JOAQUÍN SOROLLA (1863-1923)
Joaquín Sorolla y Bastida nació en febrero de 1863, en la calle Nueva del antiguo barrio de pescadores de Valencia. Siendo un niño de dos años pierde a sus padres, víctimas del cólera que asoló la ciudad en 1865, por lo que Joaquín y Concha, su única hermana, fueron acogidos por sus tíos.
Unos años después de comenzar los estudios básicos, en los que da temprana muestra de su interés por todo aquello que estuviera relacionado con las artes plásticas, accede a la Escuela de Artesanos de Valencia para recibir clases de dibujo y, en 1878, ingresa en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal. A lo largo de los años ochenta transcurre su etapa de formación, en un ambiente nada proclive a las libertades creativas.
AÑOS DE FORMACIÓN
Tras obtener una medalla de plata en una exposición local, el fotógrafo Antonio García Peris (futuro suegro del artista) le ofrece trabajo en su estudio. Allí Sorolla aprenderá algunos recursos que más adelante utilizará en su obra de madurez. En 1881 presenta tres obras de carácter marinero a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, aunque estas pasarían desapercibidas.
Aprovechando dicho viaje a Madrid, descubrirá la pintura barroca de Velázquez, quien marcará parte de su obra. Recibirá influencias de otros pintores, como Ignacio Pinazo, de quien descubre la técnica de la yuxtaposición de las manchas de color. Finalmente, y gracias a sus éxitos en varias exposiciones, recibe una beca para explorar la Roma artística. Durante su estancia en Italia, visitará distintas ciudades de las que tenemos testimonios pictóricos y notas. Entre 1886 y 1887 trabajará como becario con óleos y acuarelas para marchantes y un año después acudirá a Valencia para contraer matrimonio con Clotilde García del Castillo. Permanecerán ambos en Asís hasta 1889 cuando finaliza la beca.
LUCES MEDITERRÁNEAS
La obra de Sorolla empezará a consolidarse en la década siguiente, cambiando poco a poco de temática. La pintura de historia daría paso al realismo social, sumiéndose poco después en el costumbrismo marinero, que no abandonará nunca. Es entonces cuando su atención se centra en el mar y la luz que desprende las tierras mediterráneas de su infancia.
En la Exposición Universal de París, el pintor valenciano obtendría el Grand Prix del Pabellón de España y Portugal, iniciando así su proyección internacional. Poco a poco van apareciendo más soltura en las manchas de color de su obra, aportando más naturalidad a sus escenas.
«Me sería imposible pintar al aire libre despacio aunque quisiera… El movimiento del sol cambia constantemente el color de las cosas… ¡Hay que pintar deprisa!»
Seis años después inaugurará su primera exposición individual en la Galerie Georges Petit de París. En este momento comienza a sumergirse en la pintura contemporánea local francesa, y comienza a cultivar el retrato pictórico. A partir de entonces comenzaría a realizar distintas exposiciones individuales por Berlín, Colonia, Düsseldorf y Londres (1907-1908), aunque no adquiere tanta atención como en la capital francesa.
Tras la mencionada Exposición Universal de París, comienzan sus contactos en Estados Unidos, donde realiza distintas exposiciones por Nueva York, Buffalo y Boston. Finalmente, Sorolla firmará uno de los acuerdos más notables de la época, donde el pintor valenciano se comprometía a decorar la biblioteca de la Hispanic Society of America, plasmando en sus paredes las imágenes de las tierras españolas.
PROYECCIÓN FINAL
Tras finalizar este gran proyecto americano, el pintor postimpresionista sufriría un ataque de hemiplejia que le incapacitaría para seguir trabajando. Sus últimos años están marcados por una espontaneidad de los colores y formas cada vez más pronunciada. Fallecería en 1923, y es gracias a su familia que gran parte de su obra permanece en la casa, convertida en museo, que el pintor poseía en Madrid.
EJEMPLOS DE SU OBRA
Costumbrismo social
En la última década del siglo XIX, el pintor abandona sus cuadros de historia por escenas costumbristas y de género con cierto cariz social. Parece que Sorolla se adentra en esta temática más por el éxito que produce en España que por una inquietud personal. Destacaremos obras como «El beso de la reliquia, 1893«, «Y aún dicen que el pescado es caro, 1894» o «Cosiendo la vela, 1896«.
La luz del Mediterráneo
Comienza a partir de 1900 su obra de madurez, con gran cantidad de escenas de playa, destellos de luces, ropajes y cuerpos mojados. Construirá estos cuadros con grandes manchas de color, donde la luz y las tonalidades brillantes son los protagonistas. Destacaremos «El baño del caballo, 1909«, «Paseo a la orilla del mar, 1909«, y «Niños en la playa, 1910«.
El retrato
La figura humana es el principal protagonista de la obra de Sorolla, particularmente, los niños, las mujeres y los pescadores; aunque realizaría gran cantidad de retratos a personajes importantes de la época. Serán cuadros de gran formato, donde destaca la intensidad de la luz, ya que también serían realizados al aire libre. Destacaremos «Comiendo uvas, 1898», «El pintor Beruete, 1902», y «Mi hija Elena, 1898».
Jardines y rincones
Antes de que sufría el ataque de hemiplejia en 1920, se hallaba el pintor centrado en su encargo para la biblioteca de la Hispanic Society of America, dejando bastante relegados sus trabajos luministas. De esta época destacan gran cantidad de pequeños estudios de paisajes que visita por España, o de los rincones del jardín de su casa madriñela. Destacaremos «Patio de los Arrayanes,1910″, y Jardín de la casa de Sorolla, 1920».
BIBLIOGRAFÍA
LOPÉZ BLÁZQUEZ, Manuel; REBULL TRUDEL, Melanie; FAERNA GARCÍA-BERMEJO, José María: Sorolla. Madrid, 2005.
MANAUT VIGLIETTI, José: Sorolla: Biografía intima. Valencia, 2008.
PONS SOROLLA, Blanca: Sorolla: Obras maestras. Madrid, 2012.
3 respuestas a «Biografía de Joaquín Sorolla»
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