El entierro de la sardina

Ficha técnica

Título: El entierro de la sardina
Autor: Francisco de Goya y Lucientes
Cronología: 1808-12
Estilo: Romanticismo
Materiales: óleo sobre tabla
Ubicación: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Dimensiones: 82’5 x 62 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL ENTIERRO DE LA SARDINA

EL CARNAVAL

También conocido como Antruejo –que ya se celebraba en Época Medieval-, son aquellos días de febrero anteriores al miércoles de ceniza, que da paso a la Cuaresma. Estos días, generalmente eran domingo, lunes y martes, para así el miércoles dar paso a la Cuaresma.

Esta fiesta se caracterizaba, por una parte, la ingesta masiva de carne debido a la abstinencia a este alimento durante la Cuaresma. Y por otra, el concepto de encubrir tu propia identidad, por ello la ciudadanía se disfrazaba, generalmente con máscaras y vestimentas con la intención de imitar a las clases sociales más pudientes como el clero o la nobleza.

Este hecho de encubrir tu rostro hace crecer un sentimiento de heterogeneidad e incertidumbre, poder suficiente para adoptar un comportamiento más picaresco y engañoso. Es una especie de transgresión a todo lo estipulado.

Son días de diversión y gozo, dejando a un lado los deberes dogmáticos. La víspera del miércoles de ceniza, se celebra en algunas localidades españolas el Entierro de la Sardina, una fiesta de origen pagano y anticlerical que pone fin al carnaval y que se vive, en un principio, con un sentimiento fúnebre, sin perder ese toque irónico y picaresco vivido los días anteriores. Este «entierro» consiste en parodiar un cortejo fúnebre con un aire carnavalesco, simbolizando el entierro del pasado, dejando paso a la vieja Cuaresma.

ANÁLISIS FORMAL

El entierro de la sardina
El entierro de la sardina

Esta pintura de formato mediano, fue elaborada en una tabla de caoba de origen tropical, perteneciente a un mueble que fue reaprovechado, se suele añadir a la serie de cuatro pinturas que reciben el nombre de Cuadros de fiestas y costumbres, aunque no está del todo claro que pertenezca a ésta.

Lo que sí sabemos es que esta pintura, tras la muerte del artista, quedó en manos de un buen amigo de Goya, el banquero Manuel García de la Prada, junto con la serie anteriormente citada. Fue él quien las donó, posteriormente, a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Encontramos una agrupación de personajes donde destacan dos figuras femeninas danzantes enmascaradas. Con ellas, dos hombres que las acompañan, también enmascarados y vestidos, uno con un atuendo eclesiástico y otro con una especie de atuendo negro con cuernos en la cabeza.

En la parte izquierda, hay dos figuras masculinas que parecen amenazar a una de las muchachas. Una de éstas parece ser un picador -torero que va a caballo en las corridas de toros-, con actitud amenazante cara a una de las muchachas. Detrás de él un niño que parece ser, también va vestido con ese atuendo.

Encontramos un personaje que nos llama la atención, cerca del picador, una figura disfrazada de oso, pues tiene garras y una máscara con gran hocico que recuerda a la faz de este animal. 

Entre toda esa muchedumbre que hay alrededor de este grupo principal, apreciamos rostros enmascarados con muecas de alegría, pero también de espanto, pues parece que Goya nos quiere narrar un fatídico momento que aún no ha acontecido.

Sin embargo, es inevitable no desviar la mirada a ese gran estandarte con la imagen de un rostro picaresco que, por un dibujo abocetado -en la actualidad, dudosamente atribuido a Goya-, y conservado en el Museo del Prado, sabemos que cubre la palabra «MORTVS» añadiendo en la parte inferior del estandarte una tiara papal y las armas papales. 

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Lo que caracteriza la celebración del Entierro de la Sardina son las vestimentas de los asistentes, pues es tradicional vestir de luto o con atuendos de miembros de la Iglesia. Sin embargo, en esta pintura no se ve ese sentimiento fúnebre, sino que se vive de manera festiva y con mofa, con rostros enmascarados, ocultos en el anonimato y capaces de cometer cualquier delito o acto vandálico. 

Las muchachas danzantes, no solo cubren su rostro con una máscara, sino que portan detrás de su cabeza otra. Es así como Goya muestra las pretensiones que podían llegar a tener los matrimonios por interés y la doble intencionalidad de las mujeres. Esto ya lo expresó gráficamente  en su Capricho nº 2; El sí pronuncian y la mano alargan al primero que llega.


Goya pudo basarse en las interpretaciones de iconología de Césare Ripa para poder crear sus propias versiones en esta composición, como la figura del picador, que tiene una actitud amenazante hacia una de las jóvenes.

Según Ripa, la locura se representaba como un niño con un pequeño molinillo de viento, Goya pudo interpretarlo de una forma más violenta, al representar a un hombre adulto que podía haberle robado la pica al niño que está detrás de él.

El personaje con máscara feroz, nos recuerda a una bestia, un oso, como ya hemos dicho anteriormente. Ripa relacionaba a las grandes bestias o a los osos con la Ira. En la tradición española, el oso es un personaje muy común en algunas celebraciones populares del carnaval, en el cual un cazador o un domador persigue a su presa hasta darle muerte. 

Pero este oso adopta una posición amenazante, propia de este animal a punto de atacar. Una de las bailarinas danzantes está de espaldas y no se inmuta de la futura tragedia, mientras que su compañera percibe el peligro que las acontece, al igual que el público más cercano que las rodea.

Fijándonos en el estandarte que preside toda la composición, refleja la cara del dios Momo, que en la mitología griega se trataba de la personificación de la burla, el sarcasmo y el desprecio y siglos posteriores se convertiría en la misma personificación del espíritu carnavalero.

Esta composición suele despertar mucho interés, por el misterio que sus personajes transmiten, aunque esta pintura sigue estando sujeta a múltiples hipótesis, no se ha tratado de «desenmascarar» el significado que Goya realmente quiso representar encubriéndolo con un tema tan costumbrista como es una fiesta popular. 




BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

GARCÍA MELERO, José Enrique. Arte Español de la ilustración y del siglo XIX. Encuentro Ediciones. 1998.

REVILLA, Federico. Diccionario de iconografía y simbología. Grandes temas, Cátedra. 2016.

ABC. «Goya edulcoró ‘El entierro de la sardina'». En: https://www.abc.es/cultura/arte/abci-cambios-hizo-goya-entierro-sardina-201602100203_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.es%2F

FUNDACIÓN GOYA DE ARAGÓN. «El entierro de la sardina». En: https://fundaciongoyaenaragon.es/obra/el-entierro-de-la-sardina/467

MUSEO DEL PRADO. «Una función de máscaras (El entierro de la ardina)». En: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/una-funcion-de-mascaras-el-entierro-de-la-sardina/d3c64b4a-290f-4f0f-99a0-2a96566f5fcc

MUSEO DEL PRADO. «El sí pronuncian y  la mano alargan al primero que llega». En: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-si-pronuncian-y-la-mano-alargan-al-primero-que/483e1224-096b-4a95-83cf-8e22a0f412d3

REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO. «Goya en el Museo de la Academia». En: http://www.realacademiabellasartessanfernando.com/es/goya/goya-en-el-museo-de-la-academia

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