COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE CUADRADO NEGRO SOBRE FONDO BLANCO
CONTEXTO HISTÓRICO
Kazimir Malévich nace en 1879 en Kiev (Ucrania) aunque se forma como artista en Moscú, donde se convirtió en el creador del suprematismo un movimiento artístico absolutamente experimental y de los más importantes de las vanguardias del siglo XX.
Malévich acuñó el término “suprematismo” en 1915 para referirse a una nueva visión de la pintura, suprema, en relación con el arte del pasado, el de la Academia. Ser un pintor académico significaba, entre otras cosas, imitar el mundo de tu alrededor y depender en gran medida de composiciones figurativas. Así que redujo sus composiciones a únicamente forma y color careciendo de convención alguna, o como lo denominaba en sus propias palabras: «forma cero». Pintaba formas sencillas para representar lo complejo del sentimiento artístico.
Sin duda, la influencia del cubismo y el futurismo fueron esenciales en la producción de la Vanguardia Rusa. Para ellos el poder soviético personificaba la fuerza, el estímulo que debía romper con todo lo anterior, con las ligaduras de una vieja y deshecha estética, considerando que había que otorgar libertad al artista. Pero poco antes de la revolución Malévich ya había alcanzado la abstracción total, y en este punto es cuando crea su mítico e innovador “Cuadrado negro sobre fondo blanco”, todo un hito de las vanguardias artísticas.
Nace así el suprematismo que tanto había buscado, un movimiento que predica la supremacía de la nada y la representación del mundo a través de formas geométricas. “Un arte nuevo para un mundo nuevo”.
ANÁLISIS FORMAL
Estamos ante una de las obras más icónicas del siglo XX cuya composición es, aparentemente, muy sencilla: un cuadrado negro pintado sobre un fondo de color blanco. Este cuadrado es la primera manifestación pictórica suprematista. Malévich establecía la simplicidad y la abstracción como máxima expresión del arte, aquello que buscaba el suprematismo como corriente estética era llevar la pintura a su máxima simplicidad.
Es el arte por el arte. Expulsa toda realidad visible basando la obra exclusivamente en la fuerza del color y la geometría, llevando al extremo lo que ya se había iniciado con el cubismo. Pretende liberar al arte del peso del objeto a través de una economía extrema de las formas y el color, en contraposición a la pintura tradicional que considera como “decorativa”. En el suprematismo la acción interior de una sola superficie o de un solo volumen está alcanzada por una relación geométrica de economía, es decir, menos es más, por ello no puede haber demasiados objetos en el lienzo ya que eso modificaría nuestra percepción. El infinito suprematista, en blanco, permite a los rayos de la vista avanzar sin encontrar límite, y el cuadrado negro lleva a experimentar la pura ausencia de objetos, el límite de la abstracción. El arte ya no dependía más de la representación de objetos de la naturaleza, pues las formas suprematistas, como abstracción, se han convertido en perfección utilitaria.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Malevich no sigue los estilos tradicionales de la pintura, pues promovía buscar la sensibilidad a través la abstracción geométrica y el arte no figurativo. Es en esa búsqueda de la supremacía de la nada y la representación del universo sin objetos, sin mímesis y sin estar condicionadas por ningún referente figurativo donde reside el arte puro, sin ningún tipo de influencia y abandonando la característica mimética del arte, enfocado en el cuadrado como forma geométrica fundamental.
En esta misma línea el objeto suprematista, el cuadrado negro, se limita a un único bloque de color para que cuando miremos el cuadro nuestra vista avance sin ningún tipo de límite y tengamos una visión espacial completa que nos inunde, creando unas determinadas sensaciones o emociones. El negro y el blanco funcionan como energías que desvelan la forma que podía prescindir incluso del contenido. La idea siempre es concisa: simplicidad y economía para alcanzar sensibilidad y emociones. Y tal vez lo más importante sea la desaparición de todo lo que suponga figuración, ya que esa figuración condicionaría lo que sería nuestra apreciación emocional de la pintura.
No son pocos los que se preguntan, ante esta obra, si realmente puede algo tan superficialmente simple y de factura aparentemente sencilla, ser considerado como arte. La respuesta por lo general tiene que ver con estar en el lugar correcto, en el momento adecuado y, sobre todo, tener algo relevante que decir que en última instancia conduciría finalmente al derrocamiento de la tradición, tan poderosa por entonces.
Para concluir, Malévich llevará al máximo sus preceptos suprematistas en «Blanco sobre blanco» (1918), esta obra es lo que el artista consideraba «la supremacía del sentimiento puro». La composición a partir de formas mínimas ahora viene acompañada de la economía de color, la pintura exige una visión más amplia para captar el contraste entre los matices blancos debido a la delineación imprecisa de la forma interior. Es el efecto que tal pintura tiene sobre el espectador, convirtiéndose en una obra casi mística.
CURIOSIDADES
A su muerte en mayo de 1935, Malévich fue velado con «Cuadrado negro sobre fondo blanco» situado sobre su lecho de muerte. La obra estuvo presente en su entierro hasta que finalmente sus cenizas fueron trasladadas y enterradas a las afueras de Nemchinovka, lugar con el que sentía un vínculo especial. Nikolai Suetin, artista suprematista y amigo de Malévich, diseñó su tumba, que quedaría marcada con un cuadrado negro sobre un fondo blanco. Desgraciadamente, el monumento funerario desaparecería tras la Segunda Guerra Mundial.
En 2015, la galería Tretiakov de Moscú presenta un hallazgo sorprendente en “Cuadrado negro sobre fondo blanco” tras examinar la obra con rayos X: contenía bajo la pintura un dibujo cubofuturista y también un título inscrito en el lienzo, en cierto modo jocoso, con una broma racista. La frase en ruso dice: «Dos negros peleando en una cueva», una forma de humor muy popular en la época que parece recordarnos aquel trasfondo socarrón y de provocación que no parecía faltar en las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX.
GALERÍA DE IMÁGENES



BIBLIOGRAFÍA
– ARGAN, G.C: El arte moderno. Del iluminismo a los movimientos contemporáneos. Madrid, 1991.
– FOSTER, H: Arte desde 1900: modernidad, antimodernidad y posmodernidad. Madrid, 2006.
– CALVO SERRALLER, F; GONZÁLEZ GARCÍA, A.; MARCHÁN FIZ, S: “K. Malevich: El suprematismo (1920)”, Escritos del arte de vanguardia 1900-1945. Madrid, 2003.