COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE DÁNAE
CONTEXTO HISTÓRICO
Gustav Klimt (1862 – 1918) trabaja en un momento marcado por el ansia de innovación, de romper el corsé del clasicismo que tanto había retrasado la llegada de la modernidad en Austria.
Constituye una de las figuras más importantes de la Secesión Vienesa, un movimiento que permitió a Europa vislumbrar un vertiginoso cambio a nivel cultural y dar comienzo a tiempos completamente nuevos. El arte, a partir de este momento, lucha por lograr total autonomía y, además, poder desenvolverse sin ataduras en su contexto.
Lo que Kandinsky afirmará en las primeras líneas de De lo espiritual en el arte, “todo arte es hijo de su tiempo”, los artistas austriacos lo llevan por bandera: “A cada tiempo su arte, y a cada arte su libertad”. La obra debe responder a las necesidades y anhelos de quien la crea: ninguna institución o grupo social debe encorsetar la creación.
De este modo, es imprescindible dar un giro radical a la práctica artística, partir de la tradición para destruirla en pro de la libertad y, por supuesto, la propia realización personal.
La relación de Klimt con la Secesión parte de su deseo de acabar con el estilo realista tal como le había sido presentado. Su pintura es claramente figurativa, pero con base en una percepción única e individual. Así, funde la poética alegórica de los franceses y las propuestas del Art Nouveau para dar lugar a obras clave de la historia del arte universal.
En cuanto a la fusión de propuestas artísticas, el austriaco pretende dar lugar a obras con personalidad propia, con una importante carga expresiva. Al mismo tiempo, estas creaciones deben adaptarse a sus tiempos, marcado por la revalorización de otras disciplinas consideradas inferiores: el Art Nouveau pretende dotar a la artesanía del mismo valor y respeto que las tradicionalmente llamadas bellas artes.
Se trata de la unión entre arte y vida reivindicada durante todo el siglo XX, la búsqueda de una síntesis de todas las artes: la creación de un arte total.
La pintura de Klimt había pasado por varias fases, en las que la influencia impresionista es evidente. Sin embargo, un viaje a Rávena supone un antes y un después: comienza la Etapa Dorada. Los mosaicos bizantinos y los iconos paleocristianos, el oro y la fascinante ornamentación de los espacios sagrados le impresionan tanto que acabarán convertidos en su seña de identidad. También es evidente la influencia ejercida por el arte egipcio y asiático.
Nunca dejó de innovar, nunca dejó de buscar nuevas soluciones para su obra, nunca dejó de nutrirse, pero obras de un aura casi mágica como Dánae y El beso le han convertido en una de las figuras más icónicas del arte del siglo pasado.
ANÁLISIS DE LA OBRA
Dánae, como bien indica el propio título, está basada en uno de los mitos con mayor presencia en el arte: la lluvia de oro. Fue representado por Tiziano, Artemisia Gentileschi y Rembrandt.
Dánae era hija de Acrisio y Eurídice, reyes de Argos. El oráculo advirtió al rey que su nieto lo mataría, y para prevenir decidió encerrar a su hija en una mazmorra de bronce. Pero esto no impidió que Zeus cumpliera sus deseos de poseer a la joven. De este modo, se transformó en lluvia de oro y se coló por las grietas de la habitación, cubriendo su cuerpo y dejándola embarazada. Su hijo será Perseo.
Para evitar que las palabras del oráculo se hicieran realidad, Acrisio arrojó a Dánae y al recién nacido a un río, atrapados en un cofre. Sin embargo, es bien sabido que las predicciones de estos seres mitológicos son inevitables. Pasado el tiempo, durante la celebración de unos juegos deportivos, Perseo acabó matando a su abuelo por accidente.
Las mujeres son el motivo central en buena parte de la obra de Gustav Klimt. Aunque recurre muy poco a la temática mitológica, no deja escapar ninguna oportunidad de convertir la figura femenina en alegoría, en femme fatale o en reflejo de su propia visión del mundo.
Dánae aparece en posición fetal, con los ojos cerrados y los numerosos detalles dorados colándose entre sus piernas. Su piel clara, sus mejillas sonrosadas y su larga cabellera cobriza acentúan la sensualidad de la obra. Este carácter casi erótico de la obra está favorecido, además, por la manera en que el artista presenta a la joven.
A pesar de estar en un plano cercano al espectador, está completamente aislada, sujetando su pecho, con los labios entreabiertos y oculta entre delicadas telas que se abren para que el público pueda contemplar la delicada escena. Parecería, incluso, que se encuentra recostada en un espacio de muy pequeñas dimensiones, habiendo por tanto una sensación de aislamiento también respecto a mundo.
Predominan las líneas curvas, sinuosas, y un gran equilibrio a nivel compositivo. A pesar de carecer de referencias espaciales, transportan al espectador a una especie de lugar seguro.
Ni siquiera sus contemporáneos juzgaron sus desnudos de obscenos o inapropiado. Era imposible acusar de escandalosas unas obras en las que lo único abrumador es su extraordinaria belleza.
BIBLIOGRAFÍA
HODGE, Susie: Breve Historia del Arte. Barcelona: 2017.
NENTWIG, Janina: Gustav Klimt. París: 2016.
ROCAMORA GARCÍA-IGLESIAS, Carmen: El secesionismo austriaco. Consultado en https://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/950