COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL JUICIO DE PARIS
CONTEXTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO
Realizada durante su período barcelonés en 1904, “El juicio de Paris” es una obra tremendamente sensual, influenciada por el Art Nouveau. Cánovas Vallejo recogería que “el juicio de Paris desató las críticas de sus amigos por haberse alejado de las grandes líneas de la pintura española y haber introducido elementos del nuevo arte que se fragua tras nuestras fronteras”.
Llevada a cabo en su madurez artística con ya 38 años, Simonet no temió arriesgarse y traspasar lo establecido. La obra posee cierto gusto burgués, aún siendo la obra culmen de su rasgo más personal y transgresor, el trato de la luz o luminismo. La obra perteneció a la colección familiar hasta hace pocos años, siendo adquirida por la Junta de Andalucía para el Museo de Málaga.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Centralizando la escena, Afrodita/Venus enmarcada por el plumaje vanidoso de un pavo real, se presenta desnuda ante Paris como la vencedora, ataviada únicamente con dos brazaletes en forma de serpiente, símbolo clásico de la sexualidad.
El príncipe troyano, aquí representado como pastor, fue el elegido por Zeus/Júpiter para dirimir quién era la más bella de las tres diosas después que Eris, la diosa de la discordia, enfadada por no haber sido invitada a un banquete olímpico, soltara una manzana dorada en el festejo señalando que debía ser para la más bella de las diosas.
Paris, con la vista en las divinidades y expresión dubitativa, sostiene en su mano derecha la manzana de la discordia. Junto a Venus/Afrodita y Paris, se encuentra Eros/Cupido, sosteniendo la ropa de la diosa y representado con las alas en color rojo, simbolizando la pasión que despierta en el juez la escena y vencedora.
A la izquierda de la imagen hallamos a Atenea/Minerva, cubriéndose púdicamente como diosa virginal; y, a Hera/Juno, vestida y coronada, con su símbolo más insigne tras la conquistas de Alejandro Magno en territorio oriental, el pavo real. Esta ave, sustituiría al cuco o cuquillo como atributo de la diosa a partir del helenismo.
ANÁLISIS FORMAL
El pasaje mitológico en esta obra pasa a un segundo plano, siendo protagonista el juego de luces con el sol tras Venus/Afrodita como epicentro. Los matices y la diversidad de la naturaleza, eminentemente mediterránea, nos recuerda a la poética sorrallesca con su exuberancia lumínica; la flora tradicional y rica, véase los olivos junto al mar, y la gama cromática, son claves para identificar las influencias del autor.
Las tres diosas presentan un canon rubenniano, y son representadas por la misma modelo, su esposa Asunción Castro Crespo, en cuyo retrato contemplamos las similitudes. Asimismo, Eros parece ser uno de los hijos del pintor.
BIBLIOGRAFÍA/WEBGRAFÍA
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