COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE GUERNICA DE AGUSTÍN IBARROLA
El Guernica de Picasso posiblemente sea uno de los cuadros que más ha influenciado en los artistas dentro de la Historia del Arte.
Son incontables los homenajes y apropiaciones que se han hecho de esta obra pero eso no impide que obras posteriores, como lo es el Guernica de Ibarrola, lejos de ser una simple veneración, haya conseguido 40 años después prolongar en el tiempo el símbolo de libertad que el artista cubista realizó en 1937.
A manera de friso narrativo ha conseguido crear mediante la unión de diez lienzos una pintura que, como menciona Rocío Robles Tardío, juega a ser mural sin serlo, implicándole ese papel reivindicativo pero siendo trabajado en lienzo.
Es visible el uso de la iconografía picassiana como puede ser el caballo, la mujer con el niño en brazos… pero impregnada de la situación y contexto político que estaba teniendo lugar, especialmente en el País Vasco.

A pesar de eso, el pintor se ha tomado algunas licencias frente al cuadro original como puede ser la ruptura de la bicromía usando el color rojo para enfatizar la viveza de la obra o la representación del enrejado para denunciar la falta de libertad que primaba en el contexto en el que nació el cuadro.
Picasso realizó el Guernica en París alejado tanto del clima franquista como del propio suceso en la localidad vasca, pero una vez que está noticia llegó a sus oídos uso el bombardeo de la población civil para convertirlo en un icono de la libertad, aunque también de sufrimiento y de la opresión que en ese momento se estaba viviendo en España tanto en la Guerra Civil, como posteriormente se acabará dando en la dictadura franquista.

El contexto de Ibarrola cambia un poco ya que es un artista vasco que vivió muy de cerca tanto el ataque aéreo como las consecuencias que tuvo después, que repercutieron sobre todo en las zonas más nacionalistas como el País Vasco o Cataluña.
De hecho, en la década de los 70 fueron cientos los movimientos sociales que se dieron en el País Vasco en contra tanto de las condiciones laborales de los trabajadores, como por la falta de libertades, siendo estas fundamentales para que una vez muerto Franco, no se prorrogará el sistema anti-democrático que había primado las últimas casi 4 décadas.
Uno de los primeros temas que se trató una vez empezó a ver luz la democracia fue la vuelta del Guernica de Picasso a España que precisamente coincide con esa misma década. Finalmente llegó al Casón del Buen Retiro en 1981 pero aún no se había zanjado la ubicación definitiva de este.

Antes de morir el artista malagueño expreso su interés en que una vez se derrocara la dictadura, el símbolo por excelencia de la paz tuviese su ubicación permanente en el Museo Nacional del Prado.
Por otra parte, fue grande el reclamo artístico que diferentes figuras de autoridad vascas, ya sean pintores, políticos o escritores, llevaron a cabo para que el cuadro, creado bajo las atrocidades sufridas en Guernica, volviera a esa misma localidad para que, la misma obra, creciera con la propia reconstrucción de esta:
‘[…] El cuadro de Picasso debe ser entregado a la Villa de su mismo nombre: “Guernica”, ya que fue el sufrimiento de esa ciudad la razón inmediata que inspiró el artista […] el depósito del cuadro en Guernica adquiriría el valor de una reparación moral por el daño real sufrido por la Villa Foral, irreparable en términos que no sean los de la protesta permanente y el homenaje solidario’.
Carta de Patricio la Sota y Mae Mahón (Presidente Efectivo del Museo de Bellas Artes de Bilbao) al Director General del Patrimonio Artístico, 1981.
Bien es sabido el final de esta historia: su ubicación definitiva en el Museo Nacional Centro de arte Reina Sofía. ¿Hubiese cambiado la situación si hoy en día la famosa obra estuviera en Guernica y no en Madrid? ¿Sería ese icono que tanto se ha reproducido y resignificado en nuestra sociedad? ¿Hasta qué punto centralizar las obras en la capital juega a favor de su descontextualización?
Por otra parte, Picasso predijo el poder y trascendencia que tendría esa obra, no solo en el contexto de la Guerra Civil, sino como icono de paz en los conflictos bélicos en general y no limito su significado al acontecimiento ocurrido en Guernica ya que, la única alusión directa a este evento lo tiene en el título.

Por lo tanto, ¿realmente el Guernica tendría que estar en la villa floral de este mismo nombre para poder amplificar su significado o el propio cuadro del artista malagueño va más allá del acontecimiento que le dio vida trasciendo todas las fronteras y conflictos ocurridos?
La obra de Ibarrola que empezó como un reclamo artístico para el País Vasco, hoy en día situado en el Museo de Bellas Artes Bilbao desde 2021, podría completar ‘ese vacío’ que el cuadro de Picasso ha dejado. Remite directamente al bombardeo, al cuadro del artista cubista y a su vez a ese movimiento social de los trabajadores que a finales del siglo XX tuvo lugar en el País Vasco.
Es una obra que realmente si representa el imaginario visual vasco, esa resistencia y esa lucha que el pueblo tuvo contra el franquismo, creado por un artista que realmente si experimentó esa atmosfera social y política y que, no olvida esa trágico pasado pero sí que mira hacia delante, teniendo esperanza de la conquista de la libertad, que precisamente fue lo que acabó desembocando en el sistema democrático que se instauró en 1978 con la aprobación de la constitución hoy en día vigente.
WEBGRAFÍA
Bilbao Museoa
https://bilbaomuseoa.eus/exposiciones/guernica/
BIBLIOGRAFÍA
AZANZA, José Javier. Un ‘nuevo Guernica’ desconocido de Agustín Ibarrola: el cartel inédito para la feria del toro de Pamplona (1974). 2023
ESCRIBANO, Daniel y CASANELLAS, Pau. La precipitación del cambio político (1974-1977). Una mirada desde el País Vasco. 2012
GARCÍA, Isabel. El Guernica en la calle durante la transición y los primeros años de la democracia. 2014
ROBLES, Rocío. Agustín Ibarrola, Trayectoria ‘Guernica’ Gernikara. 2021