La calumnia de Apeles

Ficha técnica

Título: La calumnia de Apeles
Autor: Sandro Botticelli
Cronología: 1495
Estilo: Renacimiento
Materiales: Temple sobre tabla
Ubicación: Galeria Uffizi (Florencia)
Dimensiones: 62 X 91 cm.
Escrito por: Miriam Reyes Rodríguez

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA CALUMNIA DE APELES

CONTEXTO HISTÓRICO

Nos encontramos en pleno Quattocento donde Florencia es el centro artístico y cultural por excelencia gracias a la familia Medici.

Esta familia tan importante debe su influencia al cabeza de familia e iniciador de la dinastía, Cosme de Medici, conocido como Cosme el Viejo, que heredó no sólo una enorme fortuna de su padre sino también una importante red de influencias que llegaba hasta el Vaticano.

La calumnia de Apeles
Cosme de Medici retratado por Jacopo Pontorno.

Aunque Cosme fue el primer gran mecenas cultural y artístico, será en la figura de su nieto Lorenzo el Magnifico cuando esto llegue a su cenit. Lorenzo se crió en un ambiente culto rodeado de artistas tan importantes como Fra Angelico o Donatello.

Con la repentina muerte de su padre, Lorenzo se convirtió en la cabeza visible de la familia con sólo 20 años. Pese a la enorme responsabilidad que se cayó sobre él, nunca dejó de lado ese gusto por las bellas artes que profesaba, convirtiéndose en el gran de mecenas de los artistas del Renacimiento, entre ellos Botticelli.

Lorenzo de Medici retratado por Agnolo Bronzino.

Lorenzo tenia una enorme colección de escultura clásica que exhibía en el jardín de San Marcos, convirtiéndose en una especie de museo. Será al lado de este jardín donde mande construir la primera academia de bellas artes europea por la que pasaron pesos pesados del arte como Miguel Ángel.

A finales del siglo XV la ciudad se vio sacudida por un personaje que puso patas arriba el modelo florentino. Savonarola era un religioso dominico que predicaba ideas extremistas. Fue el instigador de la famosa hoguera de las vanidades, donde se arrojaban objetos de lujo de todo tipo, incluidas grandes obras de arte, pues el lujo y la vanidad del arte y la sociedad florentina era pecaminoso según este religioso.

Se cuenta que Botticelli fue seguidor de las ideas de Savonarola y que incluso arrojó algunas de sus obras a la famosa hoguera. Resulta irónico que el propio Savonarola fuese quemado en una hoguera.

La calumnia de Apeles
Girolamo Savonarola retratado por Fray Bartolomeo.

ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

La calumnia de Apeles

Un año antes del derrocamiento de la familia Medici y dos antes de la ejecución de Savonarola, Botticelli pintó esta obra.

La calumnia de Apeles ha tenido varias interpretaciones. Unos la ven como una reinterpretación de la obra de Apeles, un pintor de época helenística (siglo IV a.C.) del que no ha llegado hasta nosotros ninguna de sus obras pero si descripciones muy detallas de ellas gracias a Luciano de Samósata. Otros ven en ella una relación con las calumnias que condujeron a la excomunión y posterior muerte de Savonarola.

Esta obra alegórica muestra las consecuencias de un mal juicio y de ignorar a la verdad. A través de diez figuras, Botticelli desarrolla esta escena, basada en los textos de Luciano.

Podríamos dividir a la comitiva en tres grupos: un primer grupo a la derecha, con el rey Midas y dos mujeres; un segundo grupo en el centro, con tres mujeres, el condenado y un figura masculina; y un tercer grupo con una figura de luto y una mujer desnuda. Vamos a detenernos en cada personaje, en quienes son y cual es su papel dentro de esta historia.




A la derecha, y sobre un podio, vemos al rey Midas sentado en su trono. Tiene orejas de burro, aludiendo a su condición de mal juez. Esta característica procede del mito de Apolo y Marsias. Parece ser que durante el duelo musical entre ambos, Midas fue favorable a Marsias en lugar de a Apolo.

El dios se enfadó y convirtió sus orejas en las de un burro, para que siempre tuviese presente su mal juicio. Dos mujeres, hermosas y ricamente vestidas, le susurran al oído. Son la Ignorancia y la Sospecha. Midas, que se deja llevar por esos malos consejos, no mira lo que tiene delante, sino hacia abajo, indicando así que no hace caso a sus ojos sino únicamente a sus oídos.

La calumnia de Apeles
La calumnia de Apeles

En el centro es donde sucede toda la acción. Vemos a dos figuras masculinas y tres femeninas. La figura masculina que está más cerca del rey y que le tiende la mano es la Envidia, representada como un hombre feo, vestido de oscuro, descalzo y harapiento, aludiendo a que a la Envidia no le importa su aspecto, sólo le interesa lo que ocurre a su alrededor.

