Herculano

HERCULANO, LA CIUDAD DORMIDA BAJO LA FURIA DEL VESUBIO

«Entre tanto, desde el monte Vesubio por muchos lugares resplandecían llamaradas anchísimas y elevadas deflagraciones, cuyo resplandor y luminosidad se acentuaba por las tinieblas de la noche.»

Plinio el Joven

HISTORIA DE LA CIUDAD, ERUPCIÓN Y EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS

Si pensamos en el Vesubio, inmediatamente se nos viene a la mente la famosa Pompeya. Pero hay vida más allá y un excelente ejemplo es Herculano, cuyo descubrimiento y estudio han aportado importantes conocimientos sobre como vivían los antiguos romanos.

Herculano era una pequeña población costera dedicada en su mayoría a la pesca, al cultivo de la vid y al comercio.

Antes de la llegada de los romanos habían poblado la zona diferentes pueblos como los oscos, los etruscos o los griegos, quienes crearon el entramado urbano tras conquistarla en el 479 a.C. 

Vista panorámica del yacimiento.

Los habitantes de Herculano eran en su mayoría lo que hoy podríamos entender por clase media, pues las diferencias con los más ricos no eran tan acentuadas como en otras zonas del Imperio.

Además, los libertos podían vivir con dignidad, pudiendo incluso llegar a desarrollar una carrera política, eso sí, a nivel municipal.

Sus orígenes se remontan a un hecho mítico. Según cuenta Dioniso de Alicarnaso, su fundación estaría en torno al año 1243 a.C. cuando el héroe Hércules se asentó en la zona tras su regreso de Iberia, estando su presencia en todos los rincones de la ciudad, convirtiéndose en una especie de patrón.

Detalle de un fresco con Hércules procedente del Augusteum.

Será ya en el año 89 a.C. cuando el territorio pase a manos romanas, recibiendo el título de municipium y creando un senado local. Años después, importantes familias patricias llegarán a la ciudad, provocando un enorme desarrollo urbanístico y dotando a Herculano de grandes villas lujosas y edificios imponentes.

Esta época de esplendor llegó a su fin en el año 62, cuando un inmenso terremoto provocó enormes daños en todo el trazado urbano, provocando la transformación social, económica y edilicia característica de su último periodo.

Así, Herculano pasó de ser un destino de ocio y ostentación de los más ricos a una ciudad de comerciantes de clase media.




Las grandes villas se dividieron en diferentes viviendas, incluso usando algunos de sus estancias para diferentes negocios. Los edificios civiles comenzaron a reconstruirse, con latentes modificaciones.

En esto estaban los habitantes cuando, en el año 79, una nueva catástrofe se cernió sobre ellos. El Vesubio erupcionó y arrasó con todo lo encontró a su paso.

Tradicionalmente se ha situado este hecho en el mes de agosto pero, recientes estudios han determinado que sería más probable que sucediese por octubre, gracias al hallazgo de frutos propios de esa época del año. 

Sea como fuere, cuando el Vesubio entró en erupción, la columna de gas, cenizas y piedra pómez que ascendió unos 15 kilómetros, fue arrastrada hasta llegar a Herculano, Pompeya y Estabia.

De las tres ciudades, Herculano es la que se llevó la peor parte, pues una nube ardiente cubrió la ciudad, provocando la muerte de gran cantidad de sus habitantes por shock térmico, casi volatilizándolos.

Por ello apenas se han encontrado restos humanos, a excepción de los hallados en los hangares de la zona portuaria, donde se escondieron esperando un barco que los sacase de aquel infierno. Un barco que nunca llegó.

Esqueletos hallados en la zona portuaria.

Pero la catástrofe tuvo un lado positivo, por así decirlo. La enorme colada de lava selló para siempre los edificios y los objetos que había en su interior, consiguiéndose así su conservación, llegando hasta nosotros algunos de los hallazgos más impresionantes de la Antigüedad, como son muebles de madera, documentos sobre tablillas enceradas o una cantidad ingente de pergaminos.

Cuna carbonizada.

Historia de las excavaciones

Su hallazgo fue completamente fortuito. Todo parte del descubrimiento casual de algunas esculturas en el llamado Pozo Nocerino, en las primeras décadas del siglo XVIII.

