COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE ALEGORÍA A LA TEMPLANZA
ANÁLISIS DE LA OBRA
Cuando pensamos en Alonso Berruguete, nos viene a la mente una parte muy relevante de la imaginería renacentista de nuestro país –mientras escribo estas líneas la imagen que aparece en mi cabeza es la de su Calvario–, pero el hijo de Pedro Berruguete –pintor situado entre la transición del gótico al renacimiento–, también se formó en el arte de la pintura, concretamente durante su estancia en Italia a principios del siglo XVI.
Será en este viaje, mientras desarrolla su aprendizaje, cuando lleva a cabo la creación de Alegoría de la Templanza, en ella recoge las nuevas técnicas y las referencias que va conociendo, es bastante notable la presencia del maestro Miguel Ángel en la forma en la que representa la figura femenina: un cuerpo muy musculado, pudiéndose hacer una comparación directa con las sibilas de la Capilla Sixtina.
En este caso, la plasmación del cuerpo es desproporcionada, todas las carnaciones visibles –hombro, brazo, mano y cuello– dan una sensación de monumentalidad. Esta queda reforzada con el tocado que lleva en la cabeza, el cual recorta el volumen que podría haber ofrecido el cabello suelto de la mujer, destacando a su vez la presencia de la corona de laurel.
Trata un tema bastante presente en la Italia renacentista, la Templanza es parte de cuatro virtudes cardinales junto a la Fortaleza, la Justicia y la Prudencia. Siendo esta una de las virtudes moderadoras de los placeres e instintos humanos, su iconografía irá ligada al freno, en el sentido literal de la palabra, ya que aparece sosteniendo una brida en su mano izquierda.
Sobre el pecho apoya la mano derecha en un gesto de reconocimiento, enfatizando la sensación de introspección a la que se le suma también la mirada que se desvía del espectador para centrarse en un punto concreto en la lejanía. En el fondo destaca una paleta colores terrosos que componen las modestas arquitecturas, así como el muro en el que parece cobijarse la figura, acentuando de esta manera el color verde de la túnica y el rojo de la brida.

La procedencia de la obra se desconoce, pero cabe destacar el motivo por el que a día de hoy está expuesta en la sala 057B del Museo Nacional del Prado, todo se debe a Carmen Sánchez García (1929 – 2016). Esta mujer dedicó su vida a la docencia y estuvo ligada a la institución, llegando a ser parte de la Fundación Amigos del Prado.
Entre los documentos que recogen el recuerdo de la vida de Carmen, constan varios que alegan su presencia en las actividades desarrolladas por el museo. Vivió este como el templo de sabiduría que es y quiso contribuir a que su colección siguiera creciendo, dejando plasmado en su testamento el deseo de que, mediante su legado, el Museo Nacional de Prado adquiriera nuevas pinturas.
Gracias a ello se incorporaron nuevos artistas que todavía no estaban presentes en sus salas como es el caso de Alonso Berruguete.
Un total de quince obras se sumaron a la colección permanente del museo: San Francisco arrodillado en meditación de Mariana de la Cueva, la Virgen del Carmen imponiendo el escapulario a san Simón Stock de Gabriel Antonio Corvoysier, Mujer en el baño (¿Diana de Poitiers?) –apenas se conservan obras de François Clouet o de su taller en nuestro país–, La boloñesa (La boulonnaise) de María Blanchard, El Retrato de caballero de Adriaen Thomasz.
Key, Autorretrato de Pedro de Campaña, La Estigmatización de san Francisco de José del Castillo –una de las pocas obras religiosas de su autor–, Los Comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo de Antonio Gisbert –réplica de la conservada en el Congreso de los Diputados–.
Eduardo Rosales destacará por el número de piezas que se adquieren: Doña Blanca de Navarra entregada al captal de Buch y la Reina doña Juana en los adarves del castillo de la Mota y Sala de Constantino en el Vaticano. También Giuseppe Maria Ferdinando Dal Pozzo de José Aparicio, la Sagrada Familia del roble de Luis Eusebi, y por último Paisaje Napolitano de Fortuny.
El legado de Carmen Sánchez le convierte en una de las mecenas más destacadas en la historia del Museo Nacional del Prado, su memoria siempre estará presente en esta obra de Berruguete.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
VVAA. (2021). El legado de Carmen Sánchez, «La última lección». Museo Nacional del Prado.
Museo Nacional del Prado. (2021). Alegoría de la Templanza. Museo Nacional del Prado. https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/alegoria-de-la templanza/f03f98b3-80bb-4fde-854d-4d67c8ec50af