Klimt y el «Raubkunst»

El testimonio de Maria Altmann sobre el expolio de obras de arte que sufrió su familia por los nazis

“Señora Altmann, su tía está en esa esquina: ¿Lista para reunirse con ella?- María se aproxima al cuadro y se emociona al verlo. Hubertus se refiere al cuadro de Klimt y comenta:-. Con razón o sin ella, ha quedado incrustada en la identidad austriaca: un icono nacional. Adele se ha convertido en parte de la psicología del país”.

Estas son las palabras pronunciadas en una de las escenas del film inglés La dama de oro (2015, Simon Curtis), cuando María Altmann (Helen Mirren -Londres, 1945-) acude a la Galería Belvedere de Viena para reencontrarse con un cuadro que el mismísimo Gustav Klimt (Viena, 1862-1918) pintó para su familia y reclamar su posesión.

Hubertus Czernin (Daniel Brühl -Barcelona, 1978), periodista de investigación austriaco, es uno de los que la acompaña y asesora en la consecución de su objetivo.

Caminando por la sala de la galería se escucha la voz de una guía que ahonda en la descripción contextual de un cuadro tan emblemático como el de la dama de Klimt:

“La Adele de oro de Austria: retratada por Klimt. Es uno de nuestros cuadros más famosos; un glorioso ejemplo del patrimonio de Austria”.

Tras el cuadro, la cara oscura: este se expuso en la Galería Belvedere desde el momento en que fue expoliado por los nazis, siendo cinco el total de piezas que lograron afanarse de este pintor.




El expolio de obras de arte de familias judías por parte de los nazis

Nos situamos en el preludio de la Segunda Guerra Mundial. En 1938, cuando se anexionó Austria a la Alemania nazi, numerosos bienes fueron arrebatados a familias judías, incluyendo cuadros y otras obras de arte.

Como tantas más, la familia de Altmann había vivido el atropello y la tropelía de aquellos generales invadiendo su casa y saqueando todas sus pertenencias.

De entre todos aquellas obras, los nazis se quedaron con cinco que habían sido pintados por Klimt para la familia de María: Adele Bloch-Bauer I (la que sería llamada por los nazis La dama de oro) y II; Casas en Unterach, a orillas del lago Attersee; Manzano I y Hayedo I.

Los deseos de Altmann finalmente fueron concedidos. Iniciar aquella batalla fue posible gracias a una ley, la Declaración de Washington de 1998, que establecía que los museos austríacos habrían de revisar sus catálogos para determinar si alguna de sus obras pertenecía a las usurpadas por los nazis.

Con 82 años, María comenzó el camino hacia su reencuentro con aquellos bienes tan preciados y que le pertenecían por herencia con el apoyo de su abogado Randol Schoenberg (que en la película es interpretado por Ryan Reynolds, -1976, Canadá-). Este era descendiente del compositor judío y también vienés Arnold Schoenberg.

María Altmann fue sobrina de Ferdinand Bloch-Bauer, rico coleccionista judío. Su esposa, Adele Bloch-Bauer, es la protagonista de La Dama de oro, posando para que Klimt la rodease del metal más noble para toda la eternidad.

Adele le pidió a su esposo -en un documento no vinculante- que las obras de Klimt fueran expuestas en la Galería estatal Belvedere, pero sin embargo el hombre decidió legárselos a sus sobrinos, sin contar con que en 1938 fueran arrebatadas por los nazis.

El retrato fue entonces expuesto durante más de seis décadas en las paredes de la Galería Belvedere de Viena.  

María huyó hacia EE.UU. con destino a Colonia. Viviría allí en una casa que había comprado con su tía Adele hasta instalarse definitivamente, en 1942, en California, donde permanecería hasta su muerte, en 2011.

El punto clave para la resolución de la petición de María fue apoyarse en el testamento en el que su tío reflejaba expresamente el deseo de que los cuadros de Klimt fueran heredados por sus tres sobrinos.

En 2005 Altmann y la República austríaca acordaron acudir a un arbitraje cuyo dictamen fuese vinculante, y finalmente, en abril de 2006, 14 miembros de dos familias de víctimas del Holocausto fueron indemnizados con 21,9 millones de dólares.

La Dama de oro fue una de las primeras obras en ser restituidas a sus legítimos poseedores, a pesar del icono cultural tan importante que significó para Austria.