Estas primeras excavaciones fueron incitativa del príncipe D’Elbeuf, pero será a partir de 1738, gracias al apoyo de Carlos III de Borbón, rey de Nápoles por entonces y futuro rey de España, cuando se comiencen a explorar los restos de la ciudad sepultada por la lava gracias a un novedoso sistema de túneles.

Cuatro años antes, en 1734, llegó a Nápoles un joven ingeniero militar, de origen aragonés, Roque Joaquín de Alcubierre para ayudar a Carlos III en una serie de reformas edilicias.

A él se le encargó el trazado de la zona del Palacio de Portia, lugar elegido por Carlos III como residencia durante la temporada de caza.

Sería entonces cuando Alcubierre tuviese noticias acerca de que en la zona se hallaba oculta una antigua ciudad, como se había podido demostrar gracias a varios pozos situados en casas de la zona, en los que se habían encontrado elementos escultóricos. 

Roque Joaquín de Alcubierre.

A Alcubierre le picó la curiosidad y descendió por uno de ellos para comprobar con sus propios ojos qué es lo que se escondía bajo tierra.

Según su propias palabras halló «una porción de muro antiguo con revestimiento rojo». Durante ese día logró recopilar varios objetos que después mostró al rey, concediéndole permiso para realizar unas excavaciones arqueológicas.

Así, a través de pozos y túneles subterráneos se fueron hallando diferentes edificios, como el teatro, aún hoy bajo tierra, además de gran cantidad de objetos de toda índole.

El problema de volver a sacar a la luz la antigua ciudad romana es la gran cantidad de casas que hay en su superficie, donde se asienta la actual ciudad de Ercolano.

Aunque en época borbónica ya se detuvo el crecimiento de las poblaciones que en ese momento allí había y se expropiaron algunas casas, hoy es impensable.

El descubrimiento total de Herculano conllevaría la destrucción absoluta de la actual población. Por ello, gran cantidad de edificios aún permanecen bajo tierra, como el área del foro con su templos, el teatro, un posible anfiteatro, tumbas y la gran mayoría del terreno que ocupó la ciudad.




Actualmente son unas seis hectáreas las que nos permiten conocer cómo fue la vida de los antiguos habitantes de Heculano.

Un buen ejemplo es el tramo del Decumano Máximo, en el que se puede ver como era el sistema de circulación. Existían zonas peatonales, pavimentadas con arena batida, mientras las zonas de paso de vehículos estaba pavimentada con grandes losas.

Tenían ciertos métodos para reducir la velocidad en las calles, como colocar molinos de grano en medio de los cruces.

Decumano Máximo.

UN RECORRIDO POR EL YACIMIENTO

A pesar de que la mayoría de la ciudad aún permanece bajo una dura y gruesa capa de lodo volcánico, las zonas que se han podido excavar y dejar a la vista son impresionantes.

Desde la zona portuario, a un excelente ejemplo viario, pasando por las lujosas villas y los variados negocios que se desarrollaban a lo largo de toda la ciudad.

A través de un paseo por la zona arqueológica, vamos a conocer los lugares más importantes de la antigua Herculano.

El frente marítimo

Esta zona junto a la playa siempre fue usada para guardar las barcas y rendir culto a la divinidad de la navegación.

Será en el siglo I a.C, bajo el mandato de Augusto, cuando la zona se comenzó a urbanizar y a adquirir las características que hoy se pueden apreciar.

La zona portuaria se articula a través de terrazas, para salvar el desnivel del terreno.

En la parte superior de la terraza se conservan los únicos templos que hasta ahora han visto la luz, ambos consagrados a Venus, pero cada uno bajo una advocación de la diosa distinta, siempre relacionada con el mar y el comercio.

Además de a Venus, se rendía culto a divinidades como Minerva, Neptuno, Mercurio o Vulcano.

Relieve procedente del área sacra en el que se ven diferentes dioses.

Quizá la zona más noble sea la dedicada a Marco Nonio Balbo (de hecho, da nombre a la terraza), personaje insigne que se retiró a Herculano a pasar sus últimos días.

En el centro de la terraza se levantó la pira funeraria de Marco, justo donde después se ubicó una especie de altar. Detrás de éste, una estatua ecuestre, en la que Nonio aparece vestido de militar.

Aunque lo más sobrecogedor de todo se encuentra en los hangares. No por su arquitectura, sino por lo que esconden en su interior: los cuerpos de centenares de herculanenses que buscaron allí refugio mientras esperaban un hipotético barco, que nunca llegó, para huir.

