Juan de Mesa. IV centenario del Cristo de la Conversión

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LAS OBRAS PRINCIPALES DE JUAN DE MESA

Juan de Mesa y Velasco fue bautizado el 26 de junio de 1583 en la iglesia de San Pedro de Córdoba. Será en 1606 cuando se traslade a Sevilla para ingresar en el taller de Juan Martínez Montañés. Colaboró con el jiennense hasta desarrollar un estilo propio con el que llegó a independizarse en la collación de San Martín de Sevilla.

Su producción artística fue muy amplia pese a su corta vida, ya que murió de tuberculosis en 1627. Contaba con 44 años de edad. Muchas de sus obras no estaban documentadas, lo que produjo que con el paso del tiempo la mayoría de estas imágenes fueran atribuidas a su maestro, Montañés.

Tendríamos que ir a la localidad sevillana de Fuentes de Andalucía para encontrar su primera obra documentada. Se trata de un San José con el Niño, que fue encargada para entregarla en blanco. Su policromía actual está datada en el siglo XVIII.

Pero si por algo destacó Juan de Mesa es por desarrollar y hacer evolucionar la iconografía del crucificado. Su siguiente obra inició un serial de Cristos en la cruz con el que comenzó a denotarse un estilo propio y diferenciado al de su maestro.

Se trata del Cristo del Amor, realizado entre 1618 y 1620. Se encuentra en la iglesia colegial del Divino Salvador, aunque fue encargado para la iglesia de Santa Catalina de Sevilla. Fue una obra en la que no permitió que nadie más que él interviniera y dejó constancia de ello por escrito:

“Por mi persona sin que en ella pueda entrar oficial alguno”.

Seguidamente, realizaría la obra que nos ocupa, el Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón en 1619. La analizaremos más adelante. Continuaría en 1620 con la talla del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de la Hermandad de los Estudiantes. Fue un encargo de la Hermandad de Sacerdotes de la Compañía de Jesús que se encontraba en la iglesia de la Anunciación. Cabe señalar que lo realizó con corona de espinas tallada. Posteriormente, por criterios estéticos la actual hermandad optó por retallar la imagen y suprimirla.

Una de las imágenes procesionales que más fama le ha dado a lo largo del tiempo a Juan de Mesa fue la de Jesús del Gran Poder en 1620. En esta talla se concentra el barroquismo del momento creando una escena totalmente imposible. El imaginero cordobés demuestra su dominio con la amplia zancada que realiza la imagen, mostrando el sobreesfuerzo que hace Jesús al cargar con la cruz sin vencerse.

El encargo de la Hermandad del Gran Poder no sólo se centraría en la talla del Señor sino que también le encomendó a Juan de Mesa la realización de un San Juan para acompañar a su dolorosa.

En 1622 termina el Nazareno de la Rambla, en Córdoba. Desconocida para el público general. Sin embargo, es de las imágenes mejor ejecutadas técnicamente. Como el Gran Poder de Sevilla, con el que la similitud salta a la vista, tiene brazos articuladas.

Siguiendo su listado de crucificados, en 1622 acabó el Santo Cristo de la Agonía que desde 1626 se encuentra en la localidad de Vergara, en Guipúzcoa. Una talla que ha recuperado todo su esplendor tras la magnífica restauración realizada en el IAPH.

Realiza dos crucificados en 1623. Uno, el Cristo de la Misericordia del convento de Santa Isabel de Sevilla, un crucificado vivo que dirige su mirada al orante. Hay que recordar que su maestro, Juan Martínez Montañés, ya realizó una talla de un crucificado dirigiendo la mirada a aquel que se le acercara, el Cristo de la Clemencia en 1606. Año en el que Juan de Mesa entró a formar parte de su taller.

La otra talla se trata del Cristo de la Misericordia de la colegiata de Osuna, en este caso un Cristo muerto en la cruz que guarda muchas similitudes estéticas con el Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes, lo que demuestra que sus modelos tienen éxito y son demandados. En 1624 cierra su ciclo de crucificados con dos tallas. El Cristo de la iglesia de San Pedro de Lima (Perú) y el Cristo de la Vera Cruz de las Cabezas de San Juan. Sus últimas obras documentadas son del periodo de 1626 y 1627, se trata de un San Ramón Nonato realizado para el convento de la Merced Descalza, hoy Museo de Bellas Artes de Sevilla. La otra talla es la Virgen de las Angustias de Córdoba, destinada para la iglesia de San Agustín.

