El arte del kimono

EL KIMONO: RASGOS DE UNA CULTURA MILENARIA

CONTEXTUALIZACIÓN 

El kimono es la vestimenta tradicional japonesa por antonomasia. Aunque su  utilización a lo largo del tiempo fue muy importante, en la actualidad solo es utilizado en  momentos especiales de la vida y festividades. Pero, para llegar a entender el verdadero arte e importancia de una prenda tan destacada, hay que contextualizar su historia y la evolución que tuvo.  

Etimológicamente la palabra “kimono” está compuesta de dos ideogramas: 物 (mono), que se traduce como “cosa”, y 着 (ki), que significa “vestir”. Se traduciría  literalmente como “cosas que se visten”.

Como anécdota hay que mencionar que el término de “kimono” se empezó a utilizar en el momento que  Japón abrió sus fronteras al exterior, tras la Revolución Meiji (último tercio del siglo XIX), y los  occidentales llegaron al país. Estos, al ver una vestimenta tan diferente a la que utilizaban, preguntaron a  los nipones que como llamaban a esa prenda, a lo que contestaron “kimono”, de ahí la definición tan  “simple” que se traduce de la palabra. 

Para entender esta vestimenta tradicional nipona hay que remontarse a hace siglos.  Durante el periodo Jomon (hasta el siglo III a.C), los japoneses vestían ropas anchas de  materiales que pudiesen protegerles muy bien del frio.

Será a partir del siglo III-V d.C,  cuando empezaron a verse influenciados por la manera de vestir de su país vecino, China (como en otros muchos aspectos de su cultura), comenzando a utilizar la seda para la  creación de estas prendas. En estos momentos seguían siendo ropajes muy simples y  monocromáticos, debido a que todavía no se sabía teñir los tejidos, aunque los  comerciantes chinos comenzaron a introducir en el país la ropa de estilo hanfu.

Destaca  por ser también de una sola pieza, pudiendo ser la primera influencia directa del kimono  que conocemos hoy en día. Según fue avanzando el tiempo, se fueron incluyendo  diferentes técnicas para mejorar la vestimenta nipona, como los diseños más coloridos o  la inclusion de capas.  

El arte del kimono
La parisina japonesa, Alfred Stevens, 1872, Fuente: Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de  Bélgica. 

Durante los periodos Asuka (552-710) y Nara (710-794) los japoneses seguían  vistiendo dos piezas bien diferenciadas, pero con diseños más coloridos puesto que ya se  conocían técnicas para teñir la seda. A menudo se vestían prendas adicionales en varias capas.

No fue hasta el periodo Heian (794-1185) cuando se desarrolló una nueva técnica  para confeccionar estas prendas. Este nuevo método consistía en cortar piezas de tela de  forma rectangular que luego se cosían juntas entre sí. De esta forma, los fabricantes de  ropa no se tenían que preocupar por la forma del cuerpo de la persona que iba a vestir esa  prenda, porque la talla sería estándar para todos. Y precisamente esta técnica es la que se  sigue usando en la actualidad para confeccionar un kimono. 

En este periodo habría que mencionar también el kosode, una prenda de pequeñas  mangas, que también puede considerarse como una vestimenta precursora del kimono  actual. Era utilizado con unos hakama (falda-pantalón) por encima o una especie de  delantal llamado mo. La ventaja más grande que tenía esta prenda es que podía utilizarse  en cualquier época del año, con más o menos capas, pero podía adaptarse a cualquier  temperatura.  

El “hanfu”, es la ropa tradicional china más antigua conocida, realizada con seda, y cuyo origen se  remonta a hace más de 4000 años, en la época de la consorte Huangdi (Dinastía Han, 206 a.c-220 d.C).

La utilización de esta tipología de prenda y su importancia era tanta que incluso  los guerreros, durante los periodos Kamakura (1192-1338) y Muromachi (1338-1573), los utilizaban en las batallas con coloridos muy brillantes que representaban a sus líderes/facciones.

