COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE ALEGORÍA DE HÉRCULES
ANÁLISIS FORMAL
Antes de analizar Alegoría de Hércules, hay que comentar que la obra de Dosso Dossi – uno de los artistas más importantes del Renacimiento en Ferrara – comprende un estilo enigmático y alegórico que era muy común en la casa de los Este entre los siglos XV y XVI. De hecho, el artista, trabajó para Alfonso (1476-1534) y su hijo, el duque Ercole II (1508-1559) quien decoró sus estancias con magníficas obras de artistas venecianos, romanos y florentinos.
La corte de Ferrara fue una de las más esplendorosas de toda Italia y su dominio se extendía desde el mar Adriático hasta la bahía de Génova. Además, «Ferrara formaba parte de los Estados Pontificios, pero estaba en manos de la casa Este en calidad de feudo».
Dosso Dossi se encaja dentro del llamado «taller de Ferrara» y fue contemporáneo de grandes pintores como Rafael, Giovanni Bellini y el propio Tiziano. Así mismo, se rodeó de poetas de la corte como Ludovico Ariosto (1474-1533) y logró atrapar en sus cuadros escenas que representaban temas mitológicos y alegóricos, paisajes pastorales, retratos, etc.
Se dice que sus obras contienen claves que los espectadores – y especialistas – aún no son capaces de comprender y entender, pero que sin duda forman parte de un contexto en el que la diversión, la ironía y la burla formaba parte de la cotidianidad de la casa Este y de sus máximos representantes.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Brujería o Alegoría de Hércules fue un título que se le dio en el siglo XX, cuando su obra fue redescubierta, y hace alusión al llamado género neerlandés de las «escenas populares o tabernarias», en donde también se ha querido ver la representación de una «bacanal», sin embargo, en la escena no hay ninguna representación de bebida ni de copas.
Por ello, algunos especialistas han identificado al anciano que se encuentra en la izquierda del cuadro como Hércules, aunque este no porte su piel de león ni su maza, que son sus máximos atributos.
El motivo por el cual nos lleva a pensar que este personaje sea el héroe griego son dos elementos deportivos que se utilizaban en la Antigüedad en los lanzamientos de peso y de martillo. Además, el anciano porta en su cabeza la corona de rosas que es el símbolo del triunfo de cualquier atleta.
Hércules fue uno de los personajes simbólicos más importantes para los soberanos, ya que muchos de ellos se identificaban con este por su fuerza, valor y poder. Los muros del palacio ducal de Ferrara contenían los frescos de los «12 trabajos» de Hércules y en su patio se levantaba la figura del semidios.
Los Este utilizaron a Hércules para su propaganda dinástica y buscaron legitimarse para lograr sus aspiraciones. Tanto Biordo y Ariosto, los poetas de la corte, elevaron a Hércules a la condición de santo protector pagano convirtiéndolo en un antepasado de la dinastía de Este.
El duque Ercole II es probable que haya encomendado Alegoría de Hércules a Dosso Dossi entre 1540 y 1542. En ella observamos a un Hércules poco corriente, ya que se lo ha representado sentado tranquilamente en medio de un grupo de hombres y mujeres que mantienen un aspecto burlesco, con barba y pelo gris, es decir, se ha representado a un Hércules envejecido.
Esta escena se desarrolla en la corte de Onfalia en donde, según el mito, la reina retuvo a Hércules por tres años como castigo por un delito de «violación del derecho de hospitalidad». Hércules tuvo que servir como esclavo a la reina y tuvo que acatar las órdenes que ella quería, como cardar lana vestido de mujer sentado a los pies de la reina. Por ello, en el centro del cuadro, vemos una rueca que hace referencia a esos quehaceres de la vida doméstica que estaban destinados a las mujeres.
Esta escena responde a las alusiones eróticas del momento pues la idea es burlarse de determinados personajes que, aún siendo importantes y poderosos, no dejan de ser humanos. A la derecha del cuadro observamos a dos hermosas mujeres, una de ellas tiene los pechos descubiertos y quizás podría encarnar esa fuerza o poder de la mujer para seducir a un hombre, un estereotipo adjudicado normalmente a las princesas de los bárbaros.
Las mujeres de la corte de los Este eran conocidas por sus buenos modales y la más notable era la propia esposa del duque Alfonso I, Lucrecia Borgia (1480-1519), hija ilegítima del papa Alejandro VI. Fue una mujer muy inteligente, bella, y atrajo a los mejores artistas y poetas de la época. Además, Lucrecia, contribuyó a las buenas relaciones políticas con otros reinos y estados, lo que supuso el éxito de la casa de Este y de Ferrara.
Lucrecia fue madre de Ercole II quien durante su gobernanza jamás quiso emprender guerras. Su lema, según su mentor, Giambattista Geraldi, fue la consigna de Virgilio: Superanda omnis fortuna (‘Todo destino está hecho para ser superado’).
La casa de Este era aficionada a todo tipo de celebraciones y diversiones, como las mascaradas, las bromas, los juegos de azar, etc. En sus viajes se acompañaban de sus bufones quienes portaban sus cabras – símbolos del amor carnal y libertinaje -, y representaban una labor importante dentro de la cultura renacentista italiana.
Los bufones desempeñaban funciones tan variadas, desde saltar de los pasteles de los banquetes hasta narrar anécdotas obscenas. Así mismo, se dedicaban a idear eventos de carácter burlesco. En esta escena los bufones no están representados con sus vestuarios tradicionales, compuestos de gorros de cascabeles, sino que portan trajes cortesanos.
Un aspecto curioso es que unos bufones aparezcan dentro de otra escena, aparentemente mitológica, pero lo cierto es que el artista ha querido jugar con el espectador para confundirlo. Por ello, nos encontramos con un Hércules envejecido, sin fuerza y sin poder acceder a los deseos que en la mesa se le presenta.
Los pechos descubiertos de una de las mujeres mezclados con las frutas de la bandeja simbolizan ese deseo inalcanzable; el queso en primer plano estaba asociado a lo afrodisiaco; la máscara y el pandero aluden al mundo del teatro antiguo y a las fiestas carnavalescas que se celebraban en la corte Ferrara; es un repertorio de alusiones y referencias ocultas en las que la danza, el engaño, el amor y la fantasía se convierten en elementos constantes y comunes.
Probablemente, el duque Ercole II tuvo un sentido de la ironía muy agudo, ya que los estudios que se han realizado sobre esta obra invitan a pensar que aquel personaje anciano no es otro que el propio Ercole. De ser así, estaríamos ante una escena en donde no solo se mezclan los aspectos lúdicos y burlescos, sino también la parte racional del propio duque al tomar como virtud la paciencia.
Tanto es así que en su palacio reservó la llamada camera della pazienzia, en donde este cuadro pudo estar colgado. El soberano y duque Ercole soberano quiso plasmar su idea acerca de la vida en la corte de Ferrara, él «pensaba que un soberano prudente […] debía evitar guerras en la medida de lo posible, pues todas ellas estaban más en función de la autoafirmación del soberano que del bien de la población». Sin embargo, su pasividad no evitó que se produjeran continuas guerras y que terminase perdiendo legitimidad y poder.
BIBLIOGRAFÍA
-Hagen, R. M., Hagen, R. (2014), Los secretos de las obras de arte, Taschen.
-Pandiello, M., «Hércules», en Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. IV, nº 8, 2012, pp. 67-78.
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