COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE KAIRÓS
INTRODUCCIÓN
“El tiempo es lo más desconocido entre lo desconocido”, afirmaba Aristóteles hace 2.400 años, pues desde los inicios de las civilizaciones, se ha intentado darle un significado a aquella palabra que hoy en día denominamos “tiempo”.
Ciertamente se puede confundir con el tiempo climático como el estado atmosférico en un momento y lugar determinado, en este caso nos referimos a lo que algunos denominan una sucesión de acontecimientos o sucesos, que se organizan en secuencias y nos permiten diferenciar entre pasado, presente y futuro. Sin embargo, este concepto ha sido objeto de estudio desde los primeros pensadores que conocemos.
En la Edad Antigua, Aristóteles relacionaba su significado con un sentido más físico, como ese movimiento de secuencias, como la medida del movimiento con relación a lo precedido y lo sucedido, sin embargo hay ciertas críticas a la obra aristotélica, pues debía preguntarse qué sucedería entonces con el tiempo presente, aquel que está sucediendo en este preciso momento antes de convertirse en pasado.
En el medievo, Santo Tomas de Aquino siguió la concepción de Aristóteles, al contrario de las teorías expuestas por San Agustín, con un sentido más filosófico, relacionándolo con el alma.
Esta relación se debe a que el pasado es algo que ya no existe, el futuro algo que vendrá y el presente se escurre, transformándose en un recuerdo, inaugurando una nueva corriente de pensamiento relacionada con la idea del tiempo.
Las teorías kantianas también tratarían de darle una significación al concepto de tiempo, no lo relaciona con el movimiento como hacia Aristóteles, ni como algo externo a las personas, sino como algo interno y personal, que permite organizar las experiencias más íntimas.
En la actualidad, diversas corrientes filosóficas tratan el concepto de tiempo, vinculándolo a la esencia humana o a una conformación de dos temporalidades, una externa y otra interna.
La pregunta sobre que es el tiempo sigue invitando a la reflexión tanto de científicos como de filósofos en la era actual. Sin embargo, debemos retrotraernos a la Antigua Grecia para observar como estos intentaban otorgarle una explicación a cada fenómeno que le rodea mediante una serie de leyendas en su mitología.
Los antiguos griegos atribuirán al dios Cronos, como la personificación del tiempo humano, sin embargo no debe confundirse este titán hijo de Urano y Gea con Cronos, dios primigenio del tiempo, cuya traducción ha dado lugar a confundirlos con el mismo personaje.
Este último, era el dios de las edades, desde la dorada hasta la de bronce, y también del zodiaco, que según los diferentes relatos se entrelazó con la inviabilidad, Ananké, con una espiral en torno al huevo primigenio, separándolo, formando el universo ordenado de la tierra, el mar y el cielo.
Así, Ananké y Cronos permanecieron eternamente entrelazados como las fuerzas del destino y el tiempo que rodean el universo, guiando la rotación de los cielos y el interminable paso del tiempo.
Este dios es el identificado con el tiempo lineal y que ha dado lugar a acepciones actuales tales como cronológico, cronómetro o cronograma, todas relacionadas con este sentido temporal.
Sin embargo, existía una tercera deidad relacionada con la concepción del tiempo, pero no vinculada a ese significado físico o cuantitativo, si no como la personificación del momento adecuado para algo, el tiempo oportuno o deseado, el cual recibía el nombre de Kairós.
Este se identifica con el tiempo indeterminado en el que algo importante sucede, el momento crítico en el que se debe pasar a la acción, el que no se debe dejar pasar ya que no volverá a repetirse. Algunas fuentes nos hablan de que Kairós era hijo de Zeus y Tyche, personificación de la suerte y la fortuna aquella que regía la prosperidad de una comunidad.
Kairós heredó de su padre las facultades de la justicia, la justa iluminación y el camino correcto, mientras que de su madre recibe ser el potenciador para alcanzar un destino glorioso. Era la representación cualitativa del tiempo, ese lapso indeterminado en el que algo importante sucede, mientras que Cronos representaría el poder cuantitativo.
