Desollamiento de Marsias

Ficha técnica

Título: Desollamiento de Marsias
Autor: Tiziano Vecellio
Cronología: 1570-1575
Estilo: Renacimiento
Materiales: Óleo sobre tabla
Ubicación: Museo Estatal de Kromeriz

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL DESOLLAMIENTO DE MARSIAS

ANÁLISIS FORMAL

Gran parte de las obras finales de Tiziano presentan un carácter particular – puesto que están vinculadas a un nuevo concepto teórico sobre la técnica de la pintura veneciana y de la belleza -, el colorido, el cromatismo y las pinceladas sueltas dan lugar a una enorme expresividad y vida a los personajes representados, a la naturaleza y al paisaje en sí. Muchas veces, estas obras han sido calificadas como pinturas de manchas o de “borrones” y fueron bien recibidas en la pintura del período Barroco. 

El profesor Fernando Checa – en una reciente exposición celebrada en el Museo Thyssen Bornemisza – ha calificado a esta última etapa de la pintura veneciana como ese gusto por la “destrucción de la belleza” y “destrucción de la pintura”.




Por tanto, se trata de una pintura enfrentada a los preceptos técnicos y comunes de la producción artística del Renacimiento – como es el disegno (dibujo) – que se mantenían dentro de la formación artística de los pintores – y artistas en general – y que eran indispensables para crear belleza. A pesar de que la “maniera” de hacer pintura de Tiziano no fue del todo entendida ni acogida en estos momentos, sí tendrá una gran repercusión en el siglo siguiente porque esta obra puede ser entendida desde varios puntos de vista y como dice Didi Huberman:

Siempre, ante la imagen, estamos ante el tiempo

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

La obra de Tiziano, El Desollamiento de Marsias, se inspira en los libros VI (suplicio de Marsias) y IX (historia del rey Midas) de las Metamorfosis de Ovidio. Estas dos escenas están insertas dentro de la misma tela y Tiziano ha querido plasmar el momento trágico en el que el sátiro Marsias está siendo desollado por el dios Apolo.

Según el mito, Marsias encontró la flauta que la diosa Atenea había arrojado – puesto que deformaba su rostro al soplarla – y aprendió a tocarla. Su hermosa melodía seducía a todo aquel que la escuchaba y tanto fue el éxito de Marsias que se atrevió a decir que su flauta sonaba mejor que la lira del dios Apolo. De esta manera se llevó a cabo un concurso musical entre los dos y el vencedor fue Apolo. Debido a la soberbia del sátiro, el dios Apolo, le impuso un castigo que consistió en arrancarle la piel a su rival mientras éste aún seguía vivo.

Desollamiento de Marsias
Desollamiento de Marsias

Colgado boca abajo, Marsias, suplicaba piedad al dios, mientras tanto, las divinidades de los bosques le lloraban. Las lágrimas se juntaron con la sangre del sátiro y dieron lugar al río que recibe el nombre del propio sátiro, Marsias. No obstante, a la derecha del cuadro, podemos apreciar la presencia del rey Midas, el cual contempla de manera reflexiva el acontecimiento. La irresponsabilidad del rey Midas por su deseo de convertir todo lo que tocaba en oro y vuelto a su condición de rey, asistió a un concurso similar al acontecido con Apolo y Marsias.

En esa ocasión la disputa era entre Pan (semidios de los pastores y rebaños) y el dios Apolo, nuevamente, sobre instrumentos musicales: la flauta y la lira. Marsias una vez más vuelve a apoyar a Pan y la flauta. Esto explicaría la doble presencia del dios Apolo en esta obra.

Tiziano se autorretrata en el rey Midas y, desde su condición de hombre/artista melancólico, medita sobre su labor de pintor dentro de las cortes renacentistas para las que trabajaba. La obra es una autocrítica a sí mismo puesto que el artista, al final de su vida, entiende que ya no es capaz de generar belleza en sus obras y, por tanto, sólo es capaz de observar manchas y “borrones”.

Todas estas ideas que se van generando en los años setenta del siglo XVI sobre el concepto de belleza, invaden los pensamientos de los artistas, no sólo en Venecia, sino también en los otros focos renacentistas, como Florencia Roma. Esta nueva “maniera” de hacer pintura, distinta a la que Rafael Miguel Ángel hicieron, está considerada como la precursora de las producciones artísticas que se desarrollarán en la centuria siguiente.

Por tanto, se da paso a la plasmación de los gestos y expresiones, a la sugestión del espectador y, evidentemente, invita a una reflexión sobre el nuevo ideal de belleza.

Asimismo, no hay que perder de vista a la versión cristiana del Desollamiento de Marsias, convertida en el Martirio de San Bartolomé (Natanael, en el Evangelio de Juan), puesto que fue desollado por predicar la Palabra de Dios en Armenia.

Así, vemos a San Bartolomé sosteniendo su epidermis en los frescos que componen el Juicio Final, de Miguel Ángel Buonarroti, de la Capilla Sixtina y, nuevamente, vemos un autorretrato del propio artista – en este caso de Miguel Ángel – en el santo.

BIBLIOGRAFÍA

-CHECA CREMADES, Fernando, Tiziano y las cortes del renacimiento, Madrid, 2013.

-CHECA CREMADES, Fernando. (com): El Renacimiento en Venecia (Exposición del 20 de junio al 24 de septimebre del 2017. Museo Thyssen Bornemisza. Madrid), Madrid, 2017.

-OVIDIO, Las metamorfosis, Barcelona, 2011.

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