Bodegón con cráneo de buey

Ficha técnica

Título: Bodegón con cráneo de buey
Autor: Pablo Picasso
Cronología: 1942
Estilo: Cubismo, naturaleza muerta
Materiales: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Colección de objetos de Arte de Renania del Norte-Westfalia, Düsseldorf
Dimensiones: 130 x 97 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE BODEGÓN CON CRÁNEO DE BUEY

CONTEXTO HISTÓRICO – ARTÍSTICO

Quizás todo lector predispuesto a la lectura de este misceláneo artículo, incluso antes de echarle un primer vistazo a la obra presentada, al saber que su autor es Pablo Ruiz Picasso ha podido tender a la predisposición o la contraposición como figura espectadora. Picasso fue desde luego un artista controversial y un autor que da lugar a opiniones muy diversas. 

Intentaré facilitar la tarea de contextualizar al artista así como la dificultosa época en la que se desarrolla esta obra pictórica, de tal modo que el fruto de la lectura llegue a ser objetivo en un mundo de sujetos. 

Pablo Picasso, conocido abiertamente como “El genio cubista” o “El genio del siglo” fue uno de los máximos exponentes artísticos en la historia de España y con más énfasis en el siglo XVIII.

Su fama no se redujo únicamente a Málaga, lugar donde Picasso nace de una manera peculiar, pues se pensó muerto por su comadrona, sino que además de cautivar a la península por completo llegó a captar la atención de los museos y artistas más importantes de la época a escala internacional. 

A pesar de todo este éxito, Picasso fue una persona que ya desde su infancia manifestó una genialidad espontánea, cosa que según la historia del arte y la historia relativa a las grandes personalidades, suele terminar en un estado mental deplorable. No es que tengamos delante los informes psicológicos de Pablo Picasso, pero en realidad sí que los tenemos.

Todas sus obras de alguna manera nos dejan ver a medias el estado mental variable y variante de nuestro gran genio. Pues desde sus caracterizadas primitivas Época Azul y Época de años veinte y treinta, en las que podemos observar con detenimiento un sinfín de expresiones y sentimientos que nos desvelan los innumerables estudios realizados sobre sus pinturas, esculturas y grabados hasta sus pinturas de guerra y de últimos años latentes, vemos una personalidad desarrollada e inestable. 

Centrándonos en el contexto espacio-temporal, la Guerra Civil española había estallado en un clima de violencia política y uso de la fuerza bajo los modelos reformistas, revolucionarios y reaccionarios.

El bando franquista puso camino a la Capital Española, Madrid, para hacer real el control total bajo las ideas dictatoriales de una serie de generales y militares extensos para mencionar en este pequeñísimo espacio.

La defensa de Madrid de la mano del bando republicano se logra con creces, pero todo ello origina una ofensiva desmesurada por parte del bando franquista en el norte de España, que bajo los apoyos de la Alemania nacional-socialista y la Italia fascista consiguen una guerra de polvo y bombardeo.

Tal fue el bombardeo de Guernica, la ciudad más antigua de las provincias vascas, totalmente destruida por un ataque aéreo de los rebeldes. En tres cuartos de hora según las locuciones radiofónicas que posee el archivo español histórico, toda la ciudad fue polvo y ríos de sangre. 

Pablo Picasso, que en ese preciso instante era director del Museo Nacional del Prado, no tomó en serio el asunto bélico y los continuos avisos del avance franquista, dejándole a Manuel Azaña la responsabilidad de evacuar las obras esenciales de dicho museo. Este mismo pronunció en una popular entrevista que la prioridad era sacar del país las obras más importantes e históricas, pues el arte podría ser concebido sin la República, pero la República sin el arte jamás podría ser concebida.

Fue el bombardeo de Guernica el hecho historiográfico que hizo despertar a Picasso de la burbuja en la que vivía en la ciudad francesa de París, y que inspiraría un sentimiento de dolor profundo por tantas muertes injustas y dolor causado de manera planeada que ejecutó de manera magistral en obras como Mujer llorando, Niña con barco, Bodegón con cabeza de buey o la pintura más aclamada de este genio, El Guernica.

