COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EJECUCIÓN DE LOS STRELTSÍ
HISTORIA
La Plaza Roja en el corazón de Moscú: la Catedral de San Basilio con sus llamativas cúpulas domina todo el fondo de la obra, y en la zona derecha se levantan las murallas y torres del Kremlin. En el barrizal de la plaza, que aún no se encuentra adoquinada, se apelotona una muchedumbre desordenada: los streltsí, soldados de élite ruso, acompañados de sus mujeres e hijos. Condenados por rebelión, les espera la horca.
Desde lo alto de su caballo, mira la escena el zar Pedro I, quien desea dar personalmente la señal de que comiencen las ejecuciones. El 11 de octubre son ejecutados en la Plaza Roja 144 hombres.
El zar Pedro había salido de viaje por Europa Occidental y 4 regimientos de streltsí aprovecharon su ausencia para alzarse contra el gobierno. Cuando el zar se entera de lo ocurrido, decide renunciar a su proyecto de proseguir de viaje y vuelve a Moscú.
El 25 de agosto el zar Pedro I entra a caballo en la capital rusa, cuando la rebelión de los streltsí ya había sido neutralizada. Los regimientos alzados han sido vencidos y los rebeldes han sido repartidos por diferentes ciudades para someterse a juicio. Pedro I ordena que los lleven a Moscú, constituye un tribunal especial y dirige personalmente los interrogatorios.
ANÁLISIS DE LA OBRA
El artista había previsto el principio representar en la obra la ejecución propiamente dicha. Los rayos X muestran cuerpos colgados de la horca, pero el artista los sobrepintó. Mientras el artista estuvo trabajando en Ejecución de los streltsí, el pintor fue centrándose cada vez más en la confrontación de dos concepciones de la vida.
Frente al caos de los streltsí, los representantes de la antigua Rusia patriarcal, contrapuso en la zona derecha del lienzo la figura del zar acompañado de sus nuevos regimientos en formación ordenada y los espectadores vestidos a la manera occidental.
LOS STRELTSÍ
Desde el siglo XVI, la infantería de los streltsí era en Rusia, la única fuerza que estaba permanentemente armada. Los miembros de la guardia del zar gozaban de numerosos privilegios, y durante los tiempos de paz, sus regimientos permanecían junto a sus familias y tenían permiso para ejercer oficios y comerciar. Eran considerados por muchos unas personas altaneras, codiciosas e indisciplinadas.
En la segunda mitad del siglo XVII, los stretlsí fueron sustituidos por tropas entrenadas y poco a poco fueron perdiendo su importancia militar. Sin embargo, siguieron conservando su poder político ya que permanecían estacionados en Moscú, en la proximidad entre la corte y el gobierno.
Cuando Pedro fue nombrado zar en 1682 cuando tan sólo tenía 12 años, los streltsí se alzaron en armas contra él, incitados y sobornados por Sofía, la hermanastra de Pedro que ansiaba el poder. Los streltsí la proclamaron regente y asesinaron en presencia del zar a sus partidarios.
Aunque Pedro siguió siendo el zar, quien gobernaba era Sofía. Tan pronto como el adolescente comenzó a pugnar con su hermana por el poder gubernamental, corrieron diferentes rumores de una rebelión. A pesar de todo, en 1698, el zar logró arrebatar el poder a su hermana.
Cuando el zar decidió viajar al extranjero, en 1697, los streltsí tomaron las armas y trataron de restablecer el antiguo orden rebelándose. Pretendían sublevar al pueblo llano e incendiar las afueras donde habitaban los odiados forasteros. Estaban decididos a no dejar entrar al zar en Moscú y a ayudar a su hermana Sofía a recuperar el trono.
ANÁLISIS DE LA OBRA
La presencia de extranjeros en la ejecución obedecía a una orden del zar. En primera fila se hallan Ignatius Christophorus von Guarient und Rall, embajador imperial de Viena, y su secretario, Johann Georg Korb, quien publicó sus notas, tras regresar a casa en el año 1700. Gracias a él, el pintor se enteró de muchos detalles para su cuadro, por ello, le otorgó un merecido lugar en el cuadro.
Cuando Vasili Súrikov pintó en 1881 su primer gran cuadro histórico (Ejecución de los streltsí), apenas había cumplido los 33 años de edad.
En el segundo centenario del nacimiento de Pedro I, a mientras tanto apodaban el Grande, la propaganda monárquica había producido en 1872 muchos retratos halagadores del «soberano ideal». Pero Súrikov no se prestó a ello. Prefirió recordar la miseria del pueblo oprimido por el zar, y en vez de presentar al reformador como héroe brillante, lo muestra como cómplice de una tragedia.
El pintor lo desplaza al extremo del cuadro, reserva más de dos tercios del lienzo a los streltsí, pinta figuras como la de la mujer desesperada, sentada en el suelo e incapaz de hacer otra cosa que apretarse la vena apagada de su marido contra el pecho.
Para que el joven artista pudiera seguir dedicándose a acontecimientos de la historia rusa sin preocuparse por la falta de recursos, el rico comerciante Pavel Tretiakov adquirió el cuadro por 6.000 rublos; hoy en día se encuentra expuesto en la Galería Tretiakov de Moscú.
Los historiadores del arte soviéticos sostenían que el pintor, con su cuadro, había tomado partido a favor del pueblo en la lucha política, queriendo demostrar que el progreso histórico no lo determinan personalidades individuales, sino el pueblo. Esta era la visión marxista de las cosas, pero en sus 7 grandes cuadros de género histórico, Súrikov destaca siempre a individuos de fuerte personalidad como el zar Pedro I.
Con su obra, el pintor saca a la luz un conflicto de fondo: el que enfrenta a la «vieja» Rusia con el Occidente «progresista», al aislamiento con la apertura del mundo.