COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL SOL DE EDVARD MUNCH
ANÁLISIS FORMAL
Esta pieza forma parte de un encargo que recibió Munch por parte de la Universidad de su ciudad, Oslo. Vemos su característica pincelada pero con unos tonos cálidos y dotados de gran luminosidad, característicamente optimistas.
Sorprende de igual forma las dimensiones de la obra, ya que en esta ocasión ha optado por el gran formato a diferencia del resto de su producción. Podríamos considerar que tomo esta decisión por un lado por la magnificencia de la propia sala y también por el tema que representa, un imponente amanecer noruego.
Cabe destacar el contexto personal del autor dado que este encargo tuvo lugar justo después de que Munch se recuperase de una mala época, con un estado de salud frágil.
De hecho estuvo ingresado en el hospital diagnosticado de cansancio y agotamiento mental y físico, tras una crisis nerviosa. Podríamos decir que salía de un período de reposo y reflexión donde tal vez recupero fuerzas y vio la vida con otra tonalidad, y así lo plasmó en estas piezas.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

El sol ocupa el centro de la composición como elemento protagonista de la obra. De él salen unos rayos de luz que bañan en diferentes puntos las aguas del paisaje del fiordo noruego. Vemos representada una gran vitalidad creativa por parte de Munch, con un carácter renovado iniciando así una nueva etapa vital.
En sus escritos más íntimos leemos las siguientes reflexiones: <<La tierra sigue su órbita alrededor del sol —como los humanos se desplazan por la superficie de la tierra. La tierra es un átomo vivo que tiene su propia existencia. Respira y su respiración se condensa en capa nubosa a su alrededor. Sopla — y se desencadenan tormentas. La lava ardiente es su sangre. Y ella que gira tan orgullosamente [en el espacio] alrededor del sol ¿estaría desprovista de un alma y una voluntad; y el sol que envía tanta luz al espacio estaría también desprovisto de ello?>> Resulta un claro ejemplo de su ejercicio reflexivo con motivo de la vida, de la naturaleza.
El cromatismo en esta pieza es característicamente cálido, y dadas las dimensiones de la obra, Munch consiguió con su estilo y una aparente simplicidad transmitir la fuerza del sol, creando una imagen original y poderosa.
El paisaje nos sitúa concretamente en el fiordo del sur de Noruega conocido como Kragero. Si bien es una escena realista, porque identificamos el escenario que nos presenta Munch, su manifestación roza la abstracción, creando la luz a partir de una explosión de colores entre los que vemos: rojo, azul, rosa, amarillo, etc.
En el centro la bola blanca de luz (Sol) sostenido sobre el mar y a las orillas de este, la costa, con un fuerte verde representando una naturaleza viva y fértil.
En resumen, vemos cómo Edvard Munch adquiere una actitud mucho más reflexiva de la vida, poniéndola en valor y analizando su funcionamiento, con una visión crítica de los fenómenos naturales y de la tierra en sí misma como su propio hogar.
BIBLIOGRAFIA
Agullol, R, Fredheim, A. y Manresa, A. (2006) Edvard Munch. L’esperit sublim. Barcelona: Fundació La Caixa (Illes Balears).
Munch, E. y Vidal, A. (trad.) (2015) Escritos (selección). Palma: Olañeta Editor.