LA SERIE «MADE IN HEAVEN» DE JEFF KOONS
Jeff Koons. Este nombre puede sonarte, ya sea por que te has fotografiado con Puppy en el Museo Guggenheim de Bilbao, conoces sus famosos Balloon dogs o has leído o escuchado alguna controvertida historia sobre él. Y es que este artista ha dado que hablar unas cuantas veces, tanto por temas de plagio -de los cuales en algunos casos ha salido perdiendo-, como por su juego con el comercio del arte. Es un artista que gracias a sus nociones de marketing y su concepción personal del arte, ha llegado hasta lo más alto gracias a las críticas y a las veneraciones hacia él y sus trabajos, como el que vamos a tratar en este post.
Pero antes de seguir hablando de su obra, debemos comenzar por sus inicios: es muy común destacar que Jeff Koons fue corredor de bolsa en Wall Street por un tiempo y que de ahí saltó al mundo del arte, sin embargo, él ya había tenido contacto con este mundo mucho antes, pues había estudiado pintura -interesándose por la pintura surrealista- en el Instituto de Arte de Chicago, además de licenciarse en Bellas Artes por el Maryland Institute College of Art en 1976.
Al mudarse a Nueva York, su interés artístico se fue dirigiendo hacia el movimiento dadaísta de los años 20 y al surrealismo. Quiso conectar esa concepción del «Ready made» de Marcel Duchamp con el Arte Pop que Warhol había difundido incesantemente. De esta combinación nacen las primeras series de Koons, en las que mezcla los objetos más banales de la producción en serie, con esa tradición artística Duchampiana (Fig. 1).
Sin embargo, para algunos, su arte no tiene sentido, ni valor artístico, ni tampoco económico -a decir verdad, sus obras ascienden a unas cifras bastante elevadas-, entonces, ¿Cómo ha podido llegar a ser uno de los artistas más cotizados del Arte Actual? Pues bien, en los los inicios del boom de su trayectoria artística -en 1988-, a parte de haberse fijado en él tres galerías de renombre para la serie que sobrevenía en esos momentos –Banality-, como son la Sonnabend de Nueva York, la Max Hetzler de Colonia y la Donald Young de Chicago, supo jugar bien sus cartas en el mundo del marketing y la publicidad.
Koons considera que sus obras son ambiguas, pues cada una de ellas debe transmitir lo que el espectador quiere que transmita, esto es el rasgo distintivo del artista. No deja de utilizar en ningún momento los objetos de la industria de consumo o imágenes de la cultura pop y de los mass media, combinados con materiales que simulan ser valiosos pero a la vez frágiles, los cuales eleva al concepto de obra de arte sin ningún pudor. Todo ello nos demuestra que Jeff Koons tiene una especial predilección por lo Kitsch.
EL INTERÉS POR LO KITSCH
Gran parte de la creación de Koons se ha relacionado con lo Kitsch, refiriéndose así de forma peyorativa a su producción. La verdad, es que gran parte de su obra se vale de este concepto que, por una parte, la hace más cautivadora a los ojos de los espectadores y los críticos. Sin embargo, si definimos este concepto, en su origen se utilizaba esta palabra por los comerciantes de Múnich para referirse al arte barato. En la actualidad nos referimos como Kitsch a aquel material artistístico barato creado por medios de producción en masa y que queda, en un principio, fuera del sistema de arte institucional, sin embargo, algunos artistas como Warhol y después Jeff Koons lo han integrado a esa concepción de arte posmoderno que tanto éxito tuvo a finales del siglo pasado.
MADE IN HEAVEN (1989)
Esta controvertida serie compuesta de fotografías, pinturas y esculturas creadas en diferentes materiales, muestra el amor incondicional -a veces, de manera explícita- entre Koons y la actriz porno y diputada del parlamento italiano, Ilona Staller -conocida profesionalmente como Cicciolina-.Sobre esta época, Koons se vio interesado por las películas y las imágenes para adultos, pues sabía el gran impacto que tenían sobre la sociedad y la manera que tenían de percibir la sexualidad humana.
El Whitney Museum le pidió que crease un cartel para una exposición titulada Imagine World, un cartel publicitario que acabaría siendo una simulación de la publicidad de un largometraje titulado Made in Heaven (Fig 2.), todo ello influenciado por esas imágenes en las que aparecía Staller, llegando al punto de utilizar el mismo vestuario, el mismo decorado y el mismo fotógrafo con el que trabajó la actriz en ocasiones anteriores.
Tras esta primera imagen, decidió crear esta serie a partir de ese concepto de largometraje, pues su intención también era criticar cómo el papel del arte quedaba eclipsado por medios como la televisión o el cine. Por ello, se dispuso a seguir esta temática, incorporando a las «pinturas» (Fig. 3), una serie de esculturas de la pareja en diversos materiales, como una colección de Kama Sutra de la pareja en cristal tintado (Fig. 4), bustos de los dos en mármol, al estilo Cánova (Fig. 5) y esculturas en madera policromada tanto de Ilona y Jeff (Fig. 6) como de animales domésticos y querubines (Fig. 7). Todas estas figuras fueron encargadas a talleres europeos con sus respectivas fotografías en todos los ángulos y minuciosas instrucciones de la elaboración de cada figura.
Esta serie presenta una escena homogénea en la que predomina el ambiente idílico, donde destacan los tonos pastel y las decoraciones fantasiosas, todo ello es escenario de una serie de imágenes con actos sexuales de la pareja, frecuentemente explícitos, que a su vez, son acompañadas por otro tipo de imágenes más ordinarias como son arreglos florales y perritos que reiteran a esa idea de lo Kitsch.
Con esta serie, Jeff Koons también quiere poner sobre la mesa la cuestión de la culpa y la vergüenza que se experimenta al observar el cuerpo y la sexualidad tanto ajena como propia, concibiéndolo como algo lujurioso. Esta explicación justificada que el artista da, no lo salvó de las duras críticas de los medios y los espectadores, por el carácter explícito de algunas imágenes, llegando, en algunas instituciones, a advertir a los visitantes de su contenido. No solo fue duramente criticada por los movimientos sociales más puritanos, sino que las opiniones liberales juzgaron la serie clasificándola de ofensiva.
CONCLUSIÓN
Después de analizar este artista y una de sus series más polémicas, podemos concluir añadiendo que Jeff Koons busca expresar en sus obras el reflejo de la sociedad a la que pertenecemos. El deseo de la clase media por buscar la fama fácilmente, incluso exaltando todo aquello que consideramos superfluo gracias a la difusión de los medios.
BIBLIOGRAFÍA
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GALERÍA DE IMÁGENES