Das Narrenschiff

Ficha técnica

Título: Das Narrenschiff
Autor: Oskar Laske
Cronología: 1922
Estilo: Der Hagenbund
Materiales: Témpera y hoja de oro alla prima sobre lienzo
Ubicación: Galería Belvedere (Viena)
Dimensiones: 195 × 240 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE DAS NARRENSCHIFF

La Europa de Entreguerras (1919 – 1939), fue uno de los periodos más turbulentos de la Historia reciente. Dividida entre reformas, revoluciones y reacciones, esta época supondría todo tipo de cambios en la política, las fronteras, la sociedad, la economía y la cultura, incluyendo la constante incertidumbre de un conflicto mundial que estaría por estallar de nuevo.

Uno de los lugares donde más se respiraba este ambiente era Viena, la capital de la nueva república austríaca. El decimonónico Secessionstil se había estado dividiendo en diversas asociaciones de artistas, siendo la predominante Der Hagenbund a partir de 1918, quienes aglutinaron su pasado en el modernismo con las nuevas tendencias, desde el Expresionismo hasta la Nueva Objetividad, de la mano de grandes artistas como Oskar Kokoschka, Egon Schiele, Anton Kolig o Anton Faistauer.




Además, al contar con políticas inclusivas de exhibición, se creó una red de los artistas más innovadores de Centroeuropa desde sus inicios, a la que pertenecía Oskar Laske, quien ya era un afamado arquitecto, pintor y artista-soldado. Sin embargo, este movimiento se convirtió en un fenómeno muy infravalorado, tanto en su momento, ya que no expusieron sus obras como conjunto de un movimiento como tal hasta 1937 y no solo como una galería; como después de su desaparición en 1938, a raíz de la anexión de Austria a la Alemania nazi.

Das Narrenschiff podría resumir perfectamente este escenario histórico. Se presentan los dos elementos principales con una perspectiva axonométrica, y con puntos de vista diferenciadores del espacio. Por un lado, el mar, siguiendo una línea de horizonte muy elevada, y actuando casi como fondo. Por el otro, el barco, en un punto de vista picado, por la que se puede observar a vista de pájaro el horror vacui de sucesos de este mismo. Este factor es fundamental en su estilo por la influencia de su principal disciplina, la arquitectura, pero usado como un recurso expresivo que hace más interesantes los temas que trata.

En su composición hay un predominio de líneas diagonales del barco, tanto del casco como de los mástiles y las velas, aportando mayor tensión a la escena, en contraste con la horizontalidad del océano. En la cubierta de la nave, hay una mezcla de escenas y estructuras que se podrían distribuir en tres secciones generalizadas, divididas por los mástiles; y que a su vez se subdividen en escenas o en estructuras arquitectónicas, que se interrelacionan entre sí gracias a las masas de personajes, creando un ritmo caótico y frenético, otro rasgo muy característico de sus obras.

Los trazos continuos y cerrados crean líneas y formas descriptivas que, sumándose variada y contrastada paleta cromática, dotan al cuadro de una plasticidad muy peculiar. Así, la formación de volúmenes se crea principalmente por la aplicación de colores planos, húmedo sobre húmedo, apreciable especialmente en los minuciosos detalles, junto con un moldeado de degradados en detalles más grandes.

Los colores principales son las tonalidades de los colores primarios: rojos, amarillos y azules que se distribuyen y se mezclan según el lugar en el que se encuentran, predominando los tonos cálidos en el barco y los fríos en el mar.

En cuanto al uso de la luz en Das Narrenschiff, se muestra un foco iluminado, que sería el orbe situado en la parte superior izquierda, pero que, más que actuar como un punto de luz, supone un contrapeso con el resto de la obra, y que no crea sombras en el resto de los cuerpos de la pintura, ya que opta realmente por cierta uniformidad ambiental. El mismo efecto tiene el tiburón negro en el lado contrario. 

Una función similar tiene el uso de papel de oro, que ayuda a iluminar y destacar otras partes del cuadro. También es preciso hablar de la representación humana, que se muestra como grupos de masas humanas de tamaño minúsculo en comparación con el resto de los elementos del barco. Y todos ellos, aunque con proporciones casi invariables, se muestran en posiciones muy variadas, y algunas casi imposibles.

