Muerte y Más Allá a través de tres culturas

DÍA DE TODOS LOS SANTOS

¡Feliz día de Todos los Santos! O, como se llama en algunas partes del mundo, Día de Muertos. Esta festividad conmemora a los seres queridos que ya han fallecido, honrando sus almas e invitándolos a visitarnos. 

Pero, ¿todos estos preparativos para recibir las almas de los difuntos implican la creencia de la vida más allá de la muerte? Aunque ahora esta festividad tiene más connotación cultural que religiosa, es interesante reflexionar sobre el destino de las almas cuando abandonan el cuerpo.

A continuación haremos un breve análisis del concepto de Muerte y Más Allá en algunas culturas, cómo hemos diseñado la idea de muerte en base a la “alteridad” o “otredad”, es decir: la muerte es lo otro, lo contrario a la vida, y eso en cada contexto cultural se va a concretar de una manera.

Muerte en la Antigua Grecia y Roma

El concepto de Muerte en la Antigua Grecia podría hacer correr ríos de tinta, pero para dar unas pinceladas básicas comencemos por la gran pregunta: ¿quién es el Dios de la Muerte? Seguro que muchos estáis pensando en Hades, pero…no exactamente. Hades es el dios y soberano del Hades o Inframundo, el señor de los muertos. Es quien gobierna en esta región, pero no es el encargado de infringir la muerte a los vivos.

De las deidades griegas relacionadas con la muerte, la figura más popular es la de Tánatos, personificación de la muerte sin violencia. Tánatos es hijo de Nix, la noche, y bajo el manto estrellado surca los cielos junto a su hermano gemelo Hipnos, personificación del sueño. Los gemelos deciden cada noche quién duerme apaciblemente y quién muere en paz. Si queréis saber más sobre este mito y cómo lo representa el prerrafaelita John William Waterhouse, está todo desglosado en el siguiente enlace:

«Sueño y su hermanastro Muerte» por John William Waterhouse. Análisis en La Cámara del Arte

Cuando una persona moría en la Antigua Grecia, se creía que su alma era transportada al Inframundo por Hermes. Si bien es más conocido como el mensajero de los dioses o el dios de los ladrones, lo cierto es que Hermes es, entre otras muchas cosas, un dios psicopompo: “el que guía el alma”. Hermes era capaz de cruzar la frontera entre los vivos y los muertos, y llevaba las almas al Más Allá. Allí eran recibidas por Caronte, el barquero, al que se debía pagar una moneda para cruzar en su barca el Río Aqueronte.

Muerte y Más Allá a través de tres culturas
La barca de Caronte. José Benlliure. Fuente: imágenes Wikipedia

Una vez llegados al Hades, ¿qué ocurría? En primeras versiones, el Hades era un lugar sombrío en el que las almas yacían sin rostro, sin identidad, sin nada. Todo lo contrario a la vida. Pero en escritos un poco más tardíos, y con una posible influencia de Platón y su teoría de las almas, encontramos una subdivisión geográfica en el Hades según el papel que se ha desempeñado en vida.

La parte más profunda del Inframundo era el Tártaro, donde se torturaba a las almas malvadas, y también donde los Olímpicos encerraron a los Titanes. Los Prados Asfódelos eran un terreno neutral donde reposaban las almas que habían pasado por la vida sin pena ni gloria. En los Campos Elíseos estaban las almas de los valientes héroes y las personas más nobles. En diferentes versiones hay más rincones del Inframundo, pero esta es una visión general.

Esta concepción griega influenciará posteriormente a la cultura romana. En una primera etapa, los romanos creían que a través del fuego se podía separar el alma del cuerpo, dejándola libre. Pero, del paradero del alma tras la muerte, tenían variedad de teorías. Si bien la estándar es la que resulta de su contacto con la cultura griega (un mundo de espíritus donde se divide las almas según la bondad de sus acciones) podemos encontrar otras opiniones, como la de aquellos que afirmaban que no había vida después de la muerte. El propio Cicerón, en uno de sus textos, dejó constancia de esto: algunos, como Epicuro, pensaban que el alma moría junto al cuerpo. Otros pensaban que cuerpo y alma se separaban en el momento de la muerte, pero mientras que unos afirmaban que el alma perecía tras separarse, otros creían que esta iba a un lugar diferente (un posible más allá).

