El triunfo de Baco

Ficha técnica

Título: El triunfo de Baco
Autor: Diego Velázquez
Cronología: 1628-1629
Estilo: Barroco español
Materiales: Óleo sobre fresco
Ubicación: Museo Nacional del Prado, Madrid.
Dimensiones: 165×225 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LOS BORRACHOS O EL TRIUNFO DE BACO

CONTEXTO HISTÓRICO

El siglo XVII en España es un periodo de declive, con la monarquía en fase de decadencia. El gran imperio que dejó Felipe II apenas sobrevivió hasta medidos de siglo. España perdió su hegemonía europea en sus luchas contra holandeses, ingleses y turcos.

A esto hay que añadir los grandes estragos que las pestes provocaron en la población, además de unas cosechas pésimas.

Será en este momento cuando, desde el pinto de vista político, se encumbra a la figura del valido, un hombre que gozaba de la confianza absoluta del rey y ejercía un gran poder político. El mejor ejemplo lo tenemos en el Conde-Duque de Olivares.

Por suerte, en el ámbito artístico ocurrió todo lo contrario, siendo el siglo XVII uno de los más importantes en cuanto a producción y calidad artística y literaria. Tanto es así que esta época es conocida como Siglo de Oro. Y será aquí cuando Velázquez haga su aparición.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nació un 06 de junio de 1599 en Sevilla, donde se formó en el taller de Francisco Pacheco, que acabaría siendo su suegro. En 1623 viajó a Madrid al ser nombrado pintor de la corte de Felipe IV, al que le unió una relación de amistad muy cercana durante toda la vida.

Ya en Madrid, estudió las colecciones reales y, a partir de sus viajes a Italia, a los grandes maestros in situ, cosa que aprovechó para crear su estilo tan personal.

Velázquez tiene una amplia producción en la que realizó pintura religiosa, mitológica, de historia, de género, paisajes y retratos. Su técnica, con base en el óleo, evolucionó desde su pincelada fina de potentes volúmenes en sus obras iniciales hacia otra mas deshecha, en grandes manchas de color, que va apareciendo poco a poco hasta volverse una constante en sus últimas obras.

Su estilo varía profundamente desde su etapa sevillana, con fuerte presencia del tenebrismo, hasta aclarar por completo su paleta, llegando a dominar la perspectiva aérea.

A pesar de que sus composiciones carecen de movimiento, no son estáticas pues, como buen barroco, contrapone personajes y situaciones distintas para producir un dinamismo que suple esa falta de movimiento físico.

En la sala 10 del Museo del Prado encontramos sus obras más tempranas, las de sus primeros años en Madrid. A este periodo pertenece, precisamente, la obra «Los borrachos».

ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

El triunfo de Baco fue concluido probablemente en 1629, año en el que consta el pago de 100 ducados por la realización de una obra mitológica mandada por el rey. Velázquez aborda un tema mitológico, cosa poco habitual en la pintura española, y lo trata de un modo realista, acercándolo a lo cotidiano.

El centro de la composición es Baco, dios del vino, un joven semidesnudo, coronado con la característica corona de hojas de vid o parra. Sigue el modelo de los jóvenes andróginos establecido por Caravaggio. Además, el tono luminoso de sus carnaciones lo convierten en el punto luminoso de la escena, contrastando con los tonos tierra del resto de personajes. A los pies del dios, un bodegón de pequeño tamaño, formado por una jarra y una botella de vidrio, casi a modo de ofrenda.

El triunfo de Baco
El triunfo de Baco, Diego Velázquez

Baco corona al devoto, arrodillado ante él, con la corona de hojas de vid, pero su gesto es casi indiferente, casi sin prestar atención a la ceremonia. Alrededor del dios, su corte, formada por los parroquianos que se podían encontrar en las tabernas del Madrid de la época. Es similar a lo que hace Caravaggio en sus cuadros religiosos.

