio de Maudes u Hospital de Maudes, debido a que está situado en la calle con este mismo nombre. 

Para el diseño del hospital se basa, de nuevo junto a Otamendi, en un esquema de planta cruciforme. Sobre este introduce diferentes variaciones para adaptarlo a las funcionalidades y prácticas de la medicina moderna. El conjunto se encuentra rodeado de una serie de jardines a los que Palacios dio distinguida importancia: conocía la influencia positiva que podía tener en los pacientes.

En cierta parte puede recordar al Palacio de Comunicaciones visto antes. Sobre todo, en el aspecto monumental de la fachada y en la silueta de las grandes torres que sobresalen del edificio. En cuanto al interior, destacan las vidrieras de la casa Maumejan Hermanos. 

Antonio Palacios

De nuevo, se puede apreciar el estilo ecléctico de este arquitecto. El uso de la piedra apenas labrada y el empleo de materiales cerámicos nos llevan a su etapa más regionalista. Cabe destacar que los azulejos fueron creados por Daniel Zuloaga y los paneles para los revestimientos interiores por Manuel Ramos Rejano. 

En 1910, cuando apenas llevaba un año en construcción el hospital y con el Palacio de Comunicaciones aún en obras, a Antonio Palacios se le encarga la nueva sede del Banco Español del Río de la Plata. Seguramente os suene más si os digo que se trata del actual Instituto Cervantes, ubicado en la Calle Alcalá esquina con Calle Barquillo. 

Las obras se iniciaron en 1911 y no acabaron hasta 1918. El edificio cuenta con 4 alturas, un sótano, un semisótano y un ático. Este último está coronado por una cúpula de vidrio que daba luz cenital al interior. La fachada del edificio tiene claras influencias de la arquitectura clásica, así como de otros grandes arquitectos a los que admiraba: Juan de Villanueva o Ricardo Velázquez Bosco.

Antonio Palacios

Lo que más resalta de su fachada son las grandes columnas jónicas estriadas. Por encima de estas se encuentra un entablamento, sobre el que se levanta un segundo cuerpo con columnas corintias. La entrada principal está flanqueada por 4 cariátides: columnas con forma de mujer. Estas fueron esculpidas por Ángel García Díaz.

Antonio Palacios

Avanzando un poco más en el tiempo, en 1919, cuando la carrera de Palacios estaba más que asentada, recibe un encargo de Demetrio Palazuelo. Ya había diseñado para este un edificio de viviendas en la Calle Alcalá en 1911.

La construcción de este edificio no estaba planteada de forma aislada, sino que formaba parte del propio proyecto que Antonio Palacios había realizado para reformar la Puerta del Sol. Sin embargo, este fue el único que se construyó: pensada para albergar comercios, despachos y oficinas. Sus obras finalizaron en 1922.

Lo que más destaca de este edificio es sin duda su interior. Lo que quiso Demetrio Palazuelo, que Antonio Palacios consiguió con gran maestría, era que cuando se entrara a este lugar, la gente se quedara realmente impactada. Y sin lugar a dudas, lo consiguió.

Antonio Palacios

Por último, nos detendremos en otro de los emblemas de Madrid: el Círculo de Bellas Artes, construido entre 1921 y 1926. Inicialmente el proyecto presentado por Palacios, junto a Otamendi de nuevo, fue rechazado en el concurso que se realizó para su construcción.

El rechazo se produjo debido a que excedía la altura municipal permitida. Sin embargo, el gobierno intervino con un decreto a través del cual lo declaraba Centro de Protección de las Bellas Artes y de Utilidad Pública. Es por ello que finalmente sí se realizó el proyecto original de los arquitectos citados.

Antonio Palacios

En el diseño que realizaron para el Círculo de Bellas Artes destaca la verticalidad. De nuevo se ve la influencia de los grandes rascacielos norteamericanos: cada planta tiene una volumetría diferente. También se observa en este edificio el corte racionalista en los ventanales; lo que contrasta con su interior, mucho más plástico y con una decoración en la parte superior que nos lleva al Barroco.

Un reloj en el techo de un edificio

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Aunque aquí hemos destacado algunos de los edificios más emblemáticos que Palacios construyó en Madrid, lo cierto es que también es el artífice de la Casa palacio Palazuelo (1908-1911, Calle Alcalá 54), las viviendas para los Condes de Bugallal (1913-1914, Plaza Cánovas del Castillo 4), el Banco Mercantil e Industrial (1942-1945, Calle Alcalá 31) Antiguo Hotel Alfonso XIII (1921-1924, Gran Vía 34), Edificio de Viviendas Luisa Rodríguez Arzuaga (1915-1916, Calle Marqués de Villamejor 1 – 3) o el Edificio Matesanz (1921-1923, Gran vía 27).

Asimismo, le debemos a Antonio Palacios la creación del logo que todos conocemos del Metro de Madrid. El arquitecto entró en 1917 a trabajar para la Compañía Metropolitana Alfonso XIII. Para la creación del logo del Metro se inspiró en el del Metro de Londres. Aunque con el tiempo el logo ha ido evolucionando, su esencia se mantiene. 

Cien años de Metro, en 12 capítulos | Metro de Madrid

De igual forma, el templete tan característico que tenemos de nuevo como estación de Metro en Gran Vía, fue obra también del arquitecto gallego. El actual no es el original, pues se encuentra en la ciudad natal de Palacios, pero es prácticamente idéntico. También participó en el diseño de las estaciones y las decoraciones de las mismas.

Templete original de Antonio Palacios
Antonio Palacios
Templete actual

Como habéis podido observar, la figura de Palacios ha sido de suma importancia a la hora de construir el Madrid moderno al que tanto estamos acostumbrados y nos ha dejado edificios tan emblemáticos como los citados previamente. 

El gran logro de Antonio Palacios en sus obras fue poder dotar a las mismas de una gran monumentalidad en su exterior, gran belleza en el interior y, a su vez, que fueran edificios funcionales y cumplieran con los requisitos exigidos para poder trabajar de forma eficiente.

Algo que no siempre se les ha dado bien a algunos arquitectos, pues en muchas ocasiones estos han creado auténticas obras de arte visualmente, pero nada funcionales.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

https://www.comunidad.madrid/cultura/patrimonio-cultural/arquitecto-madrid-antonio-palacios#panel-113098

https://www.metromadrid.es/es/noticia/cien-anios-de-metro-en-12-capitulos

Arévalo Cartagena, J. M. (1999). Arquitectura y escultura en la obra de Antonio Palacios y Ángel García. Tesis doctoral. Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid.

Gutiérrez Burón, J. (1988). Antonio Palacios Ramilo en Madrid. Madrid, Cuadernos de Arte de la Fundación Universitaria

Landero, M. A. (2001). El arquitecto de Madrid: una exposición recuerda la obra de Antonio Palacios. Revista Ministerio de Fomento, 502, 60-66Perla, A. (2001). Antonio Palacios y la cerámica: luz y color en la arquitectura. En: Antonio Palacios, constructor de Madrid. Ed. La Librería, 289-300.

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