Una nube de unos 400ºC acabó con sus vidas. Huyeron con lo más importante que tenían: sus joyas, ahorros u objetos que podían ser de utilidad.

De hecho, entre los esqueletos, se ha encontrado el de un soldado, que aún lleva su armadura, una espada y diferentes objetos.

Como curiosidad, en 1982 se encontró en la zona de la playa una barca encallada en la arena, boca abajo, con unos 9 metros de largo y 3 de ancho.

La Palestra

La única palestra encontrada en el yacimiento (hasta ahora) que no está asociada a ningún complejo termal, cosa que era bastante común.

En un principio se la confundió con un templo, no sólo por el amplio vestíbulo y las dos grandes columnas que flanqueaban la entrada, sino también por haberse encontrado una inscripción que alude a la reconstrucción de un “templo a la madre de los dioses” además de esculturas de Isis, Atis y Harpócrates.

Más tarde se concluyó que esos restos fueron arrastrados hasta el lugar por la lava.

La palestra era usada para ejercitarse, no únicamente de forma gimnástica, sino también en el manejo de las armas.

Además de las diversas disciplinas gimnásticas que solían tener lugar en este tipo de edificaciones (lucha, pugilato y pancracio) también se podía practicar natación, como se deriva de la gran natatio central, en cuyo centro se situaba una fuente de bronce con la Hidra de Lerna.

Un elemento muy destacado de esta palestra se encuentra en el aula absidal, con una bellísima decoración, inspirada en las escenografías teatrales helenísticas.

También contaba con mensa agonística, lugar donde se depositaban los premios de los jóvenes vencedores en los juegos que allí se realizaban.

Los grandes edificios públicos: la Curia Augustana, la Gran Basílica y la Basílica Noniana

La Curia Augustana fue encontrada por Alcubierre en 1739 a través de un nuevo pozo. Desde él no solo pudo examinar este edificio, sino otros dos, todos pertenecientes al foro: la Basílica Noniana y la Gran Basílica o Augusteum.

La curia fue excavada por completo en los años 60, descubriéndose sus bellas pinturas y algunos epígrafes que ayudaron a reconstruir la historia del edificio.

El edificio fue remodelado en época de Nerón, tras el terremoto del año 62. Por suerte se han conservado las pinturas, que responden al cuarto estilo pompeyano, pero nada ha sobrevivido de las esculturas, a excepción de las placas que recuerdan la situación de las piezas.

Entre los frescos se puede distinguir a Hércules, entre Juno y Minerva, mientras recibe un premio por haber concluido las pruebas que le impuso Euristeo (los famosos doce trabajos).

En cuanto a la Gran basílica o Augusteum contaba de una gran plaza porticada con un amplio vestíbulo, también porticado que estaba flanqueado por dos arcos cuadriformes.

Hubo un largo período de tiempo en el que se pensó que la basílica era un lugar para rendir culto a los emperadores ya difuntos pero recientes estudios apuntan a que sería una zona dedicada a que los ciudadano ejercieran su derecho al voto, como se puede discutir de una placa de mármol con una especie de censo de votantes.

Tanto las pinturas como la escultura que decoraba la basílica se extrajeron en tiempos de las excavaciones borbónicas, exponiéndose en el Palacio Portici (hoy están en el Museo Arqueológico de Nápoles).

Entre las esculturas destacan una estatua ecuestre de Marco Nonio Balbo o estatuas imperiales de Augusto y Claudio. En cuanto a los frescos, dignos de mencionar son los de Teseo y el Minotauro o el de Aquiles y el Centauro Quirón.

En cuanto a la Basílica Noniana se constituía como basílica civil, sede del poder judicial del municipio y también fue explorada a través de los túneles subterráneos de época borbónica.

Formada por una gran sala rectangular y un amplio espacio absidal al fondo, tenía cuatro accesos. Su interior estaba decorado con estatuas de Nonio Balbo y su familia (su madre, su padre y su esposa).

Cabeza de amazona.

Uno de los hallazgos más impresionantes ocurridos en esta basílica es de la cabeza de una amazona, que aún conserva parte de su pintura original, con el cabello en color sanguina y trazos muy sutiles para marcar las cejas, las pestañas y las pupilas.

Las termas

Por ahora son tres los complejos termales hallados: las termas centrales o del foro, las termas suburbanas y las que podrían haber pertenecido a una de las grandes residencias suburbanas.

