COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE CANTE HONDO
CONTEXTO HISTÓRICO
En referencia al marco histórico que envuelve este trabajo, son varios los hechos que dan sentido al título y a la iconografía del mismo. En primer lugar, destacada mención merece la celebración en el año 1922 del Concurso Nacional de Cante Jondo de Granada gracias al empeño del compositor Manuel de Falla, a cuyos actos previos asistió el maestro cordobés, presenciando, a su vez, la conferencia de Federico García Lorca titulada Importancia histórica y artística del primitivo cante andaluz, llamado cante jondo.
En segunda instancia, no podemos olvidar los momentos de tensión política vividos en toda España durante los años de ejecución de esta pintura, perteneciente a la tercera y última etapa de la carrera artística de Romero de Torres (1915-1930), pues en 1923 se instaura la dictadura de Primo de Rivera, inculcándose una serie de ideas totalmente contrarias a la ideología anarquista del artista, factor que podría haber influido en algunos de los aspectos iconográficos plasmados.
ANÁLISIS FORMAL
En el centro de la composición aparece una figura femenina desnuda, ataviada únicamente con una mantilla negra, una peineta dorada y unos zapatos de tacón, sujetando con ambas manos una guitarra flamenca, la cual actúa como eje de simetría, sobre un pedestal de platería cordobesa con motivos de ángeles barrocos. A sus pies, una joven fallecida, la cual porta un traje de mantilla al completo, se desangra mientras un muchacho con una navaja en la mano la observa receloso.
A su derecha, encontramos una pareja de amantes fundidos en un beso, los cuales portan accesorios tradicionales tan llamativos como el sombrero cordobés. Por último, en la parte superior de la obra, una mujer yace muerta en su ataúd, mientras un chico y una chica, los cuales las fuentes han interpretado como sus hijos, lloran su pérdida, acompañados de un galgo, que en este caso retrata a la mascota del pintor, Pacheco. Todo ello sucede en el ambiente de un paisaje sombrío, el cual se vislumbra en el fondo, dejando entrever varias escenas de muerte y desconsuelo.
SIMBOLISMO
Esta pintura se alza como uno de los máximos exponentes del simbolismo adquirido por Julio Romero de Torres. Así, la figura central se presenta como la fatalidad, en una atmósfera divina, que llega a jugar con el límite entre lo profano y lo sagrado debido al erotismo contenido, y en torno a la cual giran todos los sentimientos y las pasiones del ser humano. La escena inferior representa los celos, ya que vislumbramos a un joven loco de amor, sentimiento que le lleva a asesinar a la mujer que ama.
Por otra parte, la pareja de enamorados simboliza, de manera evidente, el amor, al igual que, en la escena superior, presenciamos la muerte. Con todo ello, se expresa el puro sentimiento de lo que significa el cante hondo, el cual recoge las penas y tragedias del pueblo, expuestas con un sentido fatalista al no albergar ningún remedio, es el lamento expresado a través del “quejío” andaluz.
CURIOSIDADES
Son muchas las fuentes que aseguran que esta obra se trata de la última producción del pintor, por motivos como la inclusión de detalles de sus primeros trabajos, como lo es el ataúd de ¡Mira qué bonita era! No obstante, esto ha sido desmentido. Por otra parte, actuaron como modelos Asunción Bué; una actriz madrileña de comedia; Amarantina, una bailaora sevillana; una modelo de revista de la época y, en última instancia, Rafael Romero de Torres, hijo del artífice.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
GARCÍA DE LA TORRE, Fuensanta; MARÍ, Antoni; MUDARRA, Mercedes: Julio Romero de Torres, Fundació Caixa de Catalunya, Barcelona, 1996.
MUSEO JULIO ROMERO DE TORRES: https://museojulioromero.cordoba.es/sala/sala-4-el-origen-de-lo-hondo/cante-hondo (Consulta: 07/10/2022)
PEÑA GONZÁLEZ, José: “Julio Romero de Torres. Testigo de una época.”, Boletín de la Real Academia de Córdoba, de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, Nº150, 2006. P. 27.
PRIMO JURADO, Juan José: La Córdoba de Julio Romero, editorial Almuzara, Córdoba, 2010.
SALCEDO HIERRO, Miguel: El museo de Julio Romero de Torres, editorial Everest S.A., León, 1993.