UN HALLAZGO INESPERADO
En verano de 2006 un jubilado alemán residente en las cercanías de Landenburg decidió ordenar el desván de la casa en la que había vivido su difunta hija, descubrió con sorpresa el retrato de una mujer firmado por un tal Nolde.
Por razones que se desconocen el octogenario intuyó que la joven habría adquirido la pintura de manera ilegal, por lo que decidió que su abogado la entregara a la policía. Los agentes del distrito de Rhein-Neckar-Kreis consultaron con sus compañeros de la brigada de investigación criminal del Estado federal de Baden-Württemberg y descubrieron que, efectivamente, se trataba de un retrato de Emil Nolde que había sido robado entre 1977 y 1979 del almacén de una empresa de transportes en Friburgo.
La pintura pertenecía al marchante y coleccionista de arte Ernest G. Rathenau, hijo del ministro de exteriores asesinado Walther Rathenau, que consideraba aquel retrato como la obra más importante de su colección.
Cuando en 1938 se vio obligado a emigrar a Estados Unidos, su secretaria se ocupó de depositar el cuadro en la cámara acorazada de la banca Merck Fink & Co. de Berlín, donde se mantuvo intacto a pesar de los bombardeos y los saqueos de obras de arte.
Tras la guerra y hasta su muerte en 1986, Rathenau regresó repetidas veces a Alemania, alojándose en un hotel en Bad Nauheim. En 1979, cuando la empresa de transportes se dio cuenta de la desaparición de la valiosa pintura, Rathenau publicó un anuncio en la revista especializada Weltkunst en la que decía: «Se busca el óleo Nadja, de Emil Nolde, 40×25 cm«. Desgraciadamente, este intento no dio sus frutos, y los herederos de Rathenau no recuperaron el retrato hasta finales de 2006. En junio de 2007 fue subastado por 2.58 millones de euros.
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