Todas se conservan de forma sorprendente gracias a que la colada de lava entró por las claraboyas superiores y colmató el interior, impidiendo que los techos cayesen.

Termas suburbanas.

Quizá las más destacadas, en cuanto a decoración, sean las termas centrales.

Con zonas de baño diferenciadas para hombres y mujeres, será el apodyterium (vestuario) femenino el que muestre un espectacular mosaico en el que su puede ver al dios Tritón junto a un Eros alado, un pulpo y un calamar, mientras que sujeta en su mano derecha un timón y en la izquierda un pez.

Los diferentes negocios de Herculano

Como toda ciudad, Herculano contaba con numerosos negocios de diversos tipos: talleres para trabajar la lana, joyerías, panaderías o diferentes establecimientos donde tomar un refrigerio.

Entre estos hay que hacer una diferenciación basada en lo que se ofrecía en cada local.

En la popina se podía tomar un vaso de vino de pie junto a la barra; en la caupona este vino se acompañaba de algún aperitivo; y en el thermopolium ya podías comer algo más contundente, siendo lo más parecido a los restaurantes actuales, pues podías comer un guiso sentado en alguna de sus mesas.

Thermopolium.

En cuanto a la situación de estos edificios no era algo aleatorio, sobre todo en el caso de los thermopolia, situados en los cruces de las calles más importantes y a las entradas de los edificios públicos. Por otro lado, las popinae y caupona si que se encontraban más esparcidas por la ciudad.

Otro ejemplo de negocio hallado en Herculano es una tienda de paños, situada en una de las habitaciones de la imponente casa del Tabique de Madera.

Este lanarius se dedicaba a prensar los paños que se tejían en otras tiendas. Esa prensa la hacían con un torcular, una prensa accionada por la rotación de dos grandes tornillos, bajo los que se colocaban los tejidos. En este lugar se ha encontrado este aparato, el único ejemplar conservado en el mundo.

Como curiosidad, en una de las panaderías se encontró, en el interior del horno, una hogaza de pan, completamente carbonizada, pero en al que se parecía perfectamente cual era el tipo de pan que se consumía, con incisiones en su parte superior que permitían partirlo en ocho trozos.

LAS GRANDES CASAS DE LA ARISTOCRACIA HERCULANENSE

Las viviendas más nobles y lujosas se sitúan en uno de los barrios que hoy se pueden visitar, además de poder contemplar otro tipo de viviendas de clase media, más dedicadas al comercio y claramente con menos lujos.

Vamos a hacer un repaso de algunas de esas villas más nobles, claro ejemplo de la vida en el antiguo asentamiento y que, en su mayoría, se levantaron hacia finales del siglo II a.C.

La casa del relieve de Télefo

Llamada así por el relieve encontrado que alude a este tema, relacionado con Télefo, hijo de Hércules. Esta inmensa vivienda pudo pertenecer a la familia de Marco Nonio Balbo (a partir de la segunda mitad del siglo I a.C.)

En su majestuosa entrada se situaba un gran banco corrido de obra donde los clientes esperaban para ser recibidos por el pater familias. Desde la misma puerta de entrada se podía ver su interior, con un bellísimo atrio.

La casa contaba, además, con establos y un gran jardín,dentro otras estancias, como los triclinia, habitaciones donde se comía y bebía recostados en divanes.

Uno de los hallazgos más importantes relacionados con esta casa es el artesonado que cubría los triclina, en parte decorado con pan de oro.

Cuando sucede la erupción, los movimientos sistémicos provocaron que se derrumbase sobre la playa y por ello se ha podido conservar. Es el único artesano conservado de época romana.

La casa del tabique de madera

Este nombre tan curioso procede de una especie de portón que hacía las funciones de tabique, pues cuando se cerraba, aislaba la estancia completamente del exterior. Estas puertas se han conservado perfectamente (carbonizadas, eso sí).

La vivienda es la unión de dos casas anteriores, datadas de época tardorrepublicana, de ahí que muestre dos entradas, con bancos corridos en ambas para la misma función que el banco de la casa del relieve de Télefo.

La sala que se aislaba mediante las puertas de madera era el tablinum, que permanecía abierto la mayor parte del día para recibir a la clientela. Pero tenía otra función, la de ostentación.

En este lugar había una mesa de mármol y, sobre ella, el ajuar más lujoso de la familia para que, desde fuera, pudiesen ver el poderío de sus habitantes.

