EL COLOR AMARILLO EN EL ARTE
Si analizamos el poder del amarillo en el arte vemos que es, con mucha probabilidad, el color más positivo de todo el pantone. Se le asocia a la alegría, la vida, la inteligencia, la juventud y la creatividad. Pero si tuviéramos que elegir un aspecto universal con el que identificamos a este color habría que señalar al sol. Fuente de vida para todas las culturas.

Muchos artistas se han valido de esta tonalidad, no solo para representar nuestra estrella, sino para hacer ver cómo sus rayos impactan en pliegues, paisaje e incluso invaden la atmósfera dando una sensación plena de luz.

Con el amarillo se completa la triada de los colores primarios formada junto al rojo y el azul. Esto significa que no se obtiene de la mezcla de otros. Dentro de la gama de los colores está dentro del grupo de los cálidos. Su presencia, en cualquier ambiente, destaca y nos llama la atención. De hecho, junto al rojo, es el color escogido para los signos y señales relacionados con la alarma.
Como curiosidad, una referencia a la cultura pop. Esta habilidad de no dejar indiferente a nadie es la razón por la que fue escogido para teñir la piel de los dibujos más famosos de América: los Simpsons.

NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE. TAMPOCO CUANDO HABLAMOS DEL COLOR AMARILLO
No debemos dejarnos embaucar por la fuerza positiva del amarillo porque si por algo destaca es por su fuerte ambivalencia. Capaz de transmitir algunos de los estados más alegres y vitales, pero también otros absolutamente opuestos.
Y es que la fuerza de los colores nos sirve como medio de expresión de nuestra realidad más profunda. Ya sea buena o mala. Por eso la traición, los celos o la obsesión también se han visto representadas a través de este color.
Un ejemplo de esta doble clara queda reflejado en el fuego de Turner. En concreto el incendio que se produjo en octubre de 1834 en la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes en Inglaterra. Este hecho hizo que miles de personas se congregaran a los alrededores de los edificios para congregar el acontecimiento.
Lo que fue un desastre nacional se convirtió en una obra admirada por muchos. El artista aprovechó el amarillo del fuego para crear una obra cruda y violenta.

EL TONO DEL AMARILLO PUEDE DETERMINAR NUESTRA SENSACIÓN HACIA ÉL
Como ocurre como sus homólogos cromáticos, el amarillo varía mucho según su tono.
Si escogemos uno brillante, que podemos obtener mezclándolo con unas gotas de blanco, nos conducirá directamente al sol, la luz y la vida. Todo aquello de lo que venimos hablando. De hecho, no son pocos los artistas que aprovechan la técnica de imprimación de sus lienzos, para ir más allá en la preparación y durabilidad de sus pinturas. Realizar una capa blanca o amarillo pálido como base del cuadro permite conseguir una lucidez en el resultado final.
En este aspecto debemos recordar a los impresionistas. Interesados en la representación de la luz, recurrieron constantemente a este color.

Por otro lado, mezclado con el rojo, se vuelve anaranjado y tiende más al calor que puede llegar a agobiarnos. Este ejemplo lo podemos observar en el famoso cuadro de Edward Munch, El Grito.
Considerado como uno de los primeros cuadros expresionistas, el amarillo en sus diferentes tonalidades cálidas, combinado con el rojo nos provoca una sensación de agobio. Llegamos incluso a identificarnos con esa figura deformada y sin identidad que parece gritar desesperadamente.

CON EL AMARILLO, LAS POSIBILIDADES SON DIVERSAS
Porque es un color, que en su estado primitivo, tiende al ocre. Esta condición artísticamente lo envejece. Otro recurso conocido por diferentes pintores cuando el objetivo es dotar de profundidad y significación a la imagen.
Un ejemplo claro de su uso lo encontramos en el polémico Egon Schiele. El artista hace una combinación de la líneas y el color únicas con el objetivo de interpelarnos, cautivarnos y en cierto modo, escandalizarnos. Este artista solía imprimir un velo amarillento sobre la piel de sus figuras, llegando a conseguir que se convirtiera en una característica propia de su arte.

Otro ejemplo más clásico es Andrea Mantegna. El artista del renacimiento amarilleó la piel de Cristo con una finalidad diferente a la de su sucesor. En su caso se trataba de un recurso muy útil para reflejar el estado mortuorio del cuerpo de Jesús tras la crucifixión y darle la sensación de abatimiento que la situación reclamaba.

Otra de las clasificaciones dentro de la gama de los amarillos son los dorados. Estos tonos, que nos reportan directamente al oro, se han asociado a la riqueza y la opulencia.
EL COLOR AMARILLO EN ORIENTE
Estos aspectos están especialmente presentes en oriente. En china por ejemplo, era un color reservado para el emperador y su familia
Por lo tanto, vemos cómo el dorado se convierte en un símbolo de estatus y posición social. Esto se puede apreciar en el Templo de Kinkakuji, llamado también el Pabellón de Oro por las láminas compuestas de este material que lo recubren.

