COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE CRISTO JUSTIFICANDO SU PASIÓN
CONTEXTO HISTÓRICO
Esta obra se enmarca en una época y una sociedad en la que la religión abarcaba todos los ámbitos de la vida, así como la relación entre artistas, escritores, predicadores, grabadores… era muy importante y coincide con el apogeo de la literatura espiritual hispana a través de manuales o tratados de oración que gracias a la imprenta tuvieron gran difusión y que promovían una religiosidad consistente en una espiritualidad introspectiva y oración mental privada y metódica, considerándose que las imágenes pintadas y escultóricas en los oratorios son muy oportunas para la meditación, de ahí la producción de pinturas como ésta.
En el siglo XVI el estamento eclesiástico, y más concretamente el urbano, era el lector tipo, pero también nobles, hidalgos…teniendo un consumo muy diverso y una amplia disponibilidad de cara a la venta, como se puede ver en inventarios de la época tanto de grandes urbes como de localidades más pequeñas y en las que había escaso interés cultural, destacando especialmente las obras de fray Luis de Granada, con 229 ediciones en castellano de su Libro de oración y meditación y las 81 de la Guía de pecadores.
Cristo justificando su Pasión se enmarca dentro de las imágenes devocionales que consiguieron llevar al ámbito privado imágenes que se encontraban en las iglesias, cuya finalidad es captar la atención del fiel que se dispone ante ella, conmover y conseguir a través de la persuasión que se empatice con lo representado, estableciendo finalmente un coloquio con la imagen meditada, ya fuera una imagen mental o la representada en la pintura, dotando así a la imagen de una “expresividad empática” como han venido indicando en los últimos años diversos estudiosos de esta temática.
El pintor extremeño Luis de Morales, al que tradicionalmente se le ha puesto como lugar de nacimiento en Badajoz, aunque hay quien lo sitúa en el norte de Extremadura, está considerado como uno de los pinceles más importantes del siglo XVI español. Su actividad artística se circunscribe al entorno extremeño y su periferia en un momento en el que la región vive una relevante actividad artística. De este autor, ya nombrado por Palomino como el Divino por su dedicación a la temática religiosa, se conoce la realización de retablos, destacando su obra de Arroyo de la Luz (Cáceres), pero especialmente por ser prolífico en la realización de “piezas” de devoción, como la presente obra, de pequeño y mediano formato y como se señala más arriba óptimas en la sociedad del Quinientos para la meditación en oratorios privados, teniendo su taller de Badajoz importante trabajo durante las décadas de los cincuenta y sesenta de la señalada centuria, trasladándose posteriormente a la villa de Alcántara, trabajando en el conventual de San Benito de la poderosa orden alcantarina, localidad donde previsiblemente acabó sus días.
El estilo del maestro bebe, por una parte, de los pintores que trabajaron en la zona placentina durante su juventud, teniendo a su vez reminiscencias flamencas y del genial Alonso Berruguete, sin olvidar las influencias de la pintura castellana y de los modelos italianos, pues aunque no se considera que pudiera haber viajado a Italia para formarse, con la circulación de estampas conocería las formas y modelos de los grandes maestros italianos, viendo igualmente en su obra la sfumatura de Leonardo y sus seguidores, tanto en fondos como en las propias figuras.
ANÁLISIS FORMAL
Cristo justificando su Pasión, denominación actual de la obra, pero conocida antiguamente también como Asunto místico, Cristo entre dos pecadores o Alegoría cristiana, está realizada sobre una tabla de madera de nogal, material noble utilizado por el pintor para obras de mediano formato como ésta por su resistencia al ataque de insectos y por permitirle mayor anchura con una sola tabla, evitando las uniones.
La imagen alegórica que se presenta en la pintura muestra a Cristo en el Gólgota antes de su crucifixión, vestido con una larga túnica grisácea que irradia luminosidad en sus matices de color destacando de esa manera la figura central, con la cabeza girada en la que se ve un minucioso tratamiento del cabello y el rostro, que indica la aceptación de su destino, el cual, como se puede intuir por su boca entreabierta, expresa al sayón ataviado a la romana que porta los distintos instrumentos para el sacrificio (martillo, clavos, tenazas y berbiquí) y le señala con la mano izquierda incidiendo con una estudiada gestualidad el motivo de su muerte en cruz: el alma del fiel presentado semidesnudo y envuelto en un raído sudario azulado, que eleva la mirada en clara actitud orante para lograr su salvación. Tras estas figuras y postrada en las rocas se ve la cruz, que nos remite junto a los útiles que porta el sayón a las Arma Christi, que Morales también incluye en otras obras alegóricas como el Varón de Dolores de Minneapolis.