Cuando lo tuvo en su poder, María decidió vender el retrato de su tía al magnate de cosméticos y presidente de la Neue Galerie de Nueva York, Ronald S. Lauder, por la cifra de 135 millones de dólares.

A cinco años de su fallecimiento logró, por fin, encontrar la paz por recuperar lo que siempre le perteneció y le fue robado ilegalmente.

Quien fue Adele Bloch-Bauer, tía de María Altmann

Bloch-Bauer fue una mecenas vienesa de principios del siglo XX. Su padre dirigía uno de los mayores bancos austriacos y se casó con el magnate azucarero Ferdinand Bloch, tío de María Altmann, que se exilió a Suiza cuando los nazis invadieron Austria.

Revolucionaria para su época, presidió un salón cultural y apoyó con furor el sufragio femenino. Falleció con solo 43 años de meningitis.

Fue siete años antes de fallecer cuando fue retratada en el lienzo de Klimt, encargado por Ferdinand en 1903.

Los cuadros arrebatados por los nazis a la familia judía de María Altmann

Empecemos con la más conocida: La Dama de oro (en inglés Woman in gold), un cuadro que llegó a identificarse como una seña de identidad austriaca.

Originalmente se llamaba Retrato de Adele Bloch-Blauer I, pero los nazis cambiaron su nombre para camuflar su origen judío y dejar en evidencia que lo poseían por haberlo robado.

El cuadro, óleo y oro sobre tela, se completó en 1907 y está, como decimos, en una sala de la Neue Galerie de Nueva York desde 2006, siendo en ese momento la pintura de mayor valor -económico- del mundo.

Raubkunst
Retrato de Adele Bloch-Bauer I o La Dama de oro, Gustav Klimt (1907)

Aunque comenzó su carrera dentro de un estilo tradicional e historicista, Gustav pronto se fue convirtiendo al modernismo, siendo miembro de la Secesión vienesa, grupo de artistas que se encargaron de romper con los parámetros pictóricos anteriores.

El Maestro vienés tardó tres años en completar este cuadro. Esta pintura llegó a posicionarse como la pieza central de la Galería neoyorkina. “Esta es nuestra Mona Lisa…” sostuvo en alguna ocasión el propio Lauder, propietario de la Neue Galerie.

Compositivamente, el lienzo se colma mayoritariamente de pan de oro casi en su totalidad, procurando aproximarse a los mosaicos bizantinos de Rávena.

Mosaico bizantino de Rávena

La inspiración está clara en el uso del oro y las piezas dispuestas a modo de teselas de mosaico, así como la representación de los personajes con ricas joyas -el collar de diamantes de Adele-; incluso en los ojos almendrados de la muchacha y su maquillaje.

El marido de la muchacha fue quien quiso homenajearla con el pintor más exitoso del momento en Austria -por su fama y personalidad carismática Klimt llegó a ser apodado der Köning (“el rey”). Sus retratos eran de lo más codiciado entre las gentes de la élite vienesa.

Klimt la retrató dentro de la exuberancia y el erotismo. Una mirada penetrante, aunque con gesto de cierta languidez que camufla la insatisfacción vital de una joven que sufría de constantes migrañas por el estrés: a sus veintidós años había vivido dos abortos y tuvo que soportar la muerte de un recién nacido. La vida desgraciada de una mujer que aparentemente poseía todo cuanto podría desear, rodeada de belleza y lujos.

En Retrato de Adele Bloch Bauer I o La Dama de oro, como la llamarían los nazis tras usurparla, fue la primera vez que Klimt retrató a Adele, pero no sería la única vez. Al parecer, de hecho, el artista y la mecenas podrían haber llegado a mantener una relación sentimental.

Retrato de Adele Bloch Bauer II fue pintada entre 1912 y 1913. Volvemos a ver en ella un semblante desafiante y solemne. En esta ocasión el artista la pinta en tonalidades frías y engalanada con la vestimenta propia de una elegante dama de principios del XX.

El fondo combina tonalidades ciruela, verdes y azules con motivos ciertamente naif, como florecitas y otros motivos figurativos.

La obra fue una de las subastadas por Christie´s y en 2014 fue vendida por 88 millones de dólares a la presentadora y periodista Oprah Winfrey (1954, EE.UU.), que se lo vendió a su vez por 150 millones de dólares a un comprador chino no identificado.  

