LA FOTOGRAFÍA: DE OCHO HORAS A MENOS DE UN SEGUNDO (CAPÍTULO 1)
La palabra fotografía proviene del griego, “foto-luz”, y “grafía-escritura”, haciendo referencia a la importancia de la luz para obtener imágenes duraderas, especialmente en sus comienzos.
Desde los inicios de la historia, ha habido un deseo por capturar ciertos momentos, empezando por las pinturas paleolíticas, pasando por los retratos renacentistas, y llegando hasta la creación de las cámaras, que en la actualidad nos permiten captar todo aquello que queremos en menos de un segundo y de forma permanente. Pero ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Podemos situar uno de los orígenes de la fotografía en la cámara oscura. En sus inicios era una habitación cerrada en la que solo entraba luz por un único agujero de tamaño pequeño en una de sus paredes, provocando que lo que había en el exterior quedase proyectado de forma invertida en la pared opuesta a la del orificio.
Ya desde el siglo V a. C. aparece en algunos textos de filósofos chinos, y en el IV a. C. Aristóteles también hizo referencia a ello. Tras siglos de estudios al respecto y sobre la refracción de la luz, Leonardo da Vinci añadió una lente en el orificio para obtener imágenes más nítidas. A raíz de su creación surgió una gran motivación por inventar un objeto que recogiera lo proyectado por esta misma.
En 1824, se creó el primer procedimiento fotográfico. Fue en manos de Nicéphore Niépce, un científico francés que introdujo en una cámara oscura una placa de peltre a la que le untó betún de Judea. En 1827, consiguió realizar la que hoy consideran como la primera fotografía de la historia, aunque sus cartas parecen afirmar que diez años antes ya consiguió fijar la imagen de la cámara.
En este proceso, se creaba la imagen en negativo, ya que la luz endurecía el betún, creándose así las partes luminosas, y las sombras quedaban impresas en la superficie de la plancha metálica. Más tarde, el betún se secaba y se aclaraba, dando lugar a la imagen en positivo. Necesitó 8 horas de exposición, es decir, 8 horas recibiendo la luz que el sensor captaba hasta crear la fotografía.
En 1838 Louis Daguerre, que conoció el invento de Niépce, inventó el daguerrotipo, que funcionaba con una placa de cobre recubierta de plata pulida fotosensible por su sometimiento a vapores de yoduro de plata.
Tenía una exposición de 25 minutos aproximadamente, y la imagen se revelaba con vapores de mercurio. En 1855, se consiguió que 2 minutos bastasen para la exposición, ya que aumentaron su sensibilidad a la luz con otros químicos como el vapor de yodo.
En Inglaterra, se encontraba Henry Fox Talbot, quien en 1841 inventó el calotipo, que daba lugar a una imagen en negativo tomada directamente desde la cámara, y permitía la realización de numerosas copias en positivo.
Para sacar la imagen en negativo, el papel se cubría de nitrato de plata, y una vez seco, se sumergía en yoduro de potasio, y se volvía a cubrir de nitrato de plata, con ácido acético y ácido gallico, haciéndola más sensible a la luz.
Una vez seguido este proceso, se introduce en la cámara, y dependiendo de la luz, la exposición puede variar de segundos a minutos. Por último, esta imagen se revela en la misma mezcla de nitrato de plata, con ácido acético y ácido gallico.
Para positivizar la imagen, se introduce otro papel en agua con sal durante unos minutos, y una vez seco, se sumerge en nitrato de plata. Cuando haya secado de nuevo, se pone en contacto con el negativo, y se sitúan frente al sol. Una vez expuesto, se fija con tiosulfato de sodio.
A partir de estos inventos, comienzan a aparecer muchas innovaciones y técnicas, ya que el interés por este nuevo mundo estaba latente y cada vez era mayor.
Por ejemplo, en 1849 Blanquart-Evrard creó el albuminado, cuyo papel que entraba en contacto con el negativo se cubría de clara de huevo batida con sal, mejorando su definición.
En ese mismo momento, los negativos que se usaban eran de vidrio con clara de huevo como aglutinante, hasta que Scott Archer inventó en 1851 la técnica del colodión húmedo, que se basaba en cubrir el vidrio con nitrato de celulosa con depósito de plata, debía usarse aún húmedo, y su exposición no superaba los 100 segundos.
En el siguiente capítulo seguiremos pasando por avances como la mejora de las placas de los negativos, el surgimiento de las películas fotográficas, y el origen de la fotografía a color hasta llegar a las cámaras digitales que hoy conocemos.
BIBLIOGRAFÍA
Newhall, B. (2002). La historia de la fotografía. Barcelona: Editorial GG.
Munarriz, J. (1999). La fotografía como objeto. La relación entre los aspectos de la fotografía considerada como objeto y como representación [Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid].