COMENTARIO HISTÓRICO ARTISTICO DE LA CHANCA
ANÁLISIS DE LA OBRA
Este instante se produce en una España entumecida, mísera, un auténtico pudridero del desarrollo, en la segunda década de la dictadura, años férreos, de hundimiento de la prosperidad; pero también en una España singular, tradicional y auténtica que pronto iba a desaparecer.
Consciente de esto, Carlos Pérez Siquier supo anticiparse para inmortalizar este tiempo en su obra La Chanca (1956-1965; La Chanca en color 1962-1965). Un barrio humilde a los pies de la Alcazaba de Almería, en su extremo más occidental, del que aún se puede atisbar algún vestigio de este entramado de casas cúbicas, de bordes irregulares, encaladas, multicolor, distribuidas como un errático damero constreñido al otro lado por las canteras califales hasta abrirse a puerto.
Este trabajo es el retrato de la vida de las clases populares que la habitaban, gente sencilla que guardaba su dignidad en la lucha diaria contra las circunstancias en las que estaban inmersos, en un estado general de subdesarrollo, con las señas de identidad propias de ese pequeño laberinto andaluz, un barrio inclinado como el desequilibrio en que vivían sus vecinos, con una particular y exclusiva idiosincrasia.
Esta fotografía, escogida entre una nutrida colección, representa un motivo muy habitual en su obra y que cobra importancia, la infancia, seguramente en alusión a la suya propia como un paraíso gustoso de revivir. Un momento de sosegada cotidianidad. Una niña que está con sus gatos, dándoles cuidados y cariño; mientras, un fotógrafo intercede por su calle.
Domina el blanco, contrastado por los gatos negros, los grises del quicio de la puerta y la gama variada de la silueta de la niña, así como de unas tenues sombras de textiles suspendidos para secarse; se destila un transcurrir agradable, poético recuerdo de la memoria de cuando el tiempo parecía no existir.
Además, nos expone la idea sobre el amor infantil por los animales, que suele ser muy generalizado, aunque dicha sensibilidad luego no permanece siempre, lamentablemente, en los adultos. La mirada de la niña y del gato interactúan con nosotros, diagonales que superan el plano del papel fotográfico.
Un halo de preciosista melancolía barniza esta atmósfera con gran encanto. Las notas más resonantes de aporte de creatividad en esta imagen son debidas al desenfoque del fragmento de muro que intercede por la esquina inferior derecha y las sombras translúcidas proyectadas contra la pared principal de la casa.
Cuatro trazos lineales delimitan y distribuyen los elementos en el espacio (marco de la puerta y muro exterior). El modo de enfrentarse a la realidad lo inscribe en el nuevo movimiento de neorrealismo que surge en esa España de decadencia de mediados de la década de los cincuenta, declives de los que a veces de forma contestaria o paradójicamente inexplicable surgen grandes aportaciones.
Lleva a la fotografía por un estilo lejano del academicismo, confronta con el tardopictorialismo dominante, siendo un profeta de la irrupción de la modernidad fotográfica en España.
Todo un exponente de fotógrafo con obra ceñida a un microcosmos muy determinado y próximo, en su caso la provincia de Almería en gran medida, pero sobre todo el barrio de La Chanca, no necesitando más para desarrollar una obra trascendental y universal. Lo cual puede ser un ejercicio fotográfico más arduo, pero también más elaborado e identitario.
Toda una demostración de que las grandes fotografías no se hayan solo lejos, en otros lugares y realidades remotas, ni en lugares exóticos, sino que pueden hallarse a la vuelta de la cotidianidad más cercana, como a él le ocurrió con el descubrimiento del potencial del barrio que constituye su obra central.
Se puede decir que recrea toda una mitología. Además, demuestra que el buen fotógrafo se maneja en cualquier ámbito para lograr una buena fotografía. Extrae la esencia hasta de las cosas que pudieran parecer inermes para constituir una fotografía excelente.
Disecciona la realidad, la transita, la analiza, pero sobre todo su ojo es ávido, agudo y sensible para captar instantes decisivos o de una efímera y excepcional belleza. Encuentra todo ello desde el ámbito más local. Sin duda este barrio constituyó su lugar de ensayo, aprendizaje y desarrollo de la práctica.
Nadie plasmó tan bien como él este lugar, con ese reconocimiento, empatía y poética, su nombre queda adscrito a ese mundo ya prácticamente inexistente, como un mundo que solo le haya pertenecido, como les ocurren a algunos protagonistas de novelas.
La Chanca es también homenajeada en forma de libro, de título homónimo al lugar por Juan Goytisolo (editado en París en 1962 por la Librería Española, pero no es hasta el año 1981 que se edita en España) acompañado por fotografías de Pérez Siquier, suscitando un intenso revuelo en la España franquista al denunciar la cruda situación del lugar, pero sobre todo por querer ocultar una realidad bastante más extendida y evitar su proyección exterior.
Las reacciones en contra de la prensa no fueron más que un reconocimiento de las desigualdades sociales. Se considera una rareza y una joya esta obra entre las publicaciones del escritor. Se convierte esta simbiosis artística en un símbolo de la potencialidad que puede alcanzar el arte.
Su obra no es tanto política como sí lo es lógicamente humanista. Estuvo a la altura de las vanguardias incipientes fuera del país, cuando no fue él mismo uno de los promotores. Destaca su obra documental inicial en blanco y negro, pero también supo adaptarse al color con gran dominio, de hecho, destacó en el uso y tratamiento que realizaba, aunque a su vez sus abstracciones de carácter informal sobresalieron tanto en blanco y negro como a color.
Otras series suyas destacables son Color del Sur y La playa. Se erige como pionero de nuevas tendencias fotográficas integradas en el documentalismo purista (en técnica y concepto) o bien en la fotografía en su sentido más artístico, con la obtención de composiciones con base en la realidad de suma innovación, donde la escala lo cambia todo y emerge una fotografía sorprendente o que atrapa.
Dotó a la disciplina de un nuevo aire fresco de creatividad, superando el anquilosamiento de la fotografía de salón y los encorsetados cánones imperantes, limitantes de la potencialidad de la herramienta fotográfica; que podría decirse que es casi infinita.
Fue el artífice de aunar a destacados fotógrafos diseminados por toda geografía española con la creación, junto a José María Artero, del notorio e imprescindible grupo adscrito a la denominada Agrupación Fotográfica Almeriense, conocida como AFAL (1959).
Englobó a Ramón Masats, Gabriel Cualladó, Paco Gómez, Joan Colom, Alberto Schommer, Xavier Miserachs, Oriol Maspons, Leopoldo Pomés, Ricard Terré, Francisco Ontañón, Gonzalo Juanes, Julio Ubiña, Joan Cubaró y Josep María Casademont. Los planteamientos eran muy diversos, pero con unas raíces comunes.
El número de colaboradores fue mucho más amplio. De hecho, AFAL también fue una correspondiente revista (con un total de 36 números) donde se abarcaban todo tipo de temas fotográficos desde la técnica a la difusión de sobre todo nuevos autores nacionales, o consagrados, participando incluso Francesc Català-Roca (una de las claras inspiraciones del grupo, ya que aplicó también una nueva forma de mirar con anterioridad) y Nicolás Muller.
Entre un gran elenco, mostraron y dieron a conocer fotografías hasta de autores internacionales como Cartier Bresson, Otto Steinert (promotor del movimiento de la fotografía subjetiva en la mitad del siglo XX desde el grupo Fotoform), Robert Frank o William Klein. Este movimiento también permitió a su vez exportar la fotografía española fuera de sus herméticas fronteras.
Destaca la exposición en París en el año 1959 de los miembros de AFAL junto al colectivo parisino Les 30 x 40 (fundado en 1952 por Roger Doloy). A colación, resulta uno de los hitos más importantes logrados cuando algunos de los componentes del grupo fotográfico AFAL fueron invitados en 1959 a participar en una exposición colectiva mundial en el MOMA comisariada por Edward Steichen.
También constituyeron una sala para exposiciones en Almería nombrada en honor al poeta Francisco Villaespesa. Sus miembros supieron sortear audazmente la censura en numerosas ocasiones, un mecanismo beligerante, sin estar exentos de problemas, que no fue implacable frente a las mentes más lúcidas, en muchas ocasiones las de los artistas.
El grupo abarca su existencia hasta diciembre de 1963, cuando sus dos fundadores anuncian su muerte, pero no todo acaba ahí, muchos de los lazos creados permanecieron, las amistades e interrelaciones. Asimismo, irradiaron una fuerte influencia en las siguientes generaciones.
Las fotografías de Carlos Pérez Siquier, como en otros miembros, además de fijar ese mundo en extinción, nos dejan un testimonio de una situación social delicada a modo de denuncia implícita; y más tarde como fue su caso de las consecuencias del turismo desenfrenado.
Otra cosa que es su santo y seña es el fino uso de la ironía o en un plano más amplio del sentido del humor, uno de los recursos más difíciles de aplicar con efectividad en este medio. El interés despertado por la fotografía le viene tempranamente por la afición de su padre, con la fortuna de tener un cuarto de revelado en la buhardilla.
Para más pruebas de fotógrafo autóctono, es en 1950 cuando completa su formación fotográfica en la Escuela de Arte de Almería, desde entonces se dedicó a inmortalizar la realidad con su sublime sentido de encontrar la belleza.
En 2003, como era de justicia, recibe el mayor reconocimiento a su trayectoria, el Premio Nacional de Fotografía. Años más tarde, en 2017, se inaugura el museo dedicado a su figura y legado, el Centro Pérez Siquier, al norte de la ciudad de Almería en la localidad de Olula del Río, donde también se encuentra su archivo.
Otra institución donde se puede disfrutar de su obra es el Museo Reina Sofia. La modernidad y transgresión de su obra siguen absolutamente vigentes; la dimensión poética es intemporal. Fue responsable del movimiento más renovador en la disciplina en el país, puede ser considerado el primer gran revolucionario de la fotografía española.
GALERÍA DE IMÁGENES
- https://www.museoreinasofia.es/coleccion/autor/perez-siquier-carlos
- https://blancaberlingaleria.com/portfolios/blanco-y-negro/
- https://fotocolectania.org/uploads/4aqu3uqu4yzume9u2ypyzy6y4uga2arunysypazega4yjy3ubupadyzy9e5e5u7e8a6ygemaserasanyby9yvu3ahudeze6ymy2e1477677635.pdf
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
CENTRO VIRTUAL CERVANTES
https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/enero_20/13012020_01.htm (Consulta 30/04/2024)
TERRÉ, Laura. Historia del grupo fotográfico AFAL 1956/1963. Photovision, 2006. ISBN: 978-84-931546-2-2