ANÁLISIS DE LA OBRA
Kairós, al igual que las otras deidades pertenecientes al panteón de dioses griegos, fue representado en sus diferentes templos y artes muebles, como por ejemplo la que podemos observar en la fotografía, perteneciente a la losa en mármol de un sarcófago de época romana imperial, copia de un antiguo griego.

En el relieve, en parte esbozado, se representa a un joven varonil desnudo y alado de perfil hacia el lado izquierdo. El joven con el índice de la mano derecha se apoya sobre uno de los platos del instrumento de medida para restablecer el equilibrio, pues éste no es su virtud.
La balanza que porta Kairós está desequilibrada, en este caso a causa de su acción , pues el desequilibrio es según lo mensurable, no según su propia medida subjetiva. En la otra mano porta un arma de doble filo, pues este Kairós puede traer el bien pero también el mal. La figura es representada alada en la parte posterior y pies, plasmando ese tiempo oportuno que al igual que llega puede marcharse.
En la parte posterior de la cabeza es representada rapada y con cabello rizado en el lado contrario, pues al igual que se tiene la fortuna de poder cogerla se escapa, si se descuida aquella oportunidad es posible no volverla a recuperar.
Los diversos autores de la Antigüedad emplean términos diferentes para definir a esta figura, de tal modo, Hesíodo, lo define como “todo lo que es mejor que algo”, y Eurípides como aquel que es “el mejor guía en cualquier actividad humana”.
Esopo también hace referencia a esta figura como aquel que representa el breve momento en el que todas las cosas son posibles. Hasta nuestros días ha llegado una descripción de Calímaco de una estatua de Kairós de Lisipo, en el ágora de Sición que tenía grabado el siguiente texto del poeta Posidipo:
¿Quién y de dónde es el escultor? De Sición.
¿Y su nombre? Lisipo.
¿Y quién eres tú? El Tiempo que somete todas las cosas.
¿Por qué vas de puntillas? Voy corriendo por la eternidad.
¿Y por qué tienes un par de alas en tus pies? Vuelo con el viento.
¿Y por qué portas una navaja en tu mano derecha? Como advertencia para los hombres de que soy más afilado que cualquier filo.
¿Y por qué el cabello te cae sobre el rostro? Para que aquel que me encuentre me tome por el flequillo. ¿Y por qué, en nombre del Cielo, tienes la nuca calva? Porque nadie al que adelante con mis pies alados, podrá, aunque lo desee, agarrarme por detrás.
¿Por qué el artista te esculpió? Por tu bien, forastero, y me colocó en la entrada como lección.
La estatua de Lisipo inauguró una nueva iconografía para la representación de esta deidad. Siguiente estos esquemas, el autor del sarcófago realizo la copia basándose en el anterior autor griego. De igual manera se elaboró el relieve que se puede encontrar de Kairós en el monasterio de San Juan de Trogir.
Posteriormente, con la aparición y difusión de las nuevas corrientes religiosas cristianas, estos adoptaron algunas de estas deidades paganas. En el caso de Kairós se identificara con ese “tiempo de Dios”, ese tiempo oportuno en el que Dios interviene en la vida de los hombres de manera sobrenatural.
Curiosamente, en la actualidad la palabra Kairós significa tiempo. Quizás sirva para recordar ese tiempo fugaz, pasajero, extraño, pero sobre todo, oportuno. Aquel que llega sin avisar, en la justa medida para poder apresarlo, el cual en exceso nos parezca demasiado, pero en pequeñas cantidades no parezca suficiente. Aquel que exige un momento adecuado, temporal y espacial.
BIBLIOGRAFÍA
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Fernández, J. M. L. (2018). De Cronos a Kairós (Reflexiones sobre el tiempo). Punto Rojo Libros. Galindez, O. J. F. El Tiempo. Más allá de kairos y Cronos.