Además, en la cultura romana existía una presencia muy fuerte de los espíritus de los difuntos. Creían que existían espíritus que vagaban por el mundo de los vivos, algunos buenos y algunos malos. Destacan los dioses domésticos, almas de antepasados o genios benignos que cuidaban del hogar, como los dioses manes o los dioses lares. Los espíritus malignos eran llamados lemures. Para apaciguar a estos espíritus lemures o larvae, se celebraba la Lemuralia, una festividad romana celebrada en Mayo. 

Según la leyenda, las Lemuralia fueron creadas por el propio Rómulo para evitar al espíritu vengativo de su hermano Remo. La festividad duraba tres días y tres noches. Los espíritus que acechaban en estas fechas eran los de aquellos que habían tenido una muerte violenta o suicidio. 

Pero no es la única festividad romana ligada al mundo de ultratumba. Tenían una celebración llamada Mundus Patet, ligada a un lugar concreto de la Antigua Roma, el Mundus Cereris (“tierra de Ceres”) una construcción de piedra situada en el foro que se consideraba la puerta que separaba el mundo de los vivos y de los muertos. Esta especie de pozo o túnel estaba consagrado a la diosa Ceres, diosa de las cosechas y madre de la doncella Proserpina, soberana del Inframundo. Esta festividad tenía lugar en tres días de diferentes meses, y también iba enfocada a apaciguar a los espíritus lemures y honrar a los manes.

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Mundus Cereris, también llamado Umbilicus Urbis u Ombligo de la Ciudad. Fuente: Wikipedia Imágenes

Muerte en Egipto

Es imposible no pensar en el Antiguo Egipto cuando planteamos la cuestión de las diferencias culturales respecto a la muerte. Es una de las civilizaciones con más cultura de la muerte ya que tenían este concepto muy integrado en su cotidianidad.

Los rituales funerarios egipcios merecerían un artículo aparte dada su amplitud, desde la conocida momificación hasta los vasos canopos, el ajuar, o el Libro de los Muertos. Pero, ¿a qué estaba enfocado todo este largo proceso ritual? A facilitar el paso al Más Allá y ayudar al difunto a continuar su camino al otro lado.

La división cuerpo-alma en la cultura Egipcia no está tan delimitada como en el caso grecorromano. Los egipcios distinguían varias partes del ser vivo, algunas de las cuales solo se activaban a través de la obtención del conocimiento. Las más similares a nuestro concepto dual de cuerpo-alma serían:

  • KA. La fuerza vital, es el principio de vida del ser humano. Cuando el ka abandona el cuerpo, se muere. Pero el KA no viaja a ninguna parte, se mantiene a modo de «reflejo» o «sombra» presente en la tumba del difunto y se le deben hacer ofrendas alimenticias para asegurar la existencia del difunto en el más allá.
  • BA. La fuerza anímica o espiritual, similar a nuestro concepto de alma. Cuando el KA abandona al fallecido y este muere, se libera su BA. Muchos de los ritos funerarios egipcios van enfocados a la correcta liberación del BA. El BA puede viajar entre mundos.
  • IB. Equivalente al corazón en un sentido abstracto, es el nido de los pensamientos y los sentimientos, lo que determina si una persona es buena o mala.
  • DYET. El cuerpo físico. Es el continente de las fuerzas vitales que hacen existir al hombre. Si bien su existencia parece limitada al plano material, la momificación implica que una vez el DYET desaparece, las fuerzas vitales dejarían de existir también. Es el nexo de unión entre la existencia y la no existencia.