Algo que también fue común en los samuráis durante el periodo Edo (1603-1868), que en batalla utilizaban sus colores característicos en uniformes que se  basaban en tres partes diferentes: el kosode (anteriormente mencionado); un kamishino,  que es una prenda de lino sin mangas; y el hakama (también mencionado anteriormente). 

Eran prendas tan importantes que incluso se heredaban, aunque su utilización empezó a  decaer, ya que la sociedad nipona lo utilizaba diariamente. Esto ocurrió también por la  influencia de la moda occidental que sufrió el país en esa época, por lo que llegó a  convertirse en una prenda utilizada solo en festividades importantes, como el de la  floración del cerezo o la ceremonia del té, o eventos importantes dentro de la vida de un  japonés/japonesa como una boda o funeral.  

El arte del kimono
Geishas con kimono durante la ceremonia del té, Kusakabe Kimbei, primer tercio del siglo XX. 

Un artículo muy interesante para conocer cómo actuar en la festividad del “hanami” o floración de los  cerezos, es el siguiente: Manual de etiqueta: qué hacer y qué no durante el hanami (voyapon.com).

ANÁLISIS FORMAL 

Una vez entendida la evolución de la vestimenta japonesa a lo largo de su historia,  hasta llegar al kimono, es necesario hablar en profundidad sobre todo lo que engloba esta  prenda como tal: como se realiza, su utilización, diversidad y complementos que la  acompañan.  

El arte de vestir correctamente el kimono japonés recibe el nombre de kitsuke. Lo  normal es que de primeras pueda parecer muy fácil (o que incluso puedes realizarlo solo),  pero suele ocurrir, al contrario, que sea necesaria ayuda para que un kimono quede  perfectamente puesto.  

El proceso de realización de un kimono es algo único y especial. Se comienza  cortando un tan5(tipo de tela) en ocho partes diferentes para posteriormente coserlas y  obtener la base de la vestimenta. Dos de ella se unen para la parte principal y otras dos  para las mangas. La anchura ira dependiendo de la prenda y de las mangas, pero se van  ajustando gracias a la manera de coser estar telas, así como también la longitud, ya que  se pueden elegir formas más o menos largas.  

Con respecto a los tipos de kimonos, existe una variedad bastante grande que  puede variar dependiendo de la época del año o sin son femeninos o masculinos.

En  relación a los utilizados por mujeres, destacan: el uchikake, que suele ser de mangas largas, colores muy brillantes y decoración de naturaleza (grullas, flores o agua); su  vertiente sin colorido, el conocido como shiromuku, de color blanco, y que es utilizado  actualmente por las mujeres como traje de boda; el furisode, muy característico también  por sus mangas largas y que al comienzo era típico en niños y niñas; su vertiente kakeshita, que es un “furisode” de un solo color y hanayome; el mofuki, que en este caso  es el kimono tradicional para expresar tristeza (es de color negro y se utiliza principalmente en los funerales); el iromuji, que es utilizado comúnmente en la ceremonia del té (de un solo color y utilización más informal); o el yukata, quizá uno de los más  conocidos, hecho en este caso de algodón (los kimonos más tradicionales suelen estar  hechos principalmente de seda), y que puede ser de dos tipos, uno más complejo para la  celebración de las festividades y otro más simple, que se utilizaba para dormir.  

Por otro lado, con respecto a los kimonos de hombre, suele haber también  diferentes estilos y características, aunque son algo más simples. Sus mangas están unidas  normalmente al cuerpo, son menos largas para acomodar el obi que se coloca a la cintura  y son de colores más oscuros como negros, azules y verdes oscuros.

Pueden incluir de  vez en cuando colores más brillantes como el morado o el amarillo, pero muy raramente.  Durante el verano, utilizan un yukata más fácil de llevar, realizado también en algodón o  fibras sintéticas, además teniendo bolsillos en la parte interior para guardar las cosas.  

