COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO SOBRE LA ETIQUETA DE ANÍS DEL MONO
En estas fechas navideñas de la Covid-19 se notará la ausencia de muchos familiares y los famosos allegados, pero seguramente que no faltará en estos hogares la presencia de la botella de anís del mono. No sólo por ser una bebida espirituosa que calienta el cuerpo y el propio ánimo, sino que es utilizada como instrumento musical muy indicado para marcar el ritmo de los villancicos que este año entonaremos, con sus correspondientes medidas sanitarias y de distanciamiento.
El origen de esta empresa hay que situarlo en 1870 con la creación de la fábrica de los hermanos Vicente y José Bosch y Grau en Badalona. Este edificio industrial fue declarado patrimonio histórico en el año 2007 y pertenece desde 1975 a la compañía de Osborne, quien se encarga de la distribución actualmente.
La familia Bosch contaba con negocios en América y posiblemente de ahí venga el apodo que recibe el anís, ya que se cree que en uno de sus barcos vino hasta la península un mono que fue adoptado en la fábrica. Por eso, los habitantes de Badalona empezaron a llamar a esta bebida como el anís “del mono”.
La historia de la difusión de la marca hay que iniciarla en 1897, cuando el propio Vicente Bosch convoca el primer concurso de carteles que se realiza en España con el objetivo de seleccionar el mejor para su empresa. Al año siguiente, se celebró y consiguió el primer galardón Ramón Casas con su obra “Mona y mono”. El pintor catalán fue uno de los impulsores del modernismo, ya que financió el bar conocido como Els Quatre Cats en Barcelona. Un edificio realizado por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch, que fue el centro de reunión de este movimiento artístico, siguiendo el modelo de Le Chat Noir en París.
Vicente Bosch también consiguió ser el primero en colocar un cartel luminoso con el lema de Anís del Mono en la Puerta del Sol de Madrid en el año 1913, haciéndolo unos meses después también en el Paseo de Gracia de Barcelona. Podemos ver cómo el anuncio se mantuvo durante décadas, destacando el mes de febrero de 1936 con las últimas elecciones de la II República Española, compartiendo espacio con el cartel propagandístico de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas).
En cuanto a la botella, hay que destacar el ingenio e imaginario de Vicente Bosch. En un viaje a París en 1902 compró un perfume para su mujer y es cuando se le ocurre que ese recipiente con relieves romboidales sería un continente ideal para su bebida. Por lo que tomó este modelo y lo reprodujo sin saber que estaba creando uno de los instrumentos populares más icónicos de la Navidad.
Quedaría hablar del emblema por excelencia de la botella de anís, su etiquetado. Lo preside el famoso antropomorfo mono y es que estamos en plena etapa del debate que crearon las famosas teorías evolutivas de Darwin (falleció en 1882). Vicente Bosch dominó en su tiempo lo que hoy conocemos como marketing, ya que utilizó el rostro del científico para humanizar al mono de la marca de anís y además dejar claro un mensaje, su anís era el más evolucionado y así lo afirma el simio con la cartela que porta: “Es el mejor. La ciencia lo dijo y yo no miento”. Hay otras teorías que defienden que era una forma de burlarse de las teorías de Darwin, con las que, supuestamente, los hermanos Bosch no estaban muy de acuerdo.
Otros elementos que aparecen son la efigie del rey Alfonso XII, monarca que regía en España en la fundación de la compañía, o el premio que obtuvieron en París en 1878 por el diseño de la misma. Hay un error tipográfico que se ha mantenido con el paso del tiempo y que podemos observar en la parte superior con la palabra “DESTILLACION”, en vez de destilación. La marca consideró oportuno mantener esa errata, que se conserva hoy día.
La botella de anís del mono ha sido un elemento tradicional en las casas no sólo de España, sino del mundo. Ya que ha llegado a aparecer incluso en la gran pantalla en la película de El Padrino, de Francis Ford Coppola, en la que se reconoce perfectamente la botella de Badalona en una de sus escenas.
Esta bebida ha servido de inspiración para crear arte por parte de uno de los principales representantes del movimiento cubista. Juan Gris realizó su obra “La botella de anís” en 1914, en la que representa la bebida de los Hermanos Bosch y en la que incluye los nombres de las ciudades de Badalona, Madrid y París. Un homenaje a los que consideraba los principales líderes del cubismo, Pablo Picasso (que también realizó anteriormente una versión de la botella), Georges Braque y el propio Juan Gris. Se encuentra en el Museo Reina Sofía de Madrid.
Podemos decir que la propia botella de anís del mono, por su etiquetado y continente, es arte por sí mismo y sobre todo que ha servido de inspiración para otras obras de arte como la de los pintores del cubismo, Picasso y Gris, que seguramente vieron muy atractivo el ritmo romboidal del recipiente a la hora de elaborar sus tesis sobre el cubismo. Una marca que encabezó la publicidad luminosa y que, sin saberlo, creó uno de los sonidos musicales más reconocibles y populares de las cenas de Nochebuena. Cuchillo y botella en mano, feliz Navidad para todos.
BIBLIOGRAFÍA
- ARNAU, Carme y GUASCH, Teresa: Biografía de Ramón Cases. Barcelona. 1982.
- GARCÍA ALBI, Inés: «El mono luminoso». El País. 2008
- www.anisdelmono.es
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