Raubkunst
Adele Bloch-Bauer II, Gustav Klimt (1912-1913)

Dentro del simbolismo y de los cuadros que Austria devolvió a la familia judía que se retrata en la película está Casas en Unterach a orillas del lago Attersee, pintada por Klimt tres años más tarde que el segundo retrato de Adele, en 1916.

Este óleo sobre lienzo está ubicado en la Galería del Belvedere y retrata la localidad de Unterach. Un paraje lleno de calma y sosiego a las orillas del lago Atter, inspiración para paisajes infinita en Klimt.

Esta pertenece a una serie de obras experimentales donde el pintor se alejaba de la línea puramente figurativa con figuras antropomorfas. Klimt se colocaba con su caballete en una barca, frente a aquellas casitas del lago para retratar aquel rincón -como así lo haría Monet con sus paisajes-.

Esas casas parecen recordar a la estampa japonesa estando tan juntas y al mismo tiempo le sirve a Klimt como guiño al cubismo.

De la misma manera, se observa también la inspiración del autor vienés por el “cloissonismo” de Gauguin, siendo que la pincelada recuerda más a tendencias impresionistas al ser rápida y deshecha. Presenta algunas zonas invadidas por el puntillismo.

Según C.M. Nebehay, Klimt así se convierte “en uno de los más importantes paisajistas de su época”, siendo capaz de aunar diversos estilos llevándoselo a su propio terreno.

Casas en Unterach a orillas del lago Attersee, Gustav Klimt, 1916

Entre ambos retratos sobre la bella joven de la que tanto hablamos en este post, Klimt pintó en 1912 un óleo sobre tela: Manzano I.

Esta pieza pertenece a la colección privada de Bloch-Bauer, en Viena. Aquí el puntillismo cobra el protagonismo salpicando de florecitas y chispas de luz y color la totalidad del lienzo, ahogando el espacio y desafiando el horror vacui espacial.

Y aún con este espacio tan abigarrado Klimt fue capaz de plantear tres planos de profundidad: las florecitas del primero, el intermedio donde se sitúa el propio manzano y el vasto follaje del fondo.

Manzano I, Klimt (1912)

Pero, de este grupo de piezas que se le devolvió a la familia judía que nos ocupa, la primera en ser pintada fue El Hayedo I, en 1902. Se trata de un óleo sobre lienzo que se mueve entre el modernismo y el Art Nouveau y retrata un personaje otoñal, con un naturalismo que podría recordarnos al negativo de una fotografía.

Aquí Klimt capta con precisión la luz que se recibe en zonas de umbría de un bosque en esta estación del año, con el suelo plagado de hojas secas caídas de árbol caduco.

Raubkunst
Hayedo I, Gustav Klimt (1902)

Raubkunst, o el arte expoliado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial

El término raubkunst designa algo muy concreto: el expolio de obras artísticas que los nazis perpetuaron entre 1933 y 1945 sobre el pueblo judío. Obras “enajenadas o perdidas debido a la persecución de los nazis”.

Como la familia de María Altmann, muchas familias sufrieron este crimen, sobre todo dentro de la comunidad judía que se encontraba tanto dentro del Reich como de todas las áreas ocupadas por alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

El robo se llevó a cabo mediante entidades específicamente creadas para este fin y en 1945 fue calificado como crimen de lesa humanidad en la Carta de Londres del Tribunal Militar Internacional (Estatuto IMT).

Se estima que unas 600.000 obras de arte fueron arrebatadas en total. Los datos son estos: 200.000 en Alemania y Austria; 100.000 en Europa occidental y 300.000 en Europa del Este.

Actualmente hay unas 10.000 obras susceptibles de ser identificadas y que se encuentran diseminadas por el mundo que aún no han sido devueltas a sus legítimos propietarios.

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WEBGRAFÍA

Elespanol.com. Así fue Adele Bloch-Bauer: la mujer que inspiró a Klimt a pintar dos obras icónicas. (Cristina de Alzaga, 13 de junio de 2022).

Cultura colectiva. La dama de oro y la vergonzosa historia detrás del cuadro más famoso de la historia del arte (22 de enero de 2023)

Elmundo.es. Austria tendrá que devolver cinco cuadros de Klimt expoliados por los nazis a sus legítimos propietarios -valorados en 135 millones de dólares- (16 de enero de 2006)

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