Samuráis con kimono, Felice Beato, finales del siglo XIX 

En relación a los complementos principales que se utilizan para vestir este tipo de  kimonos que hemos visto hasta ahora, podemos destacar los siguientes: por parte de las  mujeres, es común la utilización de los conocidos tabi (calcetines), que se caracterizan  por tener el dedo gordo del pie separado, ser de color blanco (aunque les hay de todos los colores y estampados posibles) y estar acompañados de los zouri o geta (zapatos), de  suela dura y realizados con madera.

También destaca el nagajuban, que es el kimono  interior, en este caso con una largura que solo llega hasta los tobillos (es de todo tipo de  colores y motivos, dependiendo del kimono que se lleve por encima); el obi, que es el  cinturón que se ata en la cintura para que el kimono quede bien puesto o el haori (chaqueta), para protegerse del frio o de la lluvia.

Otros accesorios típicos que se utilizan  con el kimono en las festividades son el bolso de tela (baggu) o el abanico y la sombrilla,  para protegerse del calor, lluvia o las temperaturas sofocantes.

El arte del kimono
Joven durante la fuerte tormenta, Kusakabe Kimbei.  

Por otro lado, los hombres deben llevar también una serie de complementos con  el kimono para poder colocárselo correctamente. Al igual que las mujeres, se utilizan los  tabi (calcetines) y geta (zapatos). Con respecto al kimono interior, el nagajuban suele ser  más simple que el de las mujeres, siendo la parte del cuello de diferente material y color.  También debe acompañarse del obi y el hakama, ya explicado.

CURIOSIDADES 

El kimono es considerado como una obra de arte debido a su complejidad y  belleza, sobre todo a partir de la época en la que se desarrolló el famoso fenómeno de “japonismo”, cuando se empezó a comerciar y coleccionar con este tipo de prendas, siendo amado por el mundo occidental.

Tal fue la fascinación que se sintió por el kimono  que es muy común que aparezca representado en muchas de las pinturas que se realizan  a partir del último tercio del siglo XIX y siglo XX.

Kimonos en la exposición: “Kimonos, de la tradición a la moda”. Fuente: Museo y colegio de  Arte Mayor de la seda de Valencia. 

También es una prenda llena de curiosidades y leyendas. La más conocida es la  llamada “leyenda del furisode y destrucción de Tokio”. Dicha leyenda nos sitúa en la  capital japonesa a principios del periodo Edo (siglo XVII), siendo la protagonista de la  historia una joven llamada O-Samé, hija de un adinerado comerciante, la cual se enamoró  de un joven samurái en la celebración de una de las festividades de la capital.

Al no saber  cómo se llamaba ni quien era realmente, se quedó con los detalles de cómo era el kimono  que el joven llevaba en el evento. O Samé se creó un furisode con los mismos colores y  bordados que el chico, en especial un gran crisantemo, para que así pudiese captar la  atención del joven si se encontraba con ella.  

Por desgracia, el joven no volvió a aparecer y este desamor provocó que la joven  cayese enferma y muriese. Los restos de la joven y sus pertenencias fueron entregadas al  templo más cercano de su ciudad, incluido la prenda, como era tradición en estos casos.  El monje budista que lo recibió, al ver el precioso kimono, decidió venderñp para  conseguir así mucho dinero. La compra fue realizada por otra joven de la ciudad llamada  

Kino, que meses más tarde cayo también enferma y murió. Pasó una tercera ocasión con  otra joven llamada Iky, por lo que se empezó a considerar que el kimono estaba maldito  y se decidió quemarlo en el patio del templo y así acabar con él, con tan mala suerte y maldición que las llamas que se crearon fueron tan exageradas que acabaron por completo  por el templo y también con casi la ciudad de Edo (actual Tokio). Esta leyenda es conocida como el “furisode kwaji” o “el gran incendio del kimono de mangas largas”. 




BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA 

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