LOS ROBOS DE ESCULTURA MÁS IMPACTANTES DEL MUNDO DEL ARTE
Si dejamos a un lado el caso de Stéphane Breitwieser, quien llegó a robar suficientes obras como para crearse una pequeña galería de arte para su uso y disfrute, por lo general, los ladrones de obras de arte no tienen la intención de exponerlas en su propia vivienda.
En la mayoría de los casos actúan movidos por cuestiones económicas, algo muy lógico teniendo en cuenta que existen pocas cosas en este mundo que puedan alcanzar precios tan elevados en relación con su reducido tamaño como las obras de determinadas artistas. Resulta más complicado esconder diez millones de euros en billetes que un Monet recortado de su marco. De todos modos, venderlo puede resultar algo más complicado, ya que el valor de una obra de arte robada suele disminuir considerablemente, ya que el propietario no puede ponerlo a la venta públicamente. Precisamente por esto la desaparición de una obra escultórica de gran tamaño en la mitad de la noche suele llamar mucho la atención. La razón es muy sencilla: para trasladar una obra de estas características se necesita un vehículo de gran tamaño, en algunos casos incluso un elevador, además de un lugar donde almacenarlo y, por último, un comprador que disponga de espacio y dinero suficiente.
En la primavera de 2007 el periódico The Mirror, publicó un reportaje sobre una sorprendente oleada de robos de unas veinte esculturas de gran tamaño. En diciembre de 2005 desapareció de la Fundación Henry Moore, en Much Hadham, una escultura de dos toneladas de peso titulada Reclining Figure, valorada en cinco millones de euros, mientras que el 11 de enero de 2006 alguien sustrajo la enorme escultura de Lynn Chadwick valorada en más de un millón de euros del parque de Roehampton, al sudoeste de Londres.
La historia que Jeff Edwards, redactor de jefe de The Mirror, presentó a sus lectores resultaba ser de lo más romántica. Según éste, los robos los había llevado a cabo una banda organizada compuesta por al menos 8 miembros, todos ellos especialistas en este tipo de delitos, y cuyo objetivo era apropiarse una por una de las esculturas más valiosas de las islas británicas. Detrás de la cual se encontrarían traficantes de la antigua Unión Soviética y del Lejano Oriente, de modo que las obras de Moore y Chadwick no se encontrarían camino de un taller de fundición, sino en el interior de unos contenedores navegando rumbo a un destino desconocido. Es más, siempre según Edwards, una fuente anónima procedente del departamento de objetos de arte y antigüedades de Scotland Yard habría asegurado que la policía británica tenía la sospecha de que otras obras de arte pudieran correr la misma suerte.
Encabezando esta lista se encontraría la estatua de Eros de la plaza londinense de Picadilly Circus, que desde entonces estaba siendo sometida a una estrecha vigilancia.
Asimismo, los ladrones tenían intención de robar los 4 leones de bronce de Trafalgar Square, la estatua de Churchill en Woodford Green, de dos toneladas de peso, y el grupo escultórico del Victoria Memorial situado frente al palacio de Buckingham, así como los bustos de Oliver Cromwell, Lord Palmerston, Eduardo VI, Dick Whittington y el duque de Wellington. La cuadrilla de malhechores, cuyas intenciones conocía perfectamente la policía, era conocida como los Ocean`s Eleven, sobrenombre inspirado en la película de Hollywood.
En realidad, según manifestó la portavoz de la policía, Scotland Yard no solo poseía una lista de obras de arte amenazadas, sino que ni siquiera tenía el más mínimo indicio de quien podía estar cometiendo los robos, es más, no estaba en condiciones de confirmar ni una sola de las afirmaciones que había publicado The Mirror. Por otro lado, según continuó diciendo, en realidad Scotland Yard, barajaba la hipótesis de que los robos pudieran estar motivados por el valor del metal.
Teniendo en cuenta que el precio del bronce oscilaba por aquel entonces entre los dos y los tres euros por kilo, parece lógico que los ladrones estuvieran interesados solamente en éste: una escultura de Henry Moore de 2 toneladas de peso podía llegar a proporcionarles unos beneficios de 6.500€. Además, en poco tiempo, este tipo de robos se volvió aún más ventajoso, ya que a principios de 2007 el precio de esta aleación había alcanzado los 5 euros por kilo. Esto provocó que durante los tres primeros meses de este año, tan sólo en los Países Bajos desaparecieran unas 40 pequeñas estatuas de bronce.
Igualmente, de enero de 2006 a enero de 2007 se produjeron hasta cuatro casos similares en otros países europeos:
ESPAÑA
Obra: Equal-Parallel/Guernica-Bengasi, escultura de acero.
Autor: Richard Serra
Cronología: 1936
Valor aprox.: 10 millones de dólares
Robo: Enero de 2006. Almacén del Museo Reina Sofía, Madrid.
La escultura de 38 toneladas de peso se encontraba desde 1990 en un almacén cuyo propietario se arruinó en 1992. Durante la realización de un inventario 14 años más tarde se descubrió que la obra había desaparecido. La investigación policial no dio ningún resultado.
FRANCIA
Obra: Torso de los Pirineos, escultura de bronce
Autor: Hans Arp
Cronología: 1887/1966
Valor aprox.: Desconocido
Robo: Mayo de 2006. Campus de la Universidad de Estrasburgo.
El robo de la escultura de 70 kilos de peso no pasó prácticamente desapercibida a nadie, pues los ladrones dejaron en su lugar el pedestal que la sostenía.
ALEMANIA
Obra: Bauarbeiter
Autor: Gerhard Thieme
Cronología: 1928
Valor aprox.: Desconocido
Robo: Agosto de 2006. Kart-Liebknecht-Strabe esquina Hirtstrabe, Berlín.
Unos desconocidos intentaron robar la escultura dedicada a los «obreros que habían construido la ciudad«, aunque no lograron su propósito, ante la imposibilidad de liberarla de sus anclajes.
PAÍSES BAJOS
Obra: El pensador
Autor: Auguste Rodin
Cronología: 1840-1917
Valor aprox.: Un millón de euros
Robo: Enero de 2007. Parque escultórico del Museo Singer de Arte Moderno, Laren.
Los autores del robo rompieron la valla del parque con un camión, para poder robar esta escultura y seis más. Poco después, la policía encontró la obra a la que habían serrado la pierna derecha y presentaba profundos cortes en el resto del cuerpo. Las otras obras jamás se encontraron.
3 respuestas a «Los mejores robos de esculturas»
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