COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA ESTATUA SEDENTE DE KEFRÉN
ANÁLISIS FORMAL
Nos encontramos en la IV Dinastía del Imperio Antiguo, en la cual, el faraón Kefrén o Jafra, es el cuarto faraón de ésta. Se le suele conocer por haber llevado a cabo la edificación de obras de tal envergadura como una de las grandes pirámides de Guiza que recibe su nombre, además de construir la gran avenida que lleva a su pirámide y la famosa esfinge.
Pero nosotros nos vamos a centrar en comentar una estatua de bulto redondo del emperador sentado encontrada en el Templo del Valle por el arqueólogo francés François Ferdinand Mariette, con todos los atributos y simbolismos del poder faraónico en el Imperio Antiguo.
Como hemos dicho, es una estatua sedente del faraón tallada en diorita, una piedra de por sí bastante dura. Si nos fijamos en la figura del faraón, va vestido únicamente con un faldellín plisado y tocado con la típica cofia faraónica llamada klaft, con la serpiente o ureo real, propia de los faraones, relacionada con la protección del soberano.
También observamos que lleva barba postiza. Los brazos del faraón descansan encima de sus muslos, con la palma de la mano izquierda posada en su pierna y la mano derecha cerrada, sosteniendo un rollo, símbolo de poder y estatus.
Pasando al trono, vemos que es de una forma bastante cúbica. Se sujeta de unas patas de león como reposabrazos y el respaldo termina a la altura de los hombros, aunque si nos fijamos, vemos que sobre éste se coloca un halcón, el dios Horus, que esta sujetando la cabeza del faraón con sus alas.
A los laterales del trono podemos encontrar distintas ornamentaciones florales, hablamos del loto y del papiro que simbolizan el Bajo Egipto y el Alto Egipto respectivamente, aparecen entrelazados representando la soberanidad del faraón en las dos tierras.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Esta estatua sedente de Kefrén fue hallada, como hemos mencionado anteriormente, en el Templo del Valle de Kefrén, en una fosa de granito.
Que su localización fuese un lugar funerario, nos da todas las pistas del significado y uso que iba a tener esta imagen, pues su principal fin era albergar el ka del faraón, por eso observamos el rostro sereno del faraón, esperando pacientemente la llegada del alma del faraón difunto.
Es una escultura que define a la perfección todos los convencionalismos de la estatuaria egipcia pertenecientes al Reino Antiguo y que fueron utilizados la mayoría a lo largo tradición creativa egipcia.
Comenzando por la idealización, el faraón se representa como un joven eternamente vigoroso, pues al ser considerado una divinidad, la idealización genera un nivel de majestuosidad propia de un faraón, con un cuerpo perfecto, es una forma de expresar la capacidad de Kefrén por defender la comunidad.
También podemos percibir la ley de la frontalidad, pues no hay ningún punto de la estatua que esté ubicado hacia los lados, esta escultura está creada para verse totalmente de frente, por ello el tratamiento de los laterales está menos trabajado.
Sin embargo, los simbolismos que podríamos considerar más importantes como la representación de Horus, o las flores entrelazadas, tienen una perspectiva lateral y por lo tanto hay que desplazarse hacia los lados.
La frontalidad va cogida de la mano de la simetría, a parte de su tamaño a proporciones reales, las partes que forman el cuerpo del faraón y el trono en un lado y otro, son todas proporcionales entre sí.
En cuanto a la imagen de Horus es una manera más de figurar la soberanía del faraón. Horus es concebido como el gran dios, hijo de Osiris, por ello, esto se traslada a la tierra, en la cual el faraón toma el papel de Horus en el plano terrestre.
Kefrén es la personificación del dios Horus en la tierra, que cuando perece, se convierte en Osiris. Por esto se representa un Halcón abrazando con sus alas la cabeza, puesto que expresa esa identificación divina y protección.
Entonces, podemos considerar que esta escultura fue creada con un principal motivo; el albergar el ka del difunto, pero también se le añaden connotaciones simbólicas de la realeza faraónica y del poder que se le había otorgado.
BIBLIOGRAFÍA
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