Bodegón con cráneo de buey
Guernica, Pablo Ruiz Picasso, 1937.
Mujer llorando (Serie de bocetos), Pablo Ruiz Picasso, 1937.

ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

Una vez que conocemos el contexto en el que Picasso palpaba y sentía, nos centraremos de una forma más pulcra en la obra elegida para comentar y para recalcar el valor del dolor y la miseria en la pasada Guerra Civil española. 

Primeramente, Picasso elige el formato de retratos y de composiciones alborotadas para representar tanto desorden sin precedentes, pero rápidamente cambia el formato y pasa a representar una naturaleza muerta que combina con los bodegones que recuerdan al extremeño Zurbarán.

Y es que cualquier técnica era aceptada por la ingeniosa mente del artista, cualquiera que le permitiera representar la crudeza y crueldad de esta guerra que seguía activa durante la finalización de sus primeras obras en este periódo. 

Una de las opciones favoritas elegidas por Picasso eran obras pictóricas de estilo “carteles” para hacer de alguna manera propaganda a la violencia ejecutada y el llanto de un país entero. Bodegón con cabeza de buey es un óleo sobre lienzo que sirve como propaganda representando lo rudo y tosco del conflicto, obra en la que llega a captar un ambiente extremadamente austero, miradas perdidas en una naturaleza sin vida, oscura y esa tan reconocida falta de esperanza. 

La composición cerrada de Bodegón con cráneo de buey nos muestra un triángulo imperfecto, pues hasta en el estudio de la composición interior de esta pintura fue premeditada con mucho esmero. Queriendo mostrar las tendencias y el pensamiento de Pablo Picasso, sobre una España que él creía imperfecta en sus raíces y en lo que brotó de aquellas ramas subterráneas y profundas. 

También podemos reflexionar sobre el uso de la luz que el artista otorga al lienzo, llegando a representar únicamente con los colores pálidos de su paleta, algunos como el blanco seco, azul pastel o grisáceo que tira casi al negro suave, la luminosidad. Es curioso pensar que lo que florecía en el interior de Picasso era tan real y alucinante que decidió representar la luz en los colores que tradicionalmente habrían tenido otros motivos.

Esto podemos verlo en la figura de la cabeza del buey. Quizás por falta de víveres no hubiera ningún modelo plástico para el motivo tradicional del bodegón, por ello podríamos pensar en la falta de esperanza al visualizar tan excelentísima obra. 

Sin ir más lejos, Picasso también deja ver un hilo blanco entre lo que parecen ventanas al fondo, queriendo mostrarnos esa línea de esperanza que siempre cabe tras la oscuridad. Algo así como entreabrir la cornisa dejando que entre un filamento de luz solar capaz de impregnar en una oscuridad profunda y sumisa. 

Bodegón con cráneo de buey
Bodegón con cráneo de buey

Las suaves y agresivas pinceladas variantes que caracterizan la obra de Picasso fueron únicamente presentes en su cabeza y de manera aleatoria, de un modo que no conseguimos descifrar, propio de una genialidad absoluta.

Todas ellas en conjunto dotan a la obra de una profundidad majestuosa impropia de un cuadro únicamente posible en dos dimensiones, y además de esto encontramos una expresividad muerta que se entiende remitiéndose al contexto historiográfico y social de la pintura. 

El cráneo y la mandíbula, así como la cornamenta del buey masacrado representan claramente la miseria y las penurias extremas que Picasso entendió como propias de España y la situación de aquel momento. Además de eso, conocemos el dato de que Picasso inicia este cuadro el día que recibe la noticia del fallecimiento de su amigo, el escultor Julio González, con el que había trabajado en Boisgeloup.

El dolor por la muerte de su amigo y la falta de esperanza en la época se unen aquí para crear un bruto y desconsolado memento mori, que habría sido imposible de manifestar con más plasticidad y expresividad. 




BIBLIOGRAFÍA

WALTHER F., Ingo: Picasso, Hohenzollernring, 2007. 

GOMBRICH JOSEF, Ernest Hans: La Historia del Arte, Nueva York, 1995. MOURLOT, Fernand: Picasso lithographe, Montecarlo, 1949-1964.

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