COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL GRAN CHAPUZÓN
CONTEXTO HISTÓRICO ARTÍSTICO
Como española de pro, la idea de vivir con escaso puñado de días de sol al año… me horroriza y espanta a partes iguales. Supongo que todo será cuestión de acostumbrarse, pero fácil no parece.
Algo parecido debió pensar uno de los más grandes pintores de la reciente historia del arte, David Hockney. Todo un «Sir» que salió huyendo de su Brandford natal buscando al astro rey.
Recaló en California, esa parte del mundo conocida como «Colorido Estado». Y esa luminosidad, brillo y buena onda dieron forma al pincel de un David que, además de buen tiempo, buscaba un ambiente libertino y menos homófobo. Todo sea dicho.

Una vez asentado y con el problema del sol resuelto, tremenda obsesión pilló con las piscinas, chiquillo (debe ser que, por lo que sea, en Inglaterra hay pocas o se usan en contadas ocasiones).
‘Piscina con dos figuras’, ‘El pequeño chapuzón’, “El chapuzón’ o este ‘Un gran chapuzón’ son, además, una forma de mostrar el poderío de las mansiones californianas y cómo sus gentes disfrutan del tiempo de recreo gracias al auténtico tiempazo de invierno a verano. Eso y el gusto por ese estilo de vida relajado, sensual, estético y glam.
'El clima es soleado, la gente está menos tensa que en Nueva York... Cuando llegué no tenía idea si allí había algún tipo de vida artística y esa era la menor de mis preocupaciones.'David Hockney. Citado en Kinley, [p.4].
Más allá de su trastorno swimming pool, encajado de1964 a 1971, David Hockney es un artista, simplemente, brillante. A pesar de no considerarse a sí mismo parte del movimiento Pop este es, precisamente, el que lo caracteriza: bebe los cielos por la realidad contemporánea, su frivolidad y superficialidad pero, al mismo tiempo, es una excusa perfecta para desproteger y sacar a la luz los matices no tan coloridos de la sociedad moderna, tremendamente consumista.
El hombre y mujer anuncio, el mundo de las revistas, la publicidad y los collages. Conoció al propio Andy Warhol en los mismos años 60, aunque el hecho de que su colega estadounidense no hubiera salido del armario abiertamente, le alejó de su círculo más inmediato.
Más allá de las piscinas, Hockney se inspira en artistas tan eclécticos como Picasso, Dubuffet o Bernard Cohen. Como hijo «popero» abusa del acrílico y se sumerge (nunca mejor dicho) en la fotografía. En la inmediatez. En el instante.
ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO
Aunque es cierto que la alusión a las piscinas durante ese período fue recurrente, en cada una de las versiones intentó dar una solución diferente a la representación de la superficie del agua en constante cambio.

En esta versión big, al igual que sus anteriores chapuzones, no hay rastro de figura humana. La salpicadura transparente (representada por áreas de un azul más claro combinado con finas líneas blancas sobre el monótono agua turquesa) hace pensar que la ha habido y que, ahora, está bajo el agua. Pero no tenemos la certeza, y es algo que puede asociarse a cierta inquietud pese a la calma y tranquilidad de la escena.
Hockney encontró en la pintura acrílica el aliado perfecto para representar los paisajes suburbanos de California, iluminados por el sol. Se confió a su secado rápido para conseguir contornos limpios.
Dicen que la inspiración la encontró en una fotografía de construcciones y puede ser muy cierto ya que lo que marca el horizonte es una casa baja muy típica de la arquitectura modernista de ese momento.
La disposición de elementos otorgan calma y un orden apuntalado, a su vez, por el uso intencionado del color. La posición del trampolín, dispuesto en forma diagonal desde la esquina, intensifica la perspectiva y corta las líneas horizontales predominantes.
Los colores son, si cabe, más brillantes y atrevidos que en los dos cuadros más pequeños que le preceden. Y, en general, se complementan en una cuidada armonía que los relaciona y distancia a partes iguales.

Otro elemento que puede llamar la atención es el borde ancho sin pintar alrededor de la pintura. Una práctica desarrollada a partir de un estilo anterior caracterizado por mantener grandes áreas del lienzo en bruto sin tratar.
“Cuando fotografías una salpicadura, congelas un momento y se convierte en otra cosa. Me doy cuenta de que un chapoteo nunca podría verse así en la vida real, ocurre demasiado rápido. Y esto me divirtió, así que lo pinté de una manera muy, muy lenta."David Hockney, (Citado en Kinley, [p.5].)
CURIOSIDADES
Partiendo de la base de que es una súper mega leyenda viva, mérito por sí sólo, una de las cosas más anecdóticas (frecuentemente recogido por sus biografías) es que afirma ver colores sinestésicos a través de la música.

La sinestesia es una condición neurológica que consiste en experimentar sensaciones de una modalidad sensorial particular a partir de estímulos de otra modalidad distinta.
Lo que significa que, en su caso, las notas musicales representan colores. Escucha melodías y las visualiza en azul, verde o el turquesa de sus piscinas.
Es bien conocido que Hockney resultó ser un juerguista empedernido, sin casualidad de haber ido a parar a un sitio de desenfreno como Los Ángeles. En los inicios del estudio de esta condición sinestésica, los expertos atribuían su estímulo al consumo de drogas y estupefacientes varios.
Nada que ver, con el paso de los años, la ciencia ha demostrado su existencia, al margen de que David siga siendo consumidor confeso de marihuana lo que, incluso, le lleva a poseer una tarjeta de verificación medicinal en California que le permite acceder al cannabis con fines médicos.