En El triunfo de Baco incluso vemos influencias de Ribera, sobre todo en el rostro del personaje que sonríe, probablemente embriagado por el vino, y mira directamente espectador. Precisamente, este recurso de un personaje que mira al espectador y lo hace participe de la escena es algo muy barroco y usado por Velázquez en infinidad de ocasiones.

Dejando a un el punto de luz de la figura de Baco, Velázquez mantiene el gusto por las gamas terrosas, la indumentaria popular y los rostros curtidos. Pero ya se ve cómo la influencia de los pintores venecianos que pudo estudiar en las colecciones reales se hace patente. Y también la de Rubens, al que hacía pocos años que había conocido.

Mucho se ha teorizado sobre la forma tan teatraliza en la que están tratados los personajes de El triunfo de Baco y el significado que hay tras esto. Algunas teorías hacen una lectura de la escena como una especie de desmitificación de la fábula clásica, queriéndose ver, incluso, una burla a la Antigüedad.

Pero, cada vez son más quienes defienden la interpretación del cuadro como una alegoría sobre el vino, que no sólo tiene la capacidad de alegrar el ánimo sino que también es un estimulo para la creación, sobre todo la poética, como ya apuntaban numerosos escritores de la época del pintor.

Quizá con esta última visión tenga que ver el hecho de que la corona que Baco coloca al joven arrodillado sea de hiedra, un atributo relacionado con los poetas.

Acompañando a Baco, a la izquierda, vemos un sátiro semidesnudo que levanta una copa de fino cristal y nos sitúa en el mundo de las historias fabulosas. En contraposición, a al derecha, la corte del dios, hombres de rostros curtidos, que constituyen lo cotidiano.

Esta obra sería el primer ejemplo, que después repetirá, de unir la mitología clásica con lo cotidiano, distanciándose así de los códigos habituales de idealización que hasta entonces regían en la pintura de este género.

En definitiva, Velázquez mezcla magistralmente en esta pintura personajes divinos y humanos, anatomías desnudas y vestidas, juventud y vejes, la belleza casi idealizada del dios con los retratos más populares de los personajes que lo acompañan.

¿QUIÉN ES BACO?

Baco en Roma, Dionisos en la Antigua Grecia es hijo de Sémele y Zeus. A pesar de ser un dios menor era muy querido y muy popular tanto entre los dioses como entre los hombres.

Eterno adolescente, siempre jovial como dios del vino y de la euforia que el liquido divino provoca, viajó por toda Grecia enseñando el cultivo de las viñas.

Suele acompañarse por las Bacantes y los Silenos (seres con forma humana y cola de caballo). Se le representa, ademas de joven, coronado con hojas de parra o hiedra y siempre con un racimo de uvas en sus manos.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

DE LA PEÑA GÓMEZ, MARÍA PILAR; «Manual básico de Historia del Arte». Colecciones Manuales UEX. Cáceres. 2008.
DIKU-ADVERA, VICKI; 

«Mitología Clásica». Ediciones Hnos. Mamataki.

GIORGI, ROSA «Velázquez». Editorial Electra. 2008.MARTÍNEZ BUENAGA, IGNACIO; MARTÍNEZ PRADES, JOSÉ ANTONIO; MARTÍNEZ VERÓN, JESÚS; 

«Historia del Arte». Editorial ECIR. Valencia. 1998.
VV.AA. Enciclopedia 

«Arte al detalle. Sigloss XVII y XVIII (vol.I) Barroco». Círculo de Lectores. Barcelona. 2013.

VV.AA. «La guía del Prado». Madrid. 2014.

MUSEO DEL PRADO: https://www.museodelprado.es

¿COMPARTIR ESTE ARTÍCULO?

Share on facebook
Compartir en Facebook
Share on twitter
Compartir en Twitter
Share on linkedin
Compartir en Linkdin
Share on pinterest
Compartir en Pinterest

Deja tu comentario

Deja una respuesta

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad