COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL JUICIO DE PARIS
CONTEXTO HISTÓRICO
“El juicio de Paris” es una obra de Pedro Pablo Rubens (1577-1640), conocido popularmente como Rubens, fue uno de los pintores más destacados del barroco flamenco por su prolífica creación artística a lo largo del siglo XVII.
Su educación artística nació bajo la tutela de numerosos maestros, entre los que destacan Tobias Verhaecht. Durante su etapa académica realizó un viaje de estudios a Italia, capital por antonomasia del arte, donde estudió de primera mano las magnánimas obras de la pintura renacentista, adquiriendo así un profundo conocimiento del arte clásico, el cuál plasmó en sus obras pictóricas.
Un claro ejemplo de su fascinación por el mundo clásico y la reminiscencia renacentista es esta obra titulada como el Juicio de Paris, conservada actualmente en las colecciones del Museo del Prado.
Tras finalizar su formación, su fama alcanzaría un gran valor tras instalar crear su propio taller, donde le encargaron numerosas piezas marcadas por un estilo caracterizado por la exuberancia, la vitalidad y su maestría técnica.
El genio de Rubens está presente en la exacta representación anatómica, la captación personal de los rostros y el dominio de la paleta de color. No sólo cultivó el género clásico, pues tuvo a lo largo de su carrera pictórica numerosos encargos de iconografía religiosa e histórica.
Entre algunas de sus obras, los títulos más conocidos son “El descendimiento de la cruz”, “Las tres gracias”, “El Juicio de Paris” y “La adoración de los reyes magos”.
ANÁLISIS FORMAL
“El juicio de Paris” es una obra realizada por el pintor Pedro Pablo Rubens en torno al año 1638. Esta escena mitológica ha sido representada a lo largo de toda la Historia del Arte por otros tantos artistas que vieron inspiración en este maravilloso relato mitológico.
La composición de esta obra nos muestra una visión dinámica y equilibrada de las tres diosas: Afrodita, Atenea y Hera, las cuáles junto a la representación del pastor Paris, forman una composición visual triangular que hace que la mirada del espectador se centre en estas deidades femeninas.
El uso del desnudo en la obra de Rubens denota la maestría y la gran soltura con la que el artista realiza este conjunto anatómico cuya expresión transmite cierta sensualidad y dulzura en cuanto al contorno sinuoso y voluptuoso propio del estudio anatómico barroco.
No sólo representa una carga divina y sensual, sino que además es capaz de reflejar en cada uno de sus rostros la rivalidad por ser escogida como la diosa más atractiva por Paris.
En la expresión anatómica entran en juego dos elementos primordiales en el trazo de Rubens como son el color y la iluminación. La paleta es otro de los aspectos más destacables dentro de la obra de Rubens, de cuya paleta cabe resaltar su riqueza colorida de tonos cálidos y vibrantes.
La iluminación es protagonista en esta composición dada la perfecta y clara división entre los personajes principales representados sobre el fondo el cuál se resuelve de manera mucho más oscura.
Por último cabría mencionar el lenguaje simbólico que transfiere esta obra, debido al empleo de diferentes objetos relacionados con los atributos y capacidades de cada una de las diosas.
El pavo real como símbolo de Hera o Juno, el casco y la lanza como atributos propios de la diosa Atenea o Minerva y finalmente el pequeño putti que sirve de acompañante para la diosa del amor y la belleza Afrodita o Venus.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
A nivel iconográfico se representan a una serie de personajes propios de la mitología clásica griega así como Paris, quién aparece en el lateral izquierdo de la composición pictórica.
Según el mito, Paris era un príncipe troyano, el cuál era el encargado de tomar la decisión de entregar la manzana de la discordia, representada como una manzana dorada en el lienzo como símbolo de elección a la diosa más hermosa.
Acompañado a Paris aparece el dios Hermes o Mercurio, conocido en la fantasía griega como el mensajero alado de los dioses. En este relato, era el encargado de entregar y servir de árbitro consciente de este acto.
Al lado contrario de la composición, aparecen grupalmente las tres diosas totalmente desnudas, quiénes compiten entre sí para saber quién es la más hermosa.
En esta competición participa la diosa Atenea, caracterizada por sus atributos de guerra como la lanza y el escudo, la diosa Juno, quién aparecerá junto al pavo Real (símbolo de argos) y finalmente Venus, la diosa del amor, quién saldrá triunfante de esta composición celebrada en un paisaje idílico característico por su vegetación pastoril y fantástica propia del barroco.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
MUSEO DEL PRADO:
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-juicio-de-paris/f8b061e1-8248-42ae -81f8-6acb5b1d5a0a (consulta 16/12/2023)
GONZÁLEZ DE ZÁRATE, José María: Rubens. Pensamiento estoico y pintura poética. El juicio de Paris. Una alegoría del mal gobierno. Las tres gracias. Imagen de la liberalidad. Universidad del País Vasco. 2012. p. 26.