A diferencia de otras pinturas de devoción donde presenta una sola figura sobre un fondo generalmente negro, aquí vemos un paisaje que recuerda a formas italianas en una escena donde las tres figuras y la cruz tumbada en el suelo tras Cristo se insertan en un suelo rocoso y árido que contrasta con los colores más vivos de las túnicas de los personajes y con un frondoso árbol tras las figuras de Jesús y el alma, cuidando la representación del paisaje en lejanía en tonos verdosos y azulados con una ciudad al fondo y una montaña escarpada que se eleva hasta un cielo que parece anunciar el momento dramático de la crucifixión y que ocupa prácticamente la mitad superior de la tabla.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Esta iconografía se puede poner en relación a la influencia que el obispo Juan de Ribera tuvo en la pintura de Morales, pues en los años en los que estuvo en la sede pacense (1562-1568) le encarga al pintor obras de pequeño formato para la meditación y oración mental como es el caso de ésta, derivada de la formación y la espiritualidad del futuro arzobispo de Valencia y santo, estando relacionada esta representación con la obra de fray Luis de Granada, quien en su Libro de la oración y la meditación señala en diversos pasajes al alma cristiana como interlocutor, dándose la circunstancia de que el fraile dominico también residió en Badajoz, siendo guardián del pacense Convento de Santo Domingo desde 1547 hasta su marcha a Évora a mediados de la década siguiente. En esta tabla se ve la influencia del dominico en el gesto señalando al alma, que debe incidir en los sentimientos del observador para interiorizar la imagen de cara a la oración meditativa.
Las representaciones del alma cristiana ante Cristo también la trataron pintores posteriores como Juan de Roelas o Velázquez, aunque en estos casos cercanos a otros momentos de la Pasión como es la flagelación, y tienen como finalidad que el devoto contemplara su alma orando ante Jesús, trasponiendo una imagen imaginativa a la pintura, siguiendo la metáfora de san Agustín de ver con “los ojos del alma”, o como también señala fray Luis de Granada en su citado Libro de la oración “vista fija del ánima, que mira a Dios con ojos de fe” .
CURIOSIDADES
El cuadro, documentado como encargo de Juan de Ribera durante sus años en la sede episcopal pacense, ha pasado a lo largo de su historia por diferentes instituciones religiosas y manos particulares hasta que fue adquirido por el Museo Nacional de la Trinidad donde fueron a parar numerosas obras provenientes de la Desamortización de Mendizábal, pasando a su cierre al Museo del Prado, organismo a quien pertenece en la actualidad, si bien primeramente fue depositado en el Museo de Pontevedra durante más de noventa años y actualmente, desde hace pocos meses, es depósito en el Museo de Bellas Artes de Murcia como se puede ver dentro del proyecto “Prado extendido”.
Personalmente, y conociendo el nuevo depósito que se ha hecho de esta obra, creo que hubiera sido una buena ocasión para que la tabla hubiera regresado a Extremadura, tierra donde se pintó, bien al Museo de Bellas Artes de Badajoz, donde es cierto que hay una buena colección de Morales, o al Museo de Cáceres, donde por el contrario no se cuenta con ninguna obra del maestro y una pieza de estas características podría enriquecer en la sociedad local el conocimiento sobre un artista de primera fila oriundo de la región.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
GONZÁLEZ GARCÍA, Juan Luis. Imágenes Sagradas y Predicación Visual en el Siglo de Oro. Madrid, 2015.
GONZÁLEZ SÁNCHEZ, Carlos Alberto. El espíritu de la imagen. Arte y religión en el mundo hispánico de la Contrarreforma. Madrid, 2017.
MUSEO NACIONAL DEL PRADO. El Divino Morales (catálogo de exposición). Madrid, 2015.
PEREDA, Felipe. Crimen e ilusión, Madrid, 2017.
MUSEO DEL PRADO: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/cristo-justificando-su-pasion/a59acc7b-439a-4131-8087-e7456b5879e7?searchid=29caeb87-1c1f-1d0f-76e2-b1aca77e71b6 (Consulta: 13/11/2022).