COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL CASTILLO DE LAS AGUZADERAS
CONTEXTO HISTÓRICO
El Castillo de las Aguzaderas se sitúa a tres kilómetros del núcleo urbano de El Coronil (Sevilla), dentro del término municipal, estando bien comunicado con el pueblo por la carretera A-375 que une Sevilla – Utrera – El Coronil – Montellano – Ronda.
La particularidad de este castillo es que está enclavado en una vaguada, siendo el único conocido de estas características y su motivo se debe aparte de su función defensiva de la banda morisca, la de guardar el valioso manantial que hay a sus pies.
Para algunos historiadores como Antonio Ruiz Pérez, el origen del castillo podría ser musulmán, pero según otros como la Profesora Magdalena Valor Piechotta y algunos historiadores locales como Galbarro Rodríguez, el castillo sería de nueva planta, pues no hay fuentes que confirmen la existencia de una fortaleza anterior a la cristiana.
Lo que sí parece que hubo es un asentamiento ibero romano y más tarde islámico del que los restos encontrados son escasos sobre todo en los aledaños de la zona sur- sureste del castillo como fragmentos de jarras, lucernas o hallazgos de monedas árabes.
El castillo según las fuentes probablemente fuera íntegramente de nueva planta aunque no se descarta que pudieran trabajar peones o albañiles mudéjares.
Su construcción consta de tres períodos que van desde 1348 hasta 1420. La primera fase y la más importante es entre 1348-1353 y en ella se levantan la torre de Homenaje, la torre albarrana y el patio de armas por importe de 22.800 maravedíes pagados por el cabildo Catedral de Sevilla.
Una segunda fase corrió a cargo de D. Per Afán de Rivera, adelantado mayor de Andalucía y señor de las Aguzaderas desde 1388. La tercera sobre 1420 a cargo de su hijo D. Diego Gómez de Rivera, quien ya había comprado El Coronil a la familia de los Esquiveles, confiriéndoles el aspecto que vemos hoy. Ambos territorios tanto El Coronil como las Aguzaderas a partir de 1419 pasarían a formar parte del mismo señorío.
Hasta 1505 los reyes seguirán nombrando Alcaide del castillo pero una vez sometida Granada, la fortaleza perdió la importancia militar despoblándose la zona a favor de la Villa de El Coronil a la que los Ribera les estaba dando gran auge. Posteriormente el castillo se mantuvo en esta familia que por matrimonio se unió a los Enríquez y luego a los Medinaceli que lo poseyeron hasta el siglo XIX, donando durante la desamortización parte de la propiedad al ayuntamiento coronileño.
El estado de abandono que le siguió hizo que el duque de Alba presionara a las autoridades para que lo protegiesen y fue declarado Monumento Nacional en 1927 siendo uno de los cuatro primeros castillos de la provincia en obtener dicha distinción.
ANÁLISIS DE LA OBRA
El castillo en origen contaba con la torre de homenaje y el patio de armas con las cuatro torres angulares incluida la albarrana en el lado suroeste, esta última fuera del lienzo de muralla para defender el manantial que estaba justo debajo y que se unía al paseo de ronda sobre un arco apuntado, igual que aparece en la entrada principal.
El hecho de que la muralla en un primer momento no englobara la fuente pudiera deberse a que su primer dueño, el Cabildo, no tuviera el uso exclusivo de la fuente. Más tarde se edificó el patio del manantial encerrándolo dentro de las murallas y ejerciendo todo el control sobre él, además de levantarse las dos torres semicirculares, todo ello ya en tiempos de Diego Gómez de Rivera a principios del siglo XIV.
La torre de homenaje tiene unas dimensiones de 11,12 por 9,92 metros, encerrando una cámara cuadrada en el interior de 6,42 m y un muro de 1,75 m de espesor, abriendo su única puerta al patio principal.
En la fachada de la torre se aprecian restos de ménsulas para matacanes y soportes para las garitas en las cuatro esquinas superiores de la torre. Alrededor de la torre protegiendo el parapeto almenado se le colocó en la última restauración un zuncho de metal que evita que se desplome la parte alta de la torre.
La cimentación podría indicar los restos de una hipotética fortificación anterior aunque es posible que fuera cimentación natural y en las esquinas, los dinteles, zócalos y bóvedas se hace uso de sillares a escuadra.

La primera planta y la segunda albergan bóvedas vaídas de perfecta cantería muy similares a sus homólogas del Águila y Lopera.
La caja de escalera es estrecha y mide 0,70 m de espesor situada en el muro norte y tiene bóveda de cañón. El terrado presenta un almenado con capuchones en forma piramidal y parapeto que debía ser posterior a la construcción inicial, pues no están los sillares trabados en los muros.
En él se puede observar la torre espécula o floreta para mejor visión debido al emplazamiento del castillo o bien para proteger al vigilante del terrado en días de clima adverso y que sería construida por la familia Ribera posteriormente.
El suelo del patio no fue nivelado debido a la función del edificio meramente militar y en uno de los lados de los muros se observan aún cimientos de dependencias que existían y que podría servir para alojamiento de la guarnición o para guardar el ganado.
El Castillo de las Aguzaderas es uno de los que mejor conservan la traza original casi integra siendo de los más visitados de la provincia de Sevilla.
BIBLIOGRAFÍA
RUÍZ DELGADO, Manuel María. Carta arqueológica de la Campiña Sevillana. Zona sureste I, Sevilla: Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1985
GALBARRO RODRIGUEZ, Francisco de Paula. Erase una vez un pueblo… las Aguzaderas, Ayuntamiento de El Coronil, 2017
RUIZ PÉREZ, Antonio. Historia de la Villa de EL Coronil. Ayuntamiento de El Coronil. 1998
MOLINA ROZALEM, Juan Francisco. Fortificaciones de la banda morisca en la provincia de Sevilla. Diputación de Sevilla. 2016