COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL DORÍFORO DE POLICLETO
ANÁLISIS FORMAL
A mediados del siglo V a.C., en la escuela broncista de Argos – una de las más afamadas del Peloponeso – se instruye uno de los escultores más extraordinarios de la Grecia Clásica: Policleto. La experiencia con la técnica del bronce se debe a la enseñanza y labor de su maestro Agéladas, quien fue, además, maestro de Mirón y Fidias.
La calidad de sus obras tiene mucho que ver con el ideal de belleza platónico y, según algunas fuentes literarias, con la exactitud de un sistema de medidas y proporciones que Policleto empleaba en cada una de sus esculturas.
Es por eso que Policleto es conocido por uno de sus tratados más importantes – hoy desaparecido y del que apenas se conserva un fragmento – llamado el Kanon. Kanon significa norma y es en este tratado, de interés y relevancia histórico artístico, en donde se subrayan los objetivos de carácter matemático y geométrico.
Una suerte de criterios e ideas sobre las que se levanta la representación de la figura masculina desnuda. El fin, sin duda, era exaltar la Belleza y la Armonía entre las proporciones aritméticas que del cuerpo humano se establecieron: 7 cabezas (o 7 cabezas y media), dentro de la cual el rostro ocupa una cabeza que se subdividirá en 3 partes iguales que se corresponden con las cejas, la base de la nariz y el mentón.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

«La mentalidad griega considera la representación de la figura humana precisamente como la representación de una forma viva de forma continua a la experiencia«. La construcción de los diversos cánones en estos momentos derivan de la idea de alejarse de aquellos preceptos pre-canónicos de herencia egipcia que aún influían en la escultura griega.
Por eso, se comienza a generar unas propuestas técnicas que se basan en representar unas figuras mucho más cercanas a la naturaleza humana, dejando atrás la falta de perspectiva, la frontalidad y la rigidez. Uno de los mayores ejemplos de esta apuesta por el movimiento y por la simetría – es decir, a la relación de las partes entre sí y cada una de ellas con el todo – es el Doríforo.
La escultura original fue hecha en bronce y, actualmente, la conocemos gracias a las distintas copias romanas, hechas en mármol, que se hicieron de la misma.
No obstante, debemos tener en cuenta que existieron precedentes a la representación del Doríforo, como el Efebo de Kritios, el Apolo de Strangford o el Kouros de Agrigento que, desde un punto de vista formal, iniciaron el esquema denominado contraposto que se define como la contraposición de los miembros a partir del juego de piernas que evidencia la diferencia funcional entre pierna de sostén – sobre la que recae el peso del cuerpo y, por tanto, se mantiene tensa – y la pierna exonerada, que es la que se flexiona.
De hecho, el Doríforo, mantiene la actitud del contraposto al tener la cadera de la pierna de sostén más alta que la de la pierna flexionada. Asimismo, el desequilibrio afecta a los hombros cuya parte más baja corresponde con el lado de la pierna de sostén; mientras que la cabeza y el cuello pierden su posición axial y giran levemente en la dirección de la pierna exonerada.
Policleto es el último escultor interesado por el viejo problema del kouros y el que consigue dar una nueva expresión al contraposto. Por eso, el factor numérico juega un papel decisivo en la expresión rítmica de la simetría que se consigue gracias a un conocimiento riguroso del organismo humano obtenido gracias a una detallada observación, hecho que explica la importancia del otro principio recto, la diarthrosis o articulación, que es el engranaje de piezas y miembros en el conjunto del cuerpo.
Otra de las innovaciones introducidas por Policleto es el ritmo oscilante en forma de S del Doríforo, además de poner énfasis en la pierna de sostén que coincide precisamente con el brazo caído del mismo lado; mientras que el otro brazo flexionado coincide con la pierna exonerada, que está retrasada y que no toca el suelo más que con las puntas de los dedos del pie.
Es este equilibrio entre los efectos de carga y descarga del peso del cuerpo lo que le da al Doríforo ese dinamismo único. El brazo flexionado pudo servir de soporte de una lanza o para sostener algún escudo, lo cual cambiaría profundamente el sentido de esta escultura, ya que Doríforo significa «portador de lanza«. Algunas hipótesis apuntan que el «Doríforo no sería un simple atleta destacado en el lanzamiento de una jabalina, sino la representación del propio héroe Aquiles«.
Sea como fuere, el Doríforo, sirvió como icono para la representación, dentro del terreno plástico, de héroes como Alejandro Magno, el Augusto de Prima Porta, el David de Miguel Ángel, entre otros. Teniendo en cuenta la solemnidad que desprende esta escultura al mantener ciertos rasgos que nos recuerdan al kouros arcaico, podemos decir que Policleto quiso plasmar la figura idealizada del hombre perfecto, aunque parte de su robustez todavía se aprecie en la definición de su pecho que aún aparece poco cincelado.
Independientemente de las interpretaciones que hoy se puedan dar sobre el Kanon de Policleto y de toda la influencia técnica, filosófica, teórica y estética de este tratado, no debemos olvidar la diversidad de modelos y de cánones establecidos en las distintas civilizaciones alrededor del mundo que enriquecen nuestra historia del arte y nuestras culturas.
BIBLIOGRAFÍA
- Vélez Cipriano, I.: «El hombre perfecto», en El Basilisco, nº 44, 2015, pp. 85-87.
- Bautista Durán, A.: El canon en el arte. Reglas y prescripciones en torno a la figura humana, Sevilla, 1993.
- Montemayor García, A.: «Entre palabras y las imágenes: Policleto de Argos y el discurso de la escultura», en Arqueología y tradición.