COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA CUEVA DE LASCAUX
ANÁLISIS FORMAL
Las primeras obras de arte de las que se tiene conocimiento datan del 35.000 a.C. Los hombres y mujeres del paleolítico vivían en cavernas o bajo protección de rocas salientes. Las obras más impresionantes del arte paleolítico son las reproducciones de animales grabados, pintados o tallados en las superficies de las rocas de las cavernas, como por ejemplo, las figuras que encontramos en la cueva de Lascaux.
La cueva de Lascaux se encuentra cercana a la cuenca del río Vézère, cerca de Montignac en el suroeste de Francia. Fue descubierta en los años 40 del siglo XX por unos adolescentes que a su vez comunicaron del hallazgo a un maestro suyo quien, con cierta incredulidad, acudió a la cueva y contempló las pinturas. Sin embargo, el estudio de la cueva de Lascaux, se la debemos al profesor – y clérigo – Henri Breuil que, hasta ese entonces, había explorado y calcado casi todo el arte parietal, incluyendo las pinturas descubiertas en Altamira. Por tanto, este gran experto en arte paleolítico de esta época, logró desvelar algunas de las incógnitas relacionadas con el origen de estas pinturas y la función de las mismas. No obstante, algunas investigaciones y estudios sobre este arte parietal están en constante análisis debido a la imprecisión cronológica de los restos encontrados en las cuevas.
Las explicaciones del porqué se han desarrollado este tipo de pinturas hablan de teorías relacionadas con los rituales de caza o ritos de magia fertilizante, ya que el objetivo no es matar al animal para tener más éxito en la caza sino para ayudar a que exista una mayor abundancia de caza. Asimismo, los cambios climáticos son otros de los motivos que explican las representaciones de determinados animales en las paredes de las cuevas, ya que la migración de las especies hacia el norte, a finales del Paleolítico a causa del aumento de las temperaturas, provocaron que la caza disminuya.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
La cueva de Lascaux mide 80 metros de longitud y, según los datos obtenidos de estudios e investigaciones, se sabe que existen 1963 pinturas y grabados. La mitad de ellas se corresponde con la representación de animales. Hay una gran variedad caballos, ciervos, algunos toros y bisontes. La sala oval es la más importante de la cueva y está seguida por una galería axial. En esta misma sala, encontramos muchas figuras superpuestas que pertenecen a los diferentes periodos del Paleolítico. Los grandes protagonistas de esta sala son cinco toros de cinco metros cada uno.
Se piensa que estos toros pueden ser ídolos debido a su gran cornamenta y, aunque su datación resulta compleja, es probable que sean del periodo Solutrense. El periodo Solutrense se caracteriza porque las representaciones de las patas de los animales están en perspectiva torcida y porque se les da una mayor importancia al interior del animal. El interés por el volumen puede determinar la antigüedad de la pintura y, según se avanza en el tiempo, se harán representaciones en donde los animales cobrarán un mayor movimiento. Asimismo, es importante señalar que el interior de los toros no está pintado y el volumen adquirido es gracias al blanco y a la protuberancia de la propia pared de la cueva. También, algunos toros tienen ciertos trazos negros en su cara.
Es importante señalar que en estas figuras superpuestas encontramos otros animales de dataciones anteriores y posteriores, como ciervos o caballos. Además, las pinturas siempre suelen estar en los lugares más reconditos, es decir, en las entrañas de la cueva, lo que invita a pensar que pueda tratarse de un santuario. Dentro de la cueva de Lascaux, también, encontramos la representación de símbolos aflechados (en forma de flecha) o agrupaciones de puntos que son las más abstractas. Algunas de ellas, como la de los puntos, están relacionados con la fertilidad, al igual que el empleo del rojo con óxido de hierro.
Finalmente, una de las joyas de esta segunda «Capilla Sixtina del arte prehistórico», es el llamado «caballito chino», de 1,40 metros de altura. En la representación del caballito chino podemos observar, nuevamente, esos elementos que antes hemos mencionado, como los símbolos aflechados. Por encima de su lomo, apreciamos un símbolo tectiforme, es decir, en forma de techo y que se identifican con los techos de las cabañas. A la vez, esta representación nos enseña la voluntad de querer trabajar el movimiento del caballito a través de la superposición de las patas. Esta figura polícroma nos ayuda a apreciar el volumen en la panza del animal.
Es innegable que los seres humanos del Paleolítico superior admiraban a los animales y a su entorno natural. Esto explicaría la enorme delicadeza y precisión con la que se representó a estos animales, evidenciando el respeto y la correspondiente convivencia entre seres vivos.
GALERÍA DE IMÁGENES