Donde reside su importancia si duda es en su iconografía y en su simbolismo. Esto es debido a que tanto estéticamente como conceptualmente está inspirado en una obra del mismo nombre, La nave de los necios, Stultifera navis Das Narrenschiff, un libro didáctico y satírico escrito por el humanista germano Sebastian Brant a finales del siglo XV, época de transición entre el periodo tardomedieval y los albores del Renacimiento, y con grabados atribuidos principalmente a Durero. El argumento vertebraba en la crítica de una sociedad descompuesta y llena de vicios a partir de una recopilación de pequeños textos.

Das Narrenschiff fue una de las obras más exitosas de su momento en Centroeuropa, que se extendió rápidamente tanto como lectura humanista como motivo iconográfico, debido la xilografía del capítulo 108 La nave del País de las Maravillas, donde se representa el barco con el desfile de los distintos tipos de “necio”, representando gran variedad de pecados.

Se cree que este motivo está relacionado estrechamente con las danzas de la muerte y los bailes de carnaval, y se habla de la posibilidad de si es un tema creado por el propio Brant, o tomado a su vez de la Odisea.

Su influencia posterior ha tenido repercusión no sólo en el género de la sátira literaria europea, sino también se ha reproducido en el arte en época contemporánea, por ejemplo, en notables esculturas como Narrenschiffbrunnen, de Jürgen Weber (2007); y en lo audiovisual, usado como tema por emblemáticos grupos y cantantes de la talla de The Doors (1970), Scorpions (1993) o Loquillo (2012), y como inspiración para directores como Stanley Kramer para su película The Ship of Fools (1965) y Ricardo Wullicher con La nave de los locos (1995)Incluso está presente la filosofía foucaultiana, explícitamente al comienzo de Historia de la locura en época clásica (1961).

El resultado pictórico es un gran microcosmos, en el que, con gran ironía y humor, se critican principalmente la corrupción de la iglesia católica y la futilidad de la Primera Guerra Mundial, creando la visión de lo que Laske definió como “absurdez contra sangría”.

Todo ello se configura en una estética basada en artistas bajomedievales como Pieter Brueghel o El Bosco, por el gran amontonamiento de pequeñas personas y uso de un dinamismo incontrolable con el fin de dar mayor sensación de ansiedad, caos o miedo;más el uso del color y el movimiento como habrían hecho contemporáneos suyos como la serie de cuadros callejeros de Ernst Ludwig Kirchner o los futuristas como Umberto Boccioni.

La obra en sí misma es una dimensión distorsionada donde se entremezclan escenas religiosas y personajes contemporáneos, como el Agnus Dei que presencia la desesperación de las personas por llevarse el dinero que cae de una cornucopia; la muerte que, con su guadaña, se lleva por delante a centenares de personas a ojos de unos pocos altos mandos militares; una gran orgía de los locos años veinte presidida por Adán, Eva y la serpiente; o el Calvario que, aun siendo un ente pasivo, corona el barco, donde no sólo presencia una alocada procesión, sino todos los actos pecaminosos, sin hacer nada.

Para añadir, se muestra una silueta en lo alto de la vela, que dibuja la escena. ¿Podría ser el propio Laske haciendo este cuadro, como un testigo desplazado en otra dimensión, rompiendo una “cuarta pared”?

Como último dato curioso, existe una segunda versión de este cuadro realizada en el mismo año, que difiere en varios aspectos, como el formato del soporte, la gama cromática o las perspectivas, que se encuentra en el Busch-Reisinger Museum de la Universidad de Harvard, en Cambridge (Reino Unido).

Esta pintura, aun siendo una de las menos famosas, sigue siendo sin duda más interesantes del Oberes Belvedere porque, salvando lo llamativo y alocado que es visualmente, también se pueden ver atisbos de la sociedad actual, a pesar de la distancia temporal.

Esta obra es, en resumen, la premonición mordaz de un abismo pretérito, el cual fue la Segunda Guerra Mundial. No obstante, podría interpretarse en la clave de nuestro presente, como una nueva travesía de nuestra frágil barca que, si no paliamos sus problemas, al final quedará convertido en astillas y engullido por las aguas. Casi después de una centuria llena de tragedias y desastres, parece que, realmente no ha cambiado: seguimos siendo necios en ciertos sentidos, algo que, por desgracia, estamos sufriendo sus consecuencias en estos nuevos “años veinte”.

¿COMPARTIR ESTE ARTÍCULO?

Share on facebook
Compartir en Facebook
Share on twitter
Compartir en Twitter
Share on linkedin
Compartir en Linkdin
Share on pinterest
Compartir en Pinterest

Deja tu comentario

Deja una respuesta

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad