COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL ALMA CRISTIANA ACEPTA SU CRUZ
CONTEXTO HISTÓRICO
En esta ocasión os traigo una obra que, a priori, a nivel de contenido, es un tanto “pobre”, queriendo con ello referirme a que lo que se ve es lo que hay, pero no quería desaprovechar la oportunidad de poder traer a La Cámara del Arte una de los cuadros que más han llamado mi atención a nivel visual como es la pintura anónima de “El alma cristiana acepta su cruz”, y así de paso, puedo seguir por la línea que he ido trazando de tratar composiciones que contienen una alegoría, y que se exponen en el Museo Nacional del Prado.
Nos encontramos ante una pintura que era parte de las colecciones reales, realizada hacia 1630, es de estilo barroco, y yendo un poco más allá, por similitudes de estilo, se ha relacionado esta obra con el barroco francés, aunque a día de hoy no hay un consenso en torno a la autoría.
El Museo del Prado recoge en su colección una parte muy importante de la herencia artística que se fue adquiriendo en el reinado tanto de la casa Austria, como la de la Borbón, en la esquina inferior izquierda se puede observar el número de inventario del lienzo.
Ahora bien, este no está expuesto en la actualidad, ojalá en los próximos años se le pueda encontrar un espacio en alguna de las paredes del Campus del Prado, es una verdadera pena no poder disfrutar de esta espectacular pintura. Como ya he nombrado anteriormente, el cuadro es anónimo, por lo que en esta ocasión no voy poder compartir datos sobre la persona que ideó esta maravilla de composición.
Personalmente, ese horror vacui de listones de madera que conforman las infinitas cruces, hace que algo se me remueva por dentro, y sin ninguna duda, es un recurso que enfatiza el tema a representar, en tanto a que la minuciosa perspectiva te hace llegar a sentir el peso de portar la cruz. Si el/la artista hubiera elegido colocar a las dos figuras en otro entorno, como un paisaje natural, el mensaje no hubiera sido tan directo.
ANÁLISIS DE LA OBRA

“El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará.”, así versa parte del capítulo 16 del Evangelio según San Mateo. Como podemos observar es literalmente lo que se muestra en el lienzo, vemos una figura femenina, alegoría del Alma Cristiana, portando una cruz y siguiendo a Jesús mientras cumple su penitencia.
Es una mujer joven, se muestra en actitud de cansancio por estar portando tan pesada cruz, por su parte, Cristo le alienta a seguir avanzando junto a él. El Alma Cristiana, por lo tanto, acepta el camino de la penitencia hacia la redención.
La vestimenta de los personajes representados, resalta entre el campo infinito de cruces marrones, el Alma Cristiana viste un delicado vestido blanco con detalles dorados, y Jesús una rica túnica azul, que sin duda es lo más llamativo al ojo dentro de la escena. Si nos fijamos, la figura femenina está tocada con una corona de flores en contraposición a la que porta Cristo, que es la de espinas, la cual le produce heridas sangrantes en su cabeza.
A pesar de ser una escena “pobre” en acción, no dejar por ello de tener un gran simbolismo detrás, y si tenemos en cuenta el tamaño reducido de la obra, podemos a llegar a imaginar la minuciosa precisión con la que está hecha.
BIBLIOGRAFÍA
Museo Nacional del Prado. (2015-2023), El Alma Cristiana acepta su cruz.
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