COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA LACTANCIA DE SAN BERNARDO
CONTEXTO HISTÓRICO
20 de agosto, onomástica de San Bernardo de Claraval. Nació en 1090 en la localidad borgoñesa de Fontaine-lès-Dijon, concretamente en el castillo de la ciudad. Era hijo de los señores del mismo y fue criado como correspondía a su nobleza.
Pese a la oposición de su familia a que ingresara en un monasterio, la muerte de su madre le facilitó el camino. Además, consiguió que parte de ellos se unieran y juraran sus votos monacales también. Por ello, Bernardo se ganó el apodo de “el cazador de almas y vocaciones”. Consiguió convencer a 900 monjes para que siguieran sus pasos.
Estos dos cuadros no se pueden comprender sin conocer la figura de San Bernardo, un hombre que en sus predicaciones desprendía un gran amor hacia la figura de la Virgen María. Fue un adelantado en la Iglesia Católica, ya que en plenos siglo XII ya la consideraba la figura intercesora ante el fiel y su Hijo.
La famosa letra de la “Salve”: “Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María”. Muchos la habrán cantado o rezado, pero pocos sabrán que es a Bernardo de Claraval a quien se le deben esos versos.
Fundador del monasterio cisterciense del Claraval, de ahí su apodo. Fallece allí mismo en el año 1153. Tardarían muy poco en canonizarlo, pues en 1174 fue declarado santo por el papa Alejandro III. Al poco tiempo fue considerado Doctor de la Iglesia.
Es cronológicamente el último Padre de la Iglesia, pero aportó una gran cantidad de sermones y textos en los que siempre la figura principal es la mediación universal de la Virgen en todas las circunstancias.
Las pinturas que vamos a analizar son del siglo XVII, cinco siglos después de la existencia del santo. Es un tema que se recupera en el barroco por su espectacularidad y simbología. Un tiempo en el que la figura de la Virgen vuelve a ser importante, con el debate sobre la Inmaculada Concepción de María. Tema muy tratado por Murillo y también por Alonso Cano, los artistas que vamos a ver a continuación.
COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE SAN BERNARDO Y LA VIRGEN DE ALONSO CANO
Título: San Bernardo y la Virgen.
Autor: Alonso Cano.
Cronología: 1645-1652.
Estilo: Barroco.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Ubicación: Museo del Prado (Madrid, España).
ANÁLISIS DE LA OBRA
La escena que se relata es el hecho milagroso de la Virgen María con el Niño en sus brazos ante San Bernardo. Ella le ofrece leche de uno de sus pechos por la gran devoción que el santo le demuestra durante toda su vida.
La escena se recoge dentro de un habitáculo, que se comprende es una capilla de oración. Bernardo aparece arrodillado ante un altar presidido por la figura de la Virgen con el Niño. La representación de San Bernardo es prodigiosa en cuanto al tratado de su retrato y la expresividad de sus manos. Gran trabajo en los pliegues de su hábito que permiten jugar con el claro-oscuro gracias a que la luz se centra en él.
Alonso Cano tenía un gran gusto por la representación arquitectónica, así lo demuestra en la elaboración de la reja del óculo, único elemento decorativo de la sala para no distraer la atención del fiel. No por ello, carente de detallismo y simbología, como el caso de los cipreses del fondo, con una clara intencionalidad ascendente, tanto física como espiritualmente.
La Virgen con el Niño, la escultura que preside la capilla, sigue los modelos de azul-púrpura previos al tratado “El Arte de la Pintura” de Francisco Pacheco. Modelo que sí seguirá Murillo, como veremos más adelante.
Un cardenal observando la escena completa el misterio. Algunas atribuciones citan que se trata del cardenal Sandoval y Rojas. Fue arzobispo de Toledo en el siglo XVII y fue un gran impulsor de los Capuchinos en la ciudad. Este cuadro se encontraba en el monasterio de los Capuchinos de Toledo, por lo que puede tener sentido la aparición del cardenal.
En el siglo XIX pasó a manos del infante don Sebastián Gabriel de Borbón para que en 1968 se hiciera con él el Museo del Prado, donde sigue a día de hoy.
COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN A SAN BERNARDO DE MURILLO
Título: Aparición de la Virgen a San Bernardo.
Autor: Bartolomé Esteban Murillo.
Cronología: Hacia 1655.
Estilo: Barroco.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Ubicación: Museo del Prado (Madrid, España).
ANÁLISIS DE LA OBRA
Murillo ha pasado a la historia por ser el pintor de Inmaculadas, pero en este caso se sale de esa temática para mostrar cómo la Virgen se le aparece al santo.
Hay una diferencia con la obra de Alonso Cano y es que la Virgen en este caso no es una escultura, sino que aparece de forma milagrosa. Murillo representa como ningún otro artista los rompimientos de gloria, conseguía unificar en un cuadro el mundo real y el celestial con tipos cercanos. Hacía lo divino, humano.
Esa característica la podemos contemplar en la figura de María que porta a su Hijo mientras con el otro brazo aprieta su pecho para entregarle leche a San Bernardo como premio a sus oraciones.En verdad, si separáramos el rompimiento de gloria podríamos estar ante una de las figuras inmaculistas de Murillo. Un espacio celestial con una corte angelical de putti, que no dejan de ser niños representados de forma magistral por el pintor sevillano.
Mientras, en la zona terrenal, San Bernardo se arrodilla ante la Virgen y con sus manos nos indica cómo se entrega ante Ella. De nuevo, el juego de luces y sombras es soberbio. La luz desprendida por María se refleja en el santo, dejando en sombra sus espaldas y el resto de la habitación.
En este caso, parece que la Virgen se le aparece en la biblioteca, ya que podemos ver como en el escritorio hay varios libros y un tintero. Referencia a sus numerosos escritos sobre María, como las flores de azucena que simbolizan la pureza de la Virgen.
A sus pies, un báculo de mando, ya que fue abad del monasterio de Claraval hasta el día de su muerte. Además, acabó siendo considerado Padre y Doctor de la Iglesia.
De Murillo nunca se pueden olvidar los tipos coloquiales, los retratos del día a día que vería por la Sevilla del XVII, como el caso del angelito (niño) en sombra detrás de la Virgen María, una actitud que mucho habremos visto en menores que se esconden detrás de sus padres/madres tras haber hecho alguna trastada o por vergüenza.
Hay que detenerse en cada retrato de los niños de Murillo, son una delicia. Ya lo dijo el historiador del arte, Diego Angulo Íñiguez “es el creador de un tema completamente nuevo en la pintura española de su siglo, el tema de los niños. (…) Salvo El Greco, Velázquez y Goya, no hay pintores que puedan considerarse superiores a él”.
BIBLIOGRAFÍA
BARTHELET, Philippe: San Bernardo. Madrid. 2001.
CORDERO, Miguel: Murillo. Madrid. 2004.
PACHECO, Francisco: Arte de la Pintura, su Antigüedad y Grandezas. Madrid. 1871.
PÉREZ SÁNCHEZ MARTÍN, Domingo: El arte del barroco: escultura-pintura y artes decorativas. Sevilla. 1991.
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