COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE CIPRESES
CONTEXTO HISTÓRICO
Vincent Van Gogh pinta sus Cipreses en 1889, durante su ingreso en el asilo de Saint-Rémy. En este momento, sus pinturas se centran principalmente en los alrededores del lugar, pasando largas horas observando con detenimiento para luego retratar tanto su naturaleza como a las personas que la frecuentan.
Esta estancia es gestionada por su adorado hermano Théo, que, además, se asegura de que Vincent cuente con dos pequeñas habitaciones: una para dormir, y otra para pintar.
A pesar de su constante estado de agitación y nerviosismo, el artista encuentra entonces, más que nunca antes, su vida en la pintura. Es una etapa de gran productividad, y toma como principal fuente de inspiración las vistas que proporciona la ventana de su nuevo estudio.
De hecho, el tema de esta pieza, el ciprés, apenas había aparecido en obras anteriores, realizadas por Vincent en Arlés, pero mientras reside en Saint Rémy, es protagonista de muchísimas piezas de los últimos momentos de su vida.
Asegura que en estos árboles habita cierta magia, y anhela que el resto del mundo pueda verlos a través de sus ojos, que le parecen los únicos capaces de detectar esta extraordinaria belleza. Lo mismo que le había ocurrido ya con los girasoles. Esos girasoles que llega a hacer suyos.
ANÁLISIS DE LA OBRA
Vincent Van Gogh crea en los Cipreses una pintura ondeante, como movida por la brisa. Trabaja con rapidez, con la intención de capturar un instante. La parte inferior del lienzo está ocupada por vegetación que, con la pincelada frenética, parece querer elevarse para seguir al ciprés hasta el cielo.
El ciprés tan alto que, efectivamente, desaparece entre las nubes y escapa de los límites del lienzo. El cielo también cuenta con tonalidades vibrantes, con los que las nubes flotan y nos conducen la mirada por este magnífico homenaje al paisaje provenzal.
Vincent Van Gogh es un clarísimo ejemplo de que la obra no puede ser separada de su artista. En este caso, la primera actúa como un verdadero espejo, con el que el segundo juega para que el reflejo pertenezca a su fascinante mundo interior.
Así, este pintor en ocasiones injustamente calificado de atormentado e incluso loco, proporciona una visión única de la realidad, una visión que llena de auténtica magia una naturaleza que en demasiadas ocasiones pasa desapercibida.
BIBLIOGRAFÍA
García Sánchez, Laura. 2010. Van Gogh. Editorial Tikal.
Metzger, Rainer. 2008. Vincent van Gogh: 1853 – 1890. Köln: Taschen.