FIRMA FALSIFICADA DE SALVADOR DALÍ
Desde el primer momento surgieron varias dudas sobre la seriedad de la empresa, casi tantas como querellas se interpusieron desde Italia.
En un primer momento también se personaron un buen número de fiscales alemanes, aunque tras la exposición de la colección se apresuraron a retirar la acusación ante una serie de pruebas que parecían desmentir los cargos.
En septiembre del año 2000, la editorial Weltbild consiguió reunir a un grupo de patrocinadores para organizar una exposición en la ciudad alemana de Augsburgo. Ésta debía servir para celebrar el cambio de milenio, y en ella se podrían admirar importantes obras de Salvador Dalí entre las que se encontraban 140 obras de la colección privada del doctor Giuseppe Albaretto, fallecido en 1997, y de su esposa Maria, ambos originarios de Turín. La pareja, que había mantenido una estrecha relación con Dalí, encargó la elaboración de un catálogo al que titularon Imágenes de una amistad, donde relataban que el artista tenía por costumbre llamar «hijita» a la pequeña hija de la pareja.
Cuatro años antes, cuando la colección vio la luz por primera vez en el palacio Bricherasio de Turín, el representante y hombre de confianza del pintor, Robert Decharnes, la calificó como «un escándalo de mal gusto que ponía en peligro la reputación de Dalí«. Decharnes insistió en qué los dibujos y pinturas eran falsificaciones y presentó ante la policía un documento notarial fechado en abril de 1987 en el que el propio Dalí desautorizaba a los Albaretto como expertos en su obra. Por su parte, Reynold Morse, que gestionaba un museo con las obras de su amigo Dalí en San Petersburgo (Florida), calificó la exposición de Turín como «lamentable» y la fundación Dalí intentó impedir la exposición de Augsburgo afirmando que no se habían presentado los correspondientes certificados de autenticidad.
En un principio, las autoridades alemanas, posiblemente asustados por lo complicado del asunto, optaron por no iniciar un procedimiento judicial. Finalmente, en verano de 2004, poco antes de la inauguración de una gran exposición sobre la obra de Dalí en Venecia, la fiscalía de Friburgo presentó cargos contra Mara Albaretto, su hija Cristiana y el marchante Stefan Delbaere.
La policía de la ciudad alemana descubrió que los Albaretto habían puesto en circulación miles de grabados falsos que atribuían a Dalí, usando la editorial Les Heures Claires, que pertenecía al doctor italiano desde los años setenta. Ernst Scholler, comisario responsable de la brigada de investigación criminal de Baden-Württemberg y uno de los mayores expertos de Alemania en delitos relacionados con el mundo del arte, considera que durante más de treinta años la editorial dio salida a una gran cantidad de láminas reproducidas con procedimientos fotomecánicos con la firma falsificada de Salvador Dalí. Las obras falsificadas pertenecían a una serie de grabados realizados por el pintor entre 1959 y 1964 para ilustrar La Divina Comedia, y según Scholler, a partir de unas treinta o treinta y cinco originales, se habrían creado miles de ejemplares. Entre los compradores se encontraba la empresa alemana Artes, que se dedica a la venta de obras artísticas por correspondencia a que, una vez se hicieron públicas las acusaciones, se desligó de la editorial e indemnizó a los clientes. Posteriormente, se descubrió también que Les Heures Claires habría proporcionado más de dos mil grabados a la empresa belga Interart.
Gracias a costosos exámenes técnicos la policía descubrió que además de las obras de la colección Albaretto y de las láminas de la editorial Les Heures Claires, la pareja había falsificado varios certificados de autenticidad, pues el papel y las máquinas de escribir utilizadas demuestran que la fecha en que fueron redactados no se corresponde con la época en la que supuestamente fueron firmadas por Dalí.
En vida, Salvador Dalí siempre tuvo fama de codicioso hasta el punto de que André Breton usó las letras de su nombre para formar el anagrama «Avida Dollars«. Giuseppe y Mara Albaretto no fueron los únicos que se aprovecharon de este rasgo característico del pintor. En 1994 el FBI se incautó de 1060 láminas falsificadas de la galería neoyorquina del recientemente fallecido Leon Amiels, muchas de las cuales habrían sido impresas en hojas en blanco que habría firmado el mismísimo Dalí. Durante el proceso judicial, la hija de Amiels reconoció que los dibujos habían sido vendidos a más de 40 galerías, tanto americanas como europeas. En 1999, siete editores franceses fueron condenados a penas de cárcel por haber puesto en circulación 1.100 litografías falsas atribuidas a Dalí, y un año después la policía arrestó a John Peter Moore, antiguo representante del artista, por poseer en su casa de Cadaqués más de diez mil dibujos falsos con la firma del artista.
Ni siquiera Ralf Michael Michler, autor del catálogo razonado de Dalí, se mostró como la persona más indicada para certificar la autenticidad de las obras, pues él mismo se vio involucrado en una estafa de grandes proporciones con supuestas obras del pintor surrealista. Entre 2001 y 2004 el historiador habría encargado la falsificación de 108 dibujos y acuarelas del artista que fueron realizadas en Europa del Este junto a sus correspondientes certificados de autenticidad y por las que se embolsó 25.700 euros. Las obras se vendieron principalmente en el sur de Alemania y, en otoño de 2006, el tribunal número 12 de la audiencia federal de Múnich lo condenó a tres años y nueve meses de prisión por «108 delitos de fraude y falsificación de documentos«.
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2 respuestas a «La polémica firma de Salvador Dalí»
[…] para las obras de Serguéi Diáguilev o Jean Cocteau, y fue amiga de grandes artistas como Salvador Dalí; Gabrielle Dorziat, actriz de teatro y cine que popularizó los sombreros de Chanel; o Misia Sert, […]
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