Una vez alcanzado el Más Allá, el difunto egipcio era sometido al Juicio de Osiris. El IB o corazón del mortal se ponía en una balanza, y si pesaba más que la pluma de la verdad o pluma de Maat, se consideraba que su corazón estaba lleno de maldad.

Muerte y Más Allá a través de tres culturas
Anubis pesando el corazón del difunto en el Juicio de Osiris. Libro de los Muertos, papiro de Ani. Fuente: Wikipedia Imágenes

Como vemos, nuevamente hay un juicio de la vida llevada en el plano terrenal. Pero, ¿qué destinos aguardaba el juicio egipcio?

Si el resultado era positivo, se permitía que el KA y el BA se reencontrasen con el DYET, y la fusión de estos elementos se convertían en un AJ (ser benéfico) que accedía al paraíso, llamado Aaru. Sin embargo, antes de acceder a Aaru debían atravesar un lugar llamado Duat, una especie de limbo. Para comprender mejor esta idea, pensemos en el viaje de Dante a través del purgatorio hasta llegar al espacio divino con su amada Beatrice. Este sería un viaje similar en cuanto al tipo de habitante que albergaba: demonios, dioses vengativos, criaturas monstruosas… Una última prueba de valor antes de acceder al eterno paraíso.

Pero aquellos cuyo corazón pesase más que la pluma de Maat eran condenados a ser devorados por Ammyt, el devorador de muertos. Esto se conocía entre los egipcios como «segunda muerte» y suponía el fin de la existencia, que era el máximo castigo concebible.

Muerte según el Budismo

Quizás a priori podamos pensar que la religión budista, que defiende la reencarnación, es muy diferente de las anteriores aquí mencionadas. Pero el nexo común es que en todas estas religiones o culturas la muerte se concibe como un camino.

En la Antigua Grecia, el difunto tenía que pagar al barquero Caronte, evitar a Cerbero y ser juzgado por los tres jueces del Inframundo. En la Egipcia se les sometía al Juicio de Osiris y tenían que atravesar un espacio intermedio antes de llegar al Paraíso. En la religión budista, si bien el alma no viaja al Más Allá, se reencarna hasta adquirir el conocimiento suficiente para alcanzar el Nirvana. Sigue encajando en la concepción de viaje iniciático tras la defunción.

Además, el tipo de reencarnación no es aleatoria, sino que es equivalente a la vida llevada por el difunto. Es decir: si tu alma es pura, tu reencarnación será mejor que la de un criminal. Esto es muy similar al juicio de las almas que se puede observar en el Hades griego o en la mitología egipcia. 

Por tanto, la muerte para los budistas sería el cese de la existencia circular. Tras haber transitado un sinfín de vidas, cuando se alcanza el punto de conocimiento suficiente y se equilibra la energía de nuestro karma, cesa nuestra existencia y se entra en un estado o espacio abstracto conocido como “Nirvana” donde liberamos la conciencia individual. Quizás este Nirvana quede más cerca de la inexistencia que de un paraíso habitable, y esta sería la principal diferencia con los inframundos mencionados en este artículo.

En conclusión, la Muerte a través de la Historia se ha diseñado en base a lo que sabemos de la vida, configurando una serie de espacios imaginarios que son deudores del mundo en el que existimos. Lo más destacable es la idea intrínseca de tener que responder por las acciones llevadas en vida, y ser evaluados por nuestra bondad y justicia.

La muerte y el más allá se conciben como un camino que continúa, que es el castigo o la recompensa a la vida que hemos decidido llevar. Así que, en este simbólico día en el que rendimos culto a nuestros antepasados fallecidos (estén o no), nuestra cultura nos invita a facilitar su paso por ese camino transitorio y honrar su paso por el mundo.

Bibliografía

“La muerte en la Grecia antigua” – Marta Zolezzi de Rojas

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/mundus-patet-fiesta-halloween-antigua-roma_15828

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