También se le atribuyen la ejecución de algunas dolorosas. Como es el caso de la Virgen del Valle, que ha sido intervenida por diversos autores. La obra que hoy tenemos bien poco tiene que ver con la que, posiblemente, realizara Mesa. La otra imagen que se le atribuye es la Virgen de la Victoria de la Hermandad de las Cigarreras que, como en el caso anterior, poco nos llega de la talla original tras las intervenciones de Astorga (1803), Baglietto (1859) y Buiza (1979).

Se le atribuye un crucificado más a su lista, se trata del Cristo que se encuentra en la basílica de la Almudena, que en principio fue realizado para la colegiata de San Isidro en Madrid. Vuelve a repetir el modelo del Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes.

En cuanto a tallas atribuidas la lista es muy amplia, como puede ser el Cristo Yacente de la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla, en el que seguramente intervino el taller en la ejecución de la imagen.

En cuanto a santos, se le atribuye la imagen de San Nicolás de Tolentino. Un santo poco representado y que se encuentra en el Museo de Escultura de Valladolid. Recuerda al San Jerónimo que realizara su maestro, Juan Martínez Montañés. Aunque éste va un paso más allá en el trabajo anatómico y en el de los ropajes.

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL CRISTO DE LA CONVERSIÓN

  • Título: Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón.
  • Autor: Juan de Mesa y Velasco.
  • Cronología: 1619.
  • Estilo: Barroco.
  • Técnica: Escultura en madera de cedro y policromada.
  • Ubicación: Capilla de Montserrat (Sevilla, España).

El Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón se trata de una imagen tallada por el imaginero cordobés Juan de Mesa, realizada en madera de cedro y policromada por Raxis. En el contrato se especifica que la talla debía medir nueve varas de alto, 1.92 metros.

Si nos fijamos, podemos observar uno de los detalles habituales en el dramatismo que imprime Juan de Mesa a sus tallas. Una de las espinas de la corona se clava y atraviesa la oreja derecha. La imagen sufrió una importante restauración en 1851 cuando el escultor Gabriel de Astorga le realizó unos ojos de cristal, en sustitución de los que tenía tallados. Se conocen dos intervenciones posteriores, una en 1928 que no está documentada quién la realizó, y otra en 1972 por José Rivero Carrera.

Podemos decir que el Cristo de la Conversión es la primera obra personal de Juan de Mesa. Pese a que ya habría realizado anteriormente otras obras firmadas, aquí es capaz de separarse de la línea de su maestro, Juan Martínez Montañés. Las dimensiones, la gestualidad del Cristo le permiten crear una obra muy expresiva y que es capaz de mostrar su fuerza sobrehumana pese al martirio que está padeciendo.

Procesiona el Viernes Santo en un paso de misterio completado por los dos ladrones (Dimas y Gestas) crucificados y la Magdalena llorando al pie del Calvario. Los ladrones son obras de Pedro Nieto en 1628 y la Magdalena se trata de una imagen adaptada de una talla anterior de una santa dominica. Todo este conjunto gira en torno a la conversación entre Cristo y Dimas, que como recogen los evangelios le dice:

“Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.

Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. (Lc 23, 39-43).

Juan de Mesa consigue a la perfección trasmitir a través de esta imagen el evangelio que con el juego efectista del Barroco llega al fiel a través de un Cristo dialogante, capaz de mostrar su Misericordia a la hora de que se le acerque cualquier devoto.

Un estilo que no se ha quedado en el siglo XVII, que está latente y presente cuatro siglos después en Sevilla. La Hermandad de Montserrat, con muy buen acierto, ha organizado la exposición “Juan de Mesa y la Hermandad de Montserrat” en el Ayuntamiento de Sevilla con la colaboración de hasta 37 artistas que han mostrado su visión de la corporación del Viernes Santo.

Afortunadamente, se han podido ver imágenes de todo tipo, hasta con la aportación contemporánea. Una imagen de José Alberto Jiménez Jurado en la que podemos ver cómo la talla barroca del martirio de San Juan Bautista está servida y envuelta en una bandeja cubierta de plástico. Una demostración de cómo la ciudad sigue conservando herméticamente el estilo barroco cuatro siglos después.

BIBLIOGRAFÍA

AA.VV.: 400 años de la hechura del Cristo de la Conversión del Buen Ladrón. Sevilla. 2019.

ANGULO ÍÑIGUEZ, Diego: Historia del Arte. Tomo II. Madrid. 1985.

DUCHET-SUCHAUX, Gaston y PASTOUREAU, Michel: Guía iconográfica de la Biblia y los santos. Madrid. 2009.

PINEDA NOVO, Daniel: Escultura e imaginería. Sevilla. 1981

ROLDÁN SALGUEIRO, Manuel Jesús: Iglesias de Sevilla. Sevilla. 2010.

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