Este hombre lleva de la mano a una bella mujer, que sostiene en una mano una antorcha y con la otra agarra de los pelos (y arrastra) al pobre calumniado.

Es la Calumnia, a la que están embelleciendo y engalanando dos mujeres, la Insidia y el Fraude, para así hacer mucho más atractiva a la mentira que a la verdad. El hombre arrastrado por la Calumnia va casi desnudo, a excepción de la especie de calzón raído que lleva. Con sus manos clama piedad mientras mira desesperado hacia el cielo.

La calumnia de Apeles

Cierran la composición dos figuras completamente opuestas entre sí: una hermosa joven desnuda y una figura envejecida y de luto. Son la Verdad y el Arrepentimiento respectivamente.

El Arrepentimiento es un ser oscuro, de rostro compungido (no se sabe bien si es hombre o mujer) de pelo canoso y largo y pesados ropajes negros. Aunque a priori parece un elemento negativo, aquí lo podemos entender como algo positivo porque el arrepentimiento lleva a la redención y, eso, conduce al perdón. Mira hacia atrás, hacia la última figura.

La Verdad, desnuda, cierra el cortejo. Es ignorada por todos menos por el Arrepentimiento. Aparece desnuda simbolizando que la verdad no tiene nada que ocultar. Apunta su índice hacia el cielo ya que, en la época, se creía que la verdad procedía del cielo y, por ende, de Dios y que a través de la penitencia se salvaría el calumniado.

La calumnia de Apeles
La calumnia de Apeles

Su posición en contrapposto y la posición de la mano nos recuerda a otra de las grandes obras maestras de Botticelli: «El nacimiento de Venus». Además, Botticelli usa el modelo de las Venus púdicas griegas, donde la diosa se cubre de forma pudorosa el pubis e intenta ocultar parcialmente sus pechos.

La calumnia de Apeles

La escena se desarrolla en un interior. Por su arquitectura y riqueza decorativa podría ser un salón palaciego, el supuesto palacio de Midas. La arcada del fondo está repleta de esculturas y relieves alusivos tanto al Antiguo Testamento como a la mitología clásica, además de poder ver a algunas figuras relevantes del Cristianismo.

Así, en la hornacina central podemos ver al rey David, que recuerda a las obras de Donatello. En otras hornacinas vemos a San Pablo o San Jorge. En cuanto a las escenas mitológicas, desarrolladas en los relieves dorados que recorren la parte superior de los arcos y los casetones interiores, podemos distinguir a Apolo y Dafne o a Heracles. Esta inmensa galería se abre a un paisaje en el que se distingue el mar en tono azul verdoso y un cielo azul brillante, completamente despejado.

La calumnia de Apeles

Los colores son vibrantes y brillantes, típicos de la producción de Bottielli. Sus mujeres son el prototipo femenino que puebla todas sus pinturas y el movimiento lo transmite a través de la posición de los personajes pero, sobre todo a través del movimiento de los ropajes, como si una corriente de aire los hiciese ondear.

SANDRO BOTTICELLI (1445-1510)

Alessandro Filipepi (Botticelli) nació en Florencia un 1 de marzo de 1445. Parece que desde joven mostró talento artístico, cosa que no pasó desapercibida para la poderosa familia Vespucci, que lo recomendó al artista Filippo Lippi como aprendiz, pasando después al taller de Andrea del Verrocchio.

Botticelli salió en contadas ocasiones de Florencia, siendo su viaje más destacado a Roma para trabajar en la Capilla Sixtina.

Supuesto retrato de Botticelli.

El Neoplatonismo será muy importante en la obra de Sandro. Se redescubrieron en esta época las enseñanzas de Platón, que sostenía la primacía del espíritu sobre todo y esto se tradujo en que la mejor manera de alcanzar a Dios era a través del intelecto. Y esto lo mostrará Botticelli en su obra.

Su estilo busca una espacie de naturalismo idealizado, transmitido sobre todo a través de sus figuras femeninas, mujeres ideales que afianzaban sus ideas neoplatónicas. Aunque también realizó obra religiosa, Botticelli es conocido por su obra mitológica. Fue el primero en pintar en gran formato obra de carácter profano, un formato que hasta entonces estaba reservado para el arte religioso.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

Enciclopedia «Historia del Arte». Vol. 9. «El Renacimiento. El Quattrocento». SALVAT.

BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACIÓN

https://bcn.gob.ar

BIOGRAFÍAS Y VIDAS.

https://www.biografiasyvidas.com

GALERÍA UFFIZI

https://www.visituffizi.org

HISTORIA-ARTE

https://historia-arte.com

NATIONAL GEOGRAPHIC

https://historia.nationalgeographic.com.es

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