COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE ALEGORÍA DE LA REDENCIÓN
UN JACOPO LIGOZZI EN EL MUSEO NACIONAL DEL PRADO
Alegoría a la Redención del maestro veronés Jacopo Ligozzi, es otra alegoría que llegó al Museo Nacional del Prado gracias a una donación, en este caso la del Catedrático Constitucional y Político: Óscar Alzaga Villaamil.
Después de haber comentado que la Alegoría de la Templanza forma parte de la colección del Museo gracias al legado de Carmen Sánchez, me parecía curioso seguir indagando sobre este tema representativo tan concreto y encontrarme con la casualidad de que la que os traigo en este ocasión, su incorporación al Prado también fuese en términos parecidos a la anterior, además de hablaros uno de los cuadros que más fascinan.
Pero antes de tratar la representación en sí, es necesario conocer la figura de Jacopo Ligozzi, ya que este pintor manierista llegó a realizar en varias ocasiones representaciones ligadas a la muerte, en las que no suelen faltar la presencia del esqueleto y el reloj de arena, destacando los dibujos preparatorios para sus obras que se conservan en la Galería Ufizzi. Formado en Verona en el taller de su padre, Giovanni Ermanno Ligozzi, Jacopo se traslada a Florencia para ser el pintor de Francisco I de Médicis.
ANÁLISIS DE LA OBRA
Esta pintura forma parte de la producción macabra de Ligozzi, se representa en el centro de la composición la Piedad, donde Cristo yace muerto en las rodillas de su madre, quien llora desconsoladamente junto a los ángeles que coronan la escena, tras presenciar el descendimiento de la cruz; llama mi atención el hecho de que esta no aparece completa ya que solo se observa el pie junto a el suppedaneum o sidile –la tabla de apoyo para los pies–. Se enfatiza la escena con el escorzo tan marcado del cuerpo de Cristo el cual me lleva directamente a pensar en Mantegna y su Lamentación sobre Cristo muerto, y con la presencia del esqueleto a la derecha portando un reloj de arena, el cual mira satisfecho –haciendo alusión a la muerte–, como del personaje alado a cuyos pies aparece una serpiente, siendo este el Pecado del cual Jesús a su muerte, según la creencia cristiana, libera a la humanidad.
Me parece sublime cómo con una composición tan escueta además de un formato reducido, Ligozzi es capaz de transmitir el dolor de la Madre, la satisfacción de la Muerte y la necesidad de desaparecer, en el caso del Pecado, que mira directamente a la persona que le observa apenado, sabiendo que su tiempo aquí ha terminado.
A día de hoy, la obra de Jacopo Ligozzi se encuentra expuesta en la sala 049, también conocida como la de Rafael. De normal, suele estar expuesta al lado de El descendimiento de Pedro Machuca, pero este forma parte de la nueva exposición temporal Otro Renacimiento. Artistas españoles en Nápoles a comienzos del Cinquecento, así que hasta principios del 2023 la alegoría estará acompañada de La Última Cena de Agostino Carraci.
EL LEGADO DE ÓSCAR ALZAGA
Además de este cuadro de Ligozzi, el legado de Óscar Alzaga cuenta también de otras seis obras, siendo el conjunto abarcable desde las postrimerías del siglo XVI a mediados del XIX, realizadas por autores italianos, españoles y un bohemio: Imposición de la casulla a S. Idelfonso de Sánchez Cotán, San Jerónimo de Herrera el Viejo, Inmaculada de Antonio del Castillo, San Juan Bautista de Mengs y el retrato Manuela Isidra Tellez-Girón de Agustín Esteve, este fue adquirido por el Museo Nacional del Prado gracias a la dotación económica que también donó Alzaga.
WEBGRAFÍA
-https://www.museodelprado.es/coleccion/artista/ligozzi-jacopo/d2cf3ee9-9cd9-428d-93c0-fab78360649b