Ataque con ácido sulfúrico a obras de arte

LOS ATAQUES A OBRAS DE ARTE CON ÁCIDO MÁS FAMOSOS DE LA HISTORIA

A lo largo de la historia se han llevado a cabo numerosos ataques a obras de arte, pero en este caso vamos a hacer especial hincapié en los atentados cometidos por Hans-Joachim Bohlman.

Por aquel entonces, su ficha policial se encontraba en poder de todos los museos de Alemania y de las pinacotecas más importantes de Europa. En ella se podían apreciar 3 fotografías: en la primera aparece de frente con un peluquín de color oscuro, en la segunda lo encontramos de perfil con la calva al descubierto y en la última, se le ve en medio de la multitud. Estas imágenes iban acompañadas de una descripción física en la que se detallaba que medía 1.90 metros, pesaba 92 kilos y tenía los ojos verdes, y con un texto en el que se podía leer: «Por orden del tribunal de Hamburgo, Hans-Joachim Bohlman tiene terminantemente prohibido el acceso a ningún museo, sala de exposiciones o galería de arte sin la oportuna vigilancia y sin que se le haya concedido previamente el permiso. Las fuerzas del orden tomarán medidas contra todo aquel que incumpla estas disposiciones«.

A pesar de que uno de los museos que tenían colgado un cartel con su fotografía era el Rijksmuseum de Ámsterdam, el domingo 25 de junio de 2006 Bohlmann consiguió entrar en él a través de una puerta de acceso provisional en el ala Philips y, camuflándose entre la multitud de turistas que visitaban el museo, llegar hasta la primera planta. Una vez allí sacó una botella que llevaba bajo la chaqueta y roció con ácido sulfúrico la obra pictórica «Celebración de la paz de Westfalia en el cuartel general de la guardia de San Jorge» llevado a cabo en 1648 por Bartholomeus van der Helst. Afortunadamente, el personal de seguridad actuó con destreza y rapidez y humedeció el cuadro con lejía, evitando que el ácido atravesara el barniz y dañara la capa de pintura. 

Ataque con ácido sulfúrico a obras de arte
Celebración de la paz de Westfalia en el cuartel general de la guardia de San Jorge

Paradójicamente, el hecho de que los museos estén preparados contra este tipo de agresión es algo que debemos agradecer al propio Bohlmann. El hombre, que nació en la ciudad alemana de Breslau y cuya infancia se había caracterizado por la presencia de un padre excesivamente severo, se convirtió en una grave amenaza para el mundo del arte a partir de 1977. Se calcula que los daños que ha ocasionado ascienden a 1.300 millones de euros. En 1988 explicó que su vida había estado marcada por la falta de cariño, lo que le habría provocado un profundo sufrimiento y un miedo irracional. 

En 1954, a la edad de 17 años y tras abandonar sus estudios de fontanería, ingresó voluntariamente en la clínica universitaria de Kiel. Los médicos le diagnosticaron una gran depresión que acabó convirtiéndose en un trastorno obsesivo-compulsivo acompañado de una intensa fobia al agua y al fuego. Se le trató en diversas ocasiones con electroshock y posteriormente se le sometió a un tratamiento de coma insulínico que le provocaba pérdidas de conciencia ocasionales, pero que no mejoró los síntomas. A finales de 1974, Bohlman conoció al neurocirujano Dieter Müller en la clínica universitaria de Hamburgo-Eppendorf, que le prometió que le ayudaría. Bohlmann accedió a someterse a una cirujía estereotáctica cerebral que le destrozó el tejido nervioso y que le obligó a prejubilarse. 
En 1977, dos psiquiatras describieron los trastornos de personalidad de Bohlmann diciendo: «Las reacciones violentas se siguen produciendo, aunque se podría decir que se ha invertido. Si antes evitaba a toda costa el agua y el fuego, ahora se muestra fuertemente atraído por su capacidad destructora». Entre sus innumerables actos vandálicos se encontraba el destornillar los grifos de los cementerios a la vez que encendía pequeños fuegos, embadurnar más de 300 lápidas con frases filonazis o dibujar esvásticas en los escaparates con un cortavidrio. Otra de sus aficiones era envenenar y decapitar cerdos o cortar árboles jóvenes, y en una ocasión cubrió con sosa cáustica dos caballos que se encontraban tranquilamente en un prado. 

En el año 1977, tras arrojar a su madre por la ventana cuando estaba limpiando los cristales y dejarla gravemente herida, Bohlmann atentó pro primera vez contra una obra de arte. Tras llenar una botella de licor con ácido sulfúrico se dirigió al Kunsthalle de Hamburgo y atacó la obra «La montaña de Lilienstein junto al Elba» de Frantz Radziwill y a la obra «El pez dorado» de Paul Klee. En un corto período de tiempo llevó a cabo atentados en Lübeck, Luxemburgo, Hannover, Essen, Bochum y Dortmund. En total destruyó alrededor de 70 pinturas entre las que se encontraban obras de Cranach, Durero, Rubens y Rembrandt. 
Aquel mismo año viajó a Kassel y, tras entrar en una iglesia y prender fuego a un cuadro religioso, se dirigió a la pinacoteca del castillo de Wilhelmshöhe. Escondido en un calcetín introdujo una botella con ácido con el que destrozó el famoso autorretrato de Rembrandt, «La bendición de Jacob» y dos dibujos de Drost y Maes. 

Un tribunal de Hamburgo lo condenó a una pena de 5 años de reclusión, aunque sorprendentemente no ordenó que fuese sometido a tratamiento psiquiátrico. Bohlmann lo hizo voluntariamente a mitad de los años 80 y, casualmente, mientras estaba en la clínica, cayó en su poder un libro sobre la Alte Pinakothek de Münich. Entonces volvió a coger ácido, lo metió en dos pequeñas botellas de vino y cogió un tren en dirección a Múnich. Una vez allí, la tarde del 21 de abril de 1988, destrozó el Retablo de Paumgärtner, «La lamentación sobre Cristo muerto» y «La Piedad«, todos ellos de Durero. Esta vez fue condenado a dos años de prisión, tras los cuales debía ingresar en un centro hospitalario. En marzo de 1990 ingresó en un psiquiátrico del que escapó en dos ocasiones, pero al que regresó voluntariamente.

¿COMPARTIR ESTE ARTÍCULO?

Share on facebook
Compartir en Facebook
Share on twitter
Compartir en Twitter
Share on linkedin
Compartir en Linkdin
Share on pinterest
Compartir en Pinterest

Deja tu comentario

Deja una respuesta

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad