COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LOS CHICOS EN LA PLAYA DE SOROLLA
CONTEXTO HISTÓRICO
Joaquín Sorolla es considerado uno de los grandes maestros de la pintura española de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Es un artista con una gran capacidad para captar el instante lumínico y utilizar el color con maestría. Nació en Valencia pero terminaría instalándose en Madrid y viajó a lugares como Roma, París y Estados Unidos.
La costa levantina fue su principal motor de inspiración, tenía una clara identificación personal con aquellas arenas y olas de Levante. Sus pinturas no solo lograron triunfar nacionalmente sino que también obtuvieron un temprano reconocimiento internacional. Muchas fueron incluidas en las exhibiciones de Sorolla en América entre los años de 1910 y 1911.
Sin embargo, de alguna manera Sorolla conservó esta obra “Chicos en la playa” hasta que la donó al Museo de Arte Moderno en 1919 para poco después en 1926 ser expuesta en el Prado. Desafortunadamente el artista no tuvo la oportunidad de vivir esa experiencia puesto que en 1923 había fallecido.
ANÁLISIS FORMAL
Chicos en la playa presenta a tres niños desnudos bañándose en la orilla del mar. Con destreza, Sorolla es capaz de captar la luz que se proyecta sobre los jóvenes y la arena mojada a través de pequeños toques de luz y juego de tonalidades. Percibe la sombra bajo los chicos, así como sus cuerpos desnudos reflejados en el agua junto con los destellos del cielo en la arena de alrededor. El resultado, toda una atmósfera en la que se puede sentir el efecto de los rayos del sol en contacto con la piel de los chicos y el mar.
Por el trato que da a su pintura, se le ha considerado impresionista o postimpresionista, sin embargo él iba más allá de la rápida pincelada que caracterizaba a dicho estilo. Su obra era aun más personal, y prestaba una especial atención por la captación de la luz. En este sentido se le acuñó el calificativo de luminista.
Se describe al luminismo como una corriente en la que la luz es la principal protagonista de la obra, como podemos ver en Chicos en la playa. Caracterizada por la utilización de grandes formatos pintados en base a una pintura al aire libre, donde todos los elementos suelen quedar en el mismo plano y se da importancia a la figura humana dentro del paisaje con la luz difundiéndose por la superficie. Crea una síntesis descriptiva frente al detallismo, con una factura suelta, el empleo de veladuras y una pincelada más fluida.
Pintar al aire libre era clave para conseguir ese ambiente luminista y Sorolla se dejó influenciar por Ignacio Pinanzo quien le introdujo a esta practica en sus tiempos de formación. El artista se acostumbró a sumergirse a lo largo de jornadas interminables en la playa, a pleno sol, amparado por toldos y sombrillas, y se ponía a pintar lo que veía dejándose conquistar por los destellos de la luz del sol.
Estas escenas no eran fáciles de pintar, Sorolla trató de apresar lo que por esencia es fugaz, fluido y veloz: los rayos del sol, sus tonalidades y sombras. De esta forma, las manchas de color de estas obras son amplias y las pinceladas de diferente impulso, algunas breves otras largas, y vibrantes con toques de color. En esta pintura, como en otras muchas, prescinde del cielo, del azul infinito, y sin embargo es capaz de iluminar su cuadro sin saber desde donde se proyecta la luz.
Por otro lado es importante destacar la figura de Zorn, un artista sueco, que le llevó a aclarar considerablemente su paleta, a reducir la gama de colores empleados, a valorar la pincelada fluida, a valorar texturas pictóricas, y a captar la luz y los reflejos lumínicos sobre el agua.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Entre finales del siglo XIX y principios XX en Europa existió la costumbre burguesa de los baños en el mar por recomendaciones de salud pero las playas como las de Levante resultaban muy calurosas y sus costas se convirtieron en escenarios de trabajos marineros y de sus familiares.
Así encontramos en Chicos en la playa a estos tres chicos, que posiblemente pudieron ser hijos de algún trabajador, refrescando sus cuerpos en la orilla. Uno de ellos colocado en primer plano, queda a la espalda del espectador y mirando a los otros dos.
Estos tienen un tez más bronceada, uno dirige la mirada al primer chico mientras el de su lado está distraído. Lo atrayente es que ambos presentan rostros difuminados, conseguidos a través de una rápida pincelada, porque a Sorolla no le interesaba representar la realidad con el detalle sino la luz y sus percepciones como la humedad de la arena y sentir la piel mojada.
CURIOSIDAD
En sus años de formación Sorolla estableció un estrecho contacto con el fotógrafo valenciano Antonio García Peris, con cuya hija Clotilde contraería matrimonio en 1888. Como consecuencia de esta relación, el artista tuvo la oportunidad de conocer de cerca la fotografía y aprendió a utilizarla como herramienta pictórica.
Partía del natural teniendo como referencia recursos propiamente fotográficos que le permitieron reforzar su percepción del entorno en su expresión más momentánea. En este caso hace uso de recursos como el enfoque, pues los niños permanecen tumbados en la orilla del mar y son retratados con un punto de vista poco usual, desde arriba, prescindiendo del horizonte. Además a Sorolla no le importa que las figuras no estén centradas y uno de los chicos queda fuera del encuadre como de una instantánea fotográfica se tratara.
CONCLUSIÓN
Sorolla fue para sus contemporáneos la imagen viva del triunfo absoluto de un artista, tanto en España como en Europa y Estados Unidos, alcanzando una repercusión internacional no lograda por ningún otro pintor español de su mismo tiempo. Después de Goya, es considerado el artista que mejor refleja la esencia del paisaje de España.
Ademas, el pintor inundó el mundo del mercado y del coleccionismo privado con famosas escenas de playa de la costa levantina como esta. La luz clara del mediterráneo ilumina los lienzos de Sorolla con la genialidad de no solo poder apreciarla visualmente, sino también de sentirla, de incluso poder notar la calidez sobre los cuerpos, crea una experiencia personal que resulta seductora y única para el espectador.
BIBLIOGRAFÍA
ABRIL, Marcelo: Joaquín Sorolla o la plena luz en nuestra pintura. Barcelona, 1932.
PONS-SOROLLA, Blanca (coord.): Sorolla, Jardines de luz. Granada, 2012.
TORRES, B.: Sorolla. La magia de la luz. Madrid, 2007.