COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA BASÍLICA DE LA SAGRADA FAMILIA
CONTEXTO HISTÓRICO ARTÍSTICO
«Para hacer las cosas bien es necesario: primero, el amor; segundo, la técnica»
Palabra de Gaudí
Antes de nada, conviene mencionar que ubicar el contexto histórico artístico en este análisis, igual, es un pelín desproporcionado. Tanto que abarca 141 años, los mismos que dura la construcción de este templo que ¿terminará? en 2026. Su concepción corresponde a la idea del fundador de la Asociación Espiritual de Devotos de San Juan, Josep Maria Bocabella y su diseño original a un tal Francisco de Paula del Villar del que, pobre, ya nadie se acuerda.

Y es que la tarea fue breve porque, a los pocos meses de empezar, Antoni Gaudí i Cornet se hizo con el cotarro y cambió radicalmente el proyecto del bueno de Francisco. Era 1883, mismo año en el que presentó los planos de la Casa Vicens e inició las obras de El Capricho en la localidad cántabra de Comillas, por ejemplo. Eso significa que Antoni ya tenía fama y era todo un dandy venido a más gracias, en gran parte, a su relación con Eusebio Güell (sí, el del Parque, el Palacio, la Colonia).
Fue durante el último cuarto del siglo XIX, cuando sus obras en Barcelona, y en otras ciudades, lo consolidaron como arquitecto. El más grande de su época, la máxima representación del Modernismo. De hecho, entre 1900 y 1910, el arquitecto experimentó su etapa de máximo esplendor profesional pero… todo genio tiene su ocaso.
Gaudí era obsesivo con su producción artística y lo fue también con el amor a una mujer: Pepeta Moreu. El desengaño le volvió místico, fanático de lo religioso, introvertido. Unido al fallecimiento de su padre, la controversia de su figura; se refugió en la soledad y, muy probablemente, en la depresión.
Así que, marginado, en cierto modo, por las élites con las que tanto se codeó, a partir de 1914, destinó todas y pocas energías a la Sagrada Familia. A ver, habían pasado ya 20 años desde que comenzara su construcción pero es que las obras, ya desde el inicio, no iban bien.
Gaudí es un Dios de la arquitectura pero, no lo podemos obviar, tiraba con pólvora de reyes y, claro, a sus proyectos había que echarles billetes. Los trabajos se paraban una y otra vez y él aprovechaba la ocasión para recrearse en los planos y hacer que cada elemento encajara perfectamente en el complejo programa simbólico que tenía en mente.
Para Antoni, la Sagrada Familia era una gran Biblia con miles de páginas en piedra que le servían para recoger todos los aspectos de la historia y misterios de la fe cristiana con todo gusto de detalles.

Y en eso estaba cuando llegamos al triste fin de la historia de amor entre arquitecto y templo. El día 7 de junio de 1926, después de cumplir su trabajo diario en la basílica, Gaudí acudió a la iglesia de Sant Felip Neri para visitar a su confesor y, en la calle de las Cortes, fue atropellado por un tranvía.
Por aquel entonces, tenía 74 años, barba blanca, pantalones raídos y zapatos remendados. Nadie sabía quien era, sin documentación, en los bolsillos apenas encontraron un puñado de frutos secos y un libro de los evangelios. Sólo se había completado el 20% de la obra, con el acabado del campanario de San Bernabé y la fachada de la Natividad que fue a la única que pudo dedicar su alma.
Según Josep Pla, «al final de su vida Gaudí no solamente parecía un pobre. Lo era verdaderamente».
ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

Tras la muerte de Gaudí, la obra fue asumida por su discípulo Domènec Sugrañes i Gras hasta la Guerra Civil de 1936. Durante los disturbios, los anarquistas catalanes destruyeron muchos planos originales, maquetas y talleres lo que hizo necesario crear un nuevo diseño basado en la reconstrucción de los planos sumando adaptaciones modernas que han llegado hasta nuestros días estructurados en diferentes fases y arquitectos como Lluís Bonet i Garí, Francesc Quintana o Isidre Puig i Boada, hasta llegar al encargado actual Jordi Faulí i Oller.
Sea como sea, y a grandes rasgos, podemos distinguir dos niveles de análisis: características estructurales y estéticas junto a función y significado. Cosas, aparentemente, distintas pero enlazadas a lo largo de los cientos de metros. Ese genio llamado Gaudí capaz de unir y plasmar sus valores espirituales y estéticos a través de la arquitectura. ¿Y no es eso en lo que consiste el arte? Pregunto.
Además de los dos niveles de análisis, la expresión del cristianismo y la naturaleza son los dos ejes de ejecución. En la mente del arquitecto catalán, la leyenda religiosa; en la mano las formas naturales que la representan. Tanto es así que no hay una sola línea recta en el interior de la Sagrada Familia, en una de sus frases: “La recta es del hombre, la curva, de la naturaleza”.

La Basílica de la Sagrada Familia es un gigante tradicional en el concepto puro. Planta de cruz latina, cinco naves, un ábside semicircular y un crucero con tres naves pensado para destacar tres fachadas fundamentales: Natividad, Pasión y Gloria que, en conjunto, relatan la llamada «historia de la salvación».
Por su parte, el ábside es lobulado y compuesto por siete capillas correspondientes a los siete dolores y bienaventuranzas de San José. El deambulatorio se desarrolla alrededor del presbiterio. El claustro, al contrario de la ubicación tradicional a un lado del templo, rodea casi completamente el templo y diseñado como un elemento de aislamiento del exterior.
Además, Gaudí proyectó la construcción de 18 torres. La más alta representará a Jesucristo, mientras que las demás representarán a los apóstoles, los evangelistas y la Virgen María. El monumento está proyectado para alcanzar una altura máxima de 172,5 metros de los que ya se han conseguido alrededor de 140. ¡Ánimo valientes que ya casi está! Una medida exacta, pensada para no superar la altura de Montjuic, por cierto, creada por Dios.
Volviendo a las fachadas, todas ellas tienen la misión de ilustrar y publicitar los misterios del nacimiento, pasión y resurrección – gloria – de Jesucristo. Tanto su aspecto orgánico como los elementos del interior del templo se basan en la geometría y formas de la naturaleza: troncos de árboles, caracoles, ramajes, etc. que conforman estructuras hiperboloides, paraboloides, helicoides, conoides y elipsoides repetitivas y rítmicas.

Mención especial al uso de la luz como un elemento más de la construcción heredando, al mismo tiempo, el significado de las megalíticas y esbeltas construcciones góticas. Gaudí diseñó la iluminación de la Sagrada Familia con el propósito de profundizar en las alegorías espirituales más allá de su uso funcional con recursos patentados como las vidrieras de colores y su efecto místico (obras de Joan Vila-Grau).
Buen ejemplo es la disposición de las fachadas: la de la Natividad recibe la luz del amanecer como símbolo del nacimiento de Jesús, luz del mundo. La fachada de la Pasión hace lo propio con la luz del atardecer, metáfora de su muerte y el descenso a los infiernos. La Gloria recibe la luz del pleno día que ilumina la nave central en todo su esplendor, símbolo de la resurrección.
CURIOSIDADES
1926-2026. Si el plan resulta perfecto, la finalización de la obra coincidirá con los 100 años desde la muerte de su creador. Pero parece difícil porque vino una pandemia y esas cosas y el ansiado final parece haberse ido al traste. También puede que se trate de una artimaña ya que la obra inconclusa más famosa del planeta es, también, la iglesia más visitada del mundo sólo por detrás del todopoderoso San Pedro del Vaticano.
Siguiendo con los números, las 18 torres tienen un sonido diferente y están pensadas para que la basílica actúe como caja de música audible en un radio de tres kilómetros. Y hay más dígitos, tantos son los años que lleva en construcción que la conforman más de 50 tipos de piedra llegadas de Escocia, Cantabria, Galicia, Francia e Inglaterra aunque el grueso de la construcción se sitúa a 80 km de Barcelona.

Y, venga, para terminar con unos pocos más de números, en la fachada de la Pasión puede verse un sudoku aunque, más bien, es un cuadrado mágico en el que todas las dan el mismo resultado: 33. Casualidad o no, es la edad a la que murió Jesucristo.
Gaudí dedicó años de su cuerpo y alma a su obra magna. Los últimos 15, vivió, trabajó y durmió dentro. Así que, no es casualidad que siga allí dentro de la capilla de la Virgen del Carmen, que es el primer nicho de la cripta la Sagrada Familia. Y que, curiosamente, fue la única parte que vio finalizada junto con la Fachada de la Natividad o Nacimiento.