Quién nos iba a decir apenas hace unos meses que esta sería nuestra nueva realidad. Que nuestro modo de vida cambiaría de manera radical. Que ya no podríamos darnos besos ni abrazos, y que unas mascarillas ocultarían nuestro rostro a diario. Que perderíamos miles de vidas, y que el confinamiento cambiaría tanto nuestro modo de pensar, haciéndonos más conscientes del momento presente, y aprendiendo a valorar cada detalle del día a día.
No cabe duda de que, a lo largo de la Historia, el arte ha sido un reflejo de su tiempo. Y esto no es excepción en el siglo XXI. Las epidemias han asolado a la humanidad de manera cíclica a lo largo de los años, y los artistas del momento han sabido reflejarlo en sus creaciones. Si nos remontamos al siglo XIV, la peste bubónica fue una de las epidemias más mortales que se recuerdan. Este mal, de origen desconocido y de una gran virulencia, asoló a Europa, sesgando millones de vidas a su paso. Pieter Brueghel el Viejo supo plasmarlo en su obra Triunfo de la muerte (1562-1563).
Dos siglos más tarde, esta epidemia asoló la ciudad de Venecia, y una de sus víctimas fue el afamado Tiziano, quien murió en 1576 a causa de este mal. Años después, ya en el siglo XIX, el artista francés Alexandre Jean-Baptiste Hesse le rendirá un homenaje en la obra Homenaje fúnebre a Tiziano, muerto en Venecia durante la peste de 1576. La imagen gira en torno a este hecho; aún así, aparecen más muertos a su alrededor, que son completamente ignorados por el cortejo fúnebre del artista, por lo que concluimos que esta es una representación fría, no transmite el sentimiento de pérdida y desesperación que se estaba experimentando en aquellos fatídicos momentos.
Otra obra a destacar dentro de este contexto es Corral de apestados (1798-1800) de Francisco de Goya, en la que hace una feroz crítica a las condiciones en las que se encontraban muchos enfermos, rodeados de miseria. Los enfermos aparecen recluidos en un mismo espacio, todos juntos, esperando la muerte, y sin recibir ningún tipo de atención.
Ya en el siglo XX encontramos al pintor noruego Edward Munch, precursor del Expresionismo alemán, y quien en algunas de sus pinturas refleja toda la angustia vivida por la gran epidemia de principios de siglo: la llamada gripe española. Esta enfermedad, con gran virulencia entre los años 1918 y 1920, acabó con la vida de casi 100 millones de personas en todo el planeta, siendo una de las más terribles de la Historia reciente. Una de las obras que refleja con gran crudeza todo lo vivido es Autorretrato después de la gripe española (1919), en el que se muestra convaleciente tras haber padecido la enfermedad en sus propias carnes.
Y llegamos a la actualidad, a 2020, el año en el que el Covid-19 llegó a nuestras vidas para quedarse (de momento). Algo que ha cambiado tanto nuestro modo de vida, irremediablemente, tiene su reflejo en el arte. Así, por ejemplo, encontramos la obra del artista inglés David Hockney, Do remember they can not cancel the spring, creada en su iPad, transmitiendo un mensaje de esperanza para todos: que esta situación acabará. También Tracey Emin, siguiendo la línea autobiográfica de su célebre obra My bed (1998), creará un diario personal en colaboración con la Galería White Cube, donde hablará de su propia experiencia.
También abarca el mundo del arte urbano. En la ciudad de Los Ángeles encontramos a artistas como Hijack (@hijackart) (su nombre real es Jacques Guetta), quien diseña la imagen de dos soldados llevando toda clase de objetos que ahora nos acompañan en el día a día: rollos de papel higiénico, gel hidroalcohólico y mascarillas. Asimismo, Corie Mattie (@coriemattie), artista local, crea esta imagen donde puede leerse “Cancel plans. No humanity”, mientras vemos a una mujer con bata y mascarilla, de la que brota la palabra “hope”. Por último, hablaremos de Ponywave (@ponywave), que pinta en Venice Beach bajo el título Stay safe a dos personas besándose con mascarilla, mostrando así que, a pesar de todo, el amor siempre permanece.
Pero sin duda, y dentro de este mismo contexto de street art, debemos nombrar a una figura capital del arte actual: Banksy. El artista no ha quedado impasible ante esta situación, y ha hecho diversas creaciones. En una de ellas, llenó el cuarto de baño de dibujos de ratas, en una clara alusión a una de las mayores epidemias sufridas por la humanidad y aquí nombrada: la peste. También encontramos en la ciudad de Bristol, llena de obras suyas, una reinterpretación de La joven de la perla de Johannes Vermeer; ha aparecido con una mascarilla quirúrgica azul, aunque no se sabe con total seguridad si el propio artista británico ha realizado dicha modificación.
Igualmente no se ha olvidado del personal sanitario, auténticos héroes en esta crisis, y ha realizado a carboncillo la obra Game changer en la que un niño, lejos de elegir a un superhéroe como juguete, se decanta por una enfermera. Por último, y más recientemente, utilizó el propio metro de Londres. Subió a su cuenta de Instagram (@banksy) un vídeo donde aparece, presuntamente, el propio artista llevando un traje especial para llevar a cabo la desinfección; luego, con la misma plantilla, dibuja una serie de ratas por todo el vagón. El vídeo aparece colgado con la frase “if you don’t mask, you don’t get”, que recuerda la necesidad de llevar mascarilla. La obra fue limpiada horas después.
Ya en último lugar, no podemos olvidar el papel que ha jugado Internet, especialmente las redes sociales, para mantener el arte vivo y cerca de nosotros. Así, encontramos el perfil de @covidartmuseum, impulsado por tres amigos de Barcelona. Se describe a sí mismo en la biografía como “el primer museo de arte nacido en cuarentena”. Y es que esta cuenta se ha dedicado a reunir cientos de obras que reflejan este momento excepcional. Encontramos desde creaciones totalmente originales hasta reinterpretaciones de obras icónicas de la Historia del Arte (buen ejemplo de ello es La Gioconda). Algunas de ellas son en clave de humor, y otras muestran el lado más trágico de toda esta situación, desde lo que ha supuesto el confinamiento y el distanciamiento social, hasta la trágica pérdida de seres queridos.
Otro buen ejemplo de cómo el arte se ha adaptado a estos nuevos tiempos es la creación de VOMA (Virtual Online Museum of Art), el primer museo en línea de carácter completamente interactivo, que nos permite contemplar obras de instituciones de prestigio como el MoMA o el Musée d’Orsay desde la comodidad de nuestro hogar, y estar sometidos a ningún tipo de restricción.
Tras este breve recorrido, podemos llegar a la conclusión de que, a día de hoy, el arte sigue siendo reflejo de la realidad en la que se encuentra. Y que, a pesar de las difíciles circunstancias en las que nos encontramos, sin saber a ciencia cierta cuándo acabarán, el arte puede convertirse en una vía de escape, capaz de reconfortarnos.