IBON ARANBERRI
«Vista parcial» es el nombre de la exposición de carácter antológica dedicada al artista Ibon Aranberri que podrá ser visitada hasta el día 11 de marzo en el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Es la muestra más grande llevada a cabo hasta el momento del autor, donde, mediante la exhibición de su producción desde la década de los 90 hasta la actualidad, es posible divisar tanto su trayectoria como el cambio de esta.
Sus primeras piezas están marcadas por un gran carácter escultórico influido por su formación en el País Vasco pero que, poco a poco, irá derivando hacia un lenguaje más conceptual.
En su producción más reciente, se distingue un gran interés en resignificar los diferentes espacios naturales y su transformación debido a la adaptación de este a las necesidades humanas. Un gran ejemplo sería el estudio en torno al proyecto de construcción de una central nuclear en Lemóniz que nunca llegó a materializarse.
De igual manera, vemos obras concebidas para un contexto artístico concreto como la Documenta Kassel de 2007 o la Kunsthalle de Basilea de ese mismo año que, tiempo después de su creación, expuestas en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía adquieren un carácter totalmente nuevo.
También ocurre lo mismo con su obra Site-specific formada por un suelo de madera sustentado por mil botellas de agua de San Pellegrino que le obliga a que se adapte al propio espacio museístico donde esté expuesto.
Frente a una ordenación cronológica, se ha optado por mezclar obras más tempranas con las más actuales a fin de que estas se reactiven y dialoguen unas con otras creando así un nuevo discurso.
Asimismo, el propio artista ha ido creando el recorrido de la muestra no tanto sobre el plano como es más común, sino mentalmente. Es decir, su proceso tanto para la selección de obras como para su ubicación, ha sido intentar encontrar relaciones afectivas entre las piezas artísticas y el propio edificio.
Además, esta forma de elegir el display de las obras se ve acentuado si se tiene en cuenta el pasado que el edificio Sabatini lleva a su espalda como antiguo hospital, llevando así a cabo casi un trabajo de campo de carácter antropológico.
Por lo tanto, vemos una exhibición en la que no sólo se muestra gran parte de la producción artística de Ibon Aranberri sino en la que en sí misma se realiza una relectura total de la trayectoria de este, pudiendo crear relaciones entre las obras que de otra manera no hubieran podido darse.
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