Como la mayoría de las casas de este tipo, su interior estaba decorado con frescos. En concreto, esta vivienda presentaba pinturas del tercer estilo pompeyano.

La casa de Neptuno y Anfitrite

Toma este nombre del hermoso mosaico que adornaba el triclinium estival. Y es que en esta casa es quizá donde mejor se conservan los colores de la Antigua Roma.

En este triclinium se concentran las más bellas decoraciones. Además del citado mosaico de Neptuno y Anfitrite, donde ambos se sitúan bajo media cúpula en forma de concha, hay un segundo mosaico que revestía el ninfeo decorado con parras, cántaros o flores y frutas.

Este triclinium contaba con tres lechos realizados en obra que se situaban en torno a  una piscina central, que tenía una fuente de la que brotaba agua constantemente.

No sólo encontramos mosaicos en esta estancia.

En la parte superior del muro se podía ver una máscara de sileno, máscaras teatrales en la parte alta del ninfeo y un fresco en una pared lateral (al lado del mosaico de Neptuno y Anfitrite) que simula un jardín con diferentes plantas, una balaustrada y aves.

La villa de los Papiros

Sin duda la villa más grande y lujosa de todas cuantas se construyeron en Herculano. Situada a las afueras de la ciudad, junto a la playa, aún hoy no se sabe a ciencia cierta a quién perteneció.

A esto contribuye que la mayoría no ha podido ser excavada por estar situada bajo el suelo de la alta población.

Aunque para conocer como fue en su momento de máximo esplendor hablar que viajar hasta Malibú (California) donde el magnate Paul Getty se hizo construir una réplica exacta basándose en las descripciones de época borbónica y en los planos detallados salido de la mano de Karl Weber.

Villa Getty.

Descubierta en 1750, su entrada principal se abre hacia el mar, con un gran patio que daba acceso a un atrium toscano cuyo impluvium central se transformó en ninfeo, decorado con escultura de Cupido.

Contaba con un inmenso perystilum en el que había una enorme piscina central, plantas, esculturas, fuentes… casi un museo de arte del momento debido a la gran cantidad de obras de arte que allí se situaban.

Este perystilum contaba con un pórtico rodeado por 70 columnas y medía 100 x 37 metros. Durante las excavaciones se hallaron alrededor de 80 piezas escultóricas, tanto en bronce como en mármol.

Sileno ebrio procedente de la villa.

Pero será una de las habitaciones el gran hallazgo sin precedentes en la historia lo que hará famosa esta villa (y le dará su nombre). En una sala dedicada a la biblioteca se hallaron centenares de papiros colocados en una gran librería y estantes de madera.

Gracias a las nuevas tecnologías se ha podido leer algún que otro fragmento de estos papiros a través de rayos X. Además, principios de 2023 se convocó un concurso para premiar a quien lograse desarrollar un programa que pudiera descifrar el contenido de estos rollos.

Luke Farritor diseñó un algoritmo capaz de descifrar algunas palabras, como porphyras, termino griego usado para referirse al color purpura.

Rollo de papiro carbonizado.

EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE NÁPOLES

Este museo, uno de los más antiguos del mundo, tiene su origen en la exploración de la ciudades cercanas al Vesubio (Pompeya, Herculano y Estabia) en época de Carlos de Borbón, que fue rey de Nápoles desde 1734, supervisando también la creación del Museo Farnesiano, trasladando parte de la enorme colección que heredó de su madre.

Será con su hijo, Fernando IV cuando se una esta colección y los hallazgos de las excavaciones arqueológicas en la que fuera sede de la Universidad, conformando el Museo Ercolanese dentro del Palacio de Portici.

La sede actual pasó por una serie de remodelaciones y ampliaciones, concibiéndose como un museo no sólo de carácter expositivo, sino también de investigación, al contar con diversos institutos y laboratorios que fueron trasladados a otros lugares en 1957, año en el que también se trasladó la colección de pintura a Capodimonte, creándose así el actual Museo Arqueológico.

Mosaico con Dioniso ebrio.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

MATYSZAK, PHILIP; «24 horas en la Antigua Roma. Un día en la vida de sus habitantes». EDAF, 2018.

VV.AA. «Colección «Arqueología» National Geographic. Herculano». RBA, 2017.

MUSEO ARQUEOLÓGICO DE NÁPOLES.

https://mann-napoli.it

NATIONAL GEOGRAPHIC

https://historia.nationalgeographic.com.es

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