Sin embargo, esta fijación por el oro no es exclusiva de Oriente. En Occidente también se han dado épocas de verdadero fanatismo por el dorado destacando por el gótico y el arte bizantino.
Durante este periodo el gótico parecía inundarlo todo, siendo el fondo favorito de los artistas en el que ni las sombras ni la perspectiva ni la proporción eran tan importantes como la transmisión de los conceptos, como es en este caso, la divinidad y carácter sagrado de las figuras que se representan. Las escenas rebosan de luz y se adornan con detalles que relucen al choque de un rayo de sol o una vela encendida.

UNA POSIBILIDAD MÁS
La posibilidad de otorgar un tono más pardo o grisaceo a la gama de los amarillos. Esta acción provoca que nuestra perspectiva sobre él cambie totalmente. De forma que nos alejamos del sol para acercarnos a la enfermedad, la envidia, los celos y la preocupación. Podemos ver este uso en el cuadro La muerte de Marat, de Jaques-Louis David.

No son pocas las enfermedades que producen ese tono amarillento que nada tiene que ver con la alegría. Desde la ictericia, el escorbuto, el posparto, anemia, afección de los riñones… Desde luego la piel amarillenta ha sido sinónimo de afección profunda.

En definitiva, el color amarillo juega un papel importante en la significación de conceptos. Ahí radica su poder.
EL AMARILLO COMO FOCO DE LUZ
Un aspecto más técnico que los anteriores es aquel en el que amarillo se convierte en el foco de luz dentro de un lienzo.
Situar este foco dentro de un cuadro es un problema al que los pintores han tenido que enfrentarse a lo largo de los siglos ya que este punto de luz determinará formas, volúmenes, sombras, pliegues…
Durante el barroco, y gracias a la influencia de Caravaggio, el claroscuro se extendió, dejando escenas en penumbras en las que la luz se cuela por una esquina. Al incidir sobre los personajes los descubre y parece pillarlos infraganti en su actividad. Esa luz debe quedar reflejada en objetos, telas y facciones gracias al uso de los amarillos que se combinan con las sombras.

TEORÍA DE LOS COLORES COMPLEMENTARIOS: EL CASO DEL AMARILLO
En 1810 el poeta y científico alemán Johann Goethe publicó un texto conocido como La Teoría de los Colores. En ella ampliaba el círculo cromático que había planteado años atrás Isaac Newton en el que hablaba de la experiencia subjetiva que nos producen los distintos colores.
A cada uno de ellos le otorgó unas cualidades que más allá de la ciencia rozaban la poesía o la moralidad. Hablaba de nobleza, belleza, el bien, la utilidad o el sentido común. Lo interesante de esto es que Goethe ordenó los colores en un círculo de tal manera que, según él, unos colores llamaban o solicitaban al opuesto.

Según esta teoría el amarillo llamaría al azul y aunque esta idea está ya superada vemos que no son pocos los artistas que han encontrado en la combinación de amarillo y azul un gran binomio que funciona.

Van Gogh fue el gran experto en complementar estos dos colores, tal y como se puede ver en Trigal con Cuervos. Cuadro dividido en tres franjas diferenciadas por el azul, el amarillo y el marrón.

CASA AMARILLA DE VAN GOGH
Paremos un momento en Van Gogh. El artista sentía predilección por este color, y lo incluyó en gran parte de su obra dejándonos numerosos ejemplos. Desde los icónicos Girasoles, a El Dormitorio de Arlés, Terraza de Café por la Noche o La Noche Estrellada.

Esta obsesión con el color pudo deberse a una intoxicación por digital. Una planta de uso medicinal utilizada para tratar crisis depresivas, entre otras patologías. El problema es que un consumo excesivo produce una visión amarillenta de la realidad así como la visión de perfiles desdibujados. Características propias de la pintura de Van Gogh que podemos ver también en La Casa Amarilla.

EL AMARILLO Y LA BELLEZA
Además de lo mencionado antes, el amarillo se relaciona también con la sensualidad y la belleza.
Filosóficamente asociamos la belleza a lo bueno. Y si hay un personaje presente en el arte durante siglos que encarne la bondad absoluta es la Vírgen María. No nos debe de extrañar que el color de pelo con el que se la suele representar es el amarillo.

Esta fuerza sigue entre nosotros pues el cabello amarillo o dorado se ha convertido en sinónimo de exuberancia. Y si no que se lo digan a Marilyn Monroe, que desde la película Los Caballeros las Prefieren Rubias, se convirtió en la rubia más deseada del mundo.

LA PECULIARIDAD DEL AMARILLO EN EL TEATRO
Como hemos dicho antes este color tiene atribuciones contradictorias. Uno de los mundos en el que peor visto está este tono es en el teatro. Temido por los más supersticiosos, es presagio de mala suerte.
La leyenda cuenta que esto es debido a que el dramaturgo Moliere murió sobre el escenario representando El Enfermo Imaginario en 1673. Ese día el vestuario de Moliere era amarillo.

HOY EN DÍA: ARTE Y AMARILLO
A día de hoy el amarillo sigue siendo muy utilizado tanto en decoración como en márketing. Asociado al ocio, diversión y felicidad lo encontramos en infinidad de marcas.
La red de restaurantes McDonald´s, por ejemplo, cambió hace años su marca internacional. Prescindió del rojo para recurrir al verde y darle un lavado de imagen a la marca. De lo que nunca podrá prescindir es de su icónica M amarilla.


7 respuestas a «El poder del amarillo en el arte»
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