5 GRANDES OBRAS PERTENECIENTES A LA ÉPOCA VICTORIANA
Cuando hablamos de la Reina Victoria, lo hacemos de una de las grandes figuras de toda la historia. Precisamente esto se debe a su propia historia, marcada desde muy temprana edad por el hecho de ser heredera a un trono que alcanzó con apenas 18 años y que mantuvo por más de 6 décadas.
Ese tiempo le valió para ejercer un reinado que aún se recuerda, llevando al Reino Unido a una de sus épocas de mayor esplendor, tanto social como económico y cultural. Todo ello hasta el punto de que los dos tercios finales del siglo XIX son conocidos popularmente como la Época Victoriana.
Aunque lo que más marcó este periodo, sin lugar a dudas, fue la revolución industrial en el Reino Unido, la cultura también experimentó, en parte gracias a esos mismos cambios que se estaban produciendo, un periodo esplendoroso, que se puede ver reflejado en las artes.
A nivel pictórico, surgirá un estilo que se convertirá en característico del propio Imperio Británico y que aún a día de hoy sigue siendo de los más particulares de toda la historia del arte: el Prerrafaelismo.
Y será esta manifestación artística, caracterizada por el realismo de sus pinturas, la que nos dejé las mejores obras de todo el siglo XIX en el Reino Unido:
CRISTO EN LA CASA DE SUS PADRES, MILLAIS, 1849
Millais fue uno de los fundadores de la Hermandad Prerrafaelita y nos dejó obras de auténtico culto como ésta. El artista nos muestra a María, arrodillada para besar a Jesús, mientras se desarrolla una escena absolutamente cotidiana en el taller de José. El propio niño Jesús nos muestra los estigmas de su posterior martirio, que destacan en la obra junto con el naturalismo de los personajes.
LA SEDUCCIÓN DE MERLÍN, EDWARD BURNE-JONES, 1874
Los temas artúricos fueron una muy habituales en las representaciones de los artistas de la Hermandad Prerrafaelita. En este caso, Burne-Jones, nos representa uno de los pasajes menos conocidos de la historia del mago Merlín, que es la forma en la que un amor no correspondido le acabó catapultando hasta su final.
La popularmente conocida como Mujer del Lago se aprovechó del amor que Merlín sentía hacia ella para que éste le enseñase todos los secretos de su magia, hasta el punto de que acabó igualando su portentoso poder.
LA DAMA DE SHALOTT, JOHN WILLIAM WATERHOUSE, 1888
Una de las pinturas más épicas de todo este periodo es, sin ningún género de dudas, La Dama de Shalott, de Waterhouse, que nuevamente representa un pasaje de la historia del Rey Arturo. La joven Elaine sufría una maldición por la que no podía dirigir su mirada a través de la ventana de su torre, o de lo contrario acabaría muriendo.
Para poder saciar su deseo de ver lo que sucedía en Camelot, colocó estratégicamente un espejo que le permitía mirar, sin ser de forma directa. Un día, a través del espejo, vio a Lancelot y se enamoró de forma instantánea, por lo que no pudo reprimir su deseo de mirar por la ventana.
A sabiendas de que este hecho le provocaría la muerte antes del amanecer, se marchó en busca de su amado para conocerlo antes de morir y navegó en una barca para encontrarlo antes del amanecer, pero acabó muriendo.
PROSERPINA, ROSSETTI, 1874
Otra de las obras más populares de este periodo es ésta Perséfone o Proserpina de Rossetti. La mitología griega utilizó la historia de Perséfone para explicar los cambios estacionales. Perséfone, que era hija de Deméter (la diosa de los cultivos), fue raptada por Hades y su madre estuvo buscándola sin éxito, descuidando esa naturaleza de la que debía encargarse.
Deméter, presa de la impotencia, decidió acudir a Zeus en busca de ayuda y éste, viendo el efecto que esa búsqueda estaba teniendo en la naturaleza, se comprometió a traerla de vuelta, para lo que era necesario que Perséfone no hubiese comido nada, o permanecería para siempre con Hades.
Como muestra el lienzo, Perséfone comió de una granada, por lo que Zeus tuvo que negociar con Hades para que, al menos, la bella joven regresase durante unos meses al año que se corresponden con la primavera y el verano.
OFELIA, MILLAIS, 1851-52
Probablemente la obra maestra de Millais. Representa un tema trágico de Hamlet, de Shakespeare. Representa a Ofelia, amante de Hamlet e hija de Polonio, que tras la muerte de su padre por error a manos de su amado Hamlet, fue al lago a coger unas flores, pero la rama de la que se sostuvo se partió, cayendo al agua y ahogándose como se representa en la obra.
2 respuestas a «Las 5 obras más emblemáticas de la época victoriana»
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