La dama de Shalott

Ficha técnica

Título: La dama de Shalott
Autor: John William Waterhouse
Cronología: 1888
Estilo: Prerrafaelismo
Materiales: óleo sobre lienzo
Ubicación: Tate Britain, Londres
Dimensiones: 1,53 m x 2 m

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA DAMA DE SHALOTT

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

También conocida como “La Dama de Escalot”, esta obra representa los versos de un poema de Tennyson, poeta victoriano, que versan sobre una leyenda artúrica.

Dicho poema inspiró tres obras de Waterhouse: La dama de Shalott (1888), La dama de Shalott mirando a Lancelot (1894) y “Cansada estoy de las sombras” dijo la dama de Shalott (1915).

Este poema narra la leyenda artúrica de la dama de Shalott, llamada Elena o Elaine, quien sufría una maldición y no podía mirar por la ventana de la torre en la que vivía. Pasaba sus días tejiendo tapices en los que representaba lo que veía a través de un espejo que había colocado estratégicamente para ver el exterior.

Precisamente, lo que veía era Camelot, así que tejía las aventuras del Rey Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda. Hasta que un día el espejo le mostró el reflejo de Lancelot, quien provocó en Elena un enamoramiento súbito, de tal manera que ella se giró hacia la ventana para verle. 

Entonces, sabiendo que la maldición la llevaría a su muerte antes del amanecer, se embarcó por el río intentando alcanzar Camelot y conocer a su amado antes del nuevo día. Pero murió.

La representación de temas artúricos es una constante en la pintura prerrafaelita, y el tema de la dama de Shalott tiene una potencia singular ya que encarna el deseo de alcanzar Camelot.

Para los prerrafaelitas, disconformes con la sociedad de su tiempo, la vista al pasado era una forma de escape, representaba la gloria perdida del pasado, y ellos mismos hubieran navegado desesperados hacia Camelot metafóricamente.

ANÁLISIS FORMAL

La dama de Shalott
La dama de Shalott

Compositivamente y temáticamente, esta obra encuentra su paralelo en la también prerrafaelita “Ofelia” de Millais. La composición de la obra es horizontal, con las líneas marcadas por la propia barca, el río y el paisaje. La protagonista hace de eje vertical, situada al centro de la obra.

No se aprecia dinamismo alguno, lo cual tiene sentido dado que se puede deducir que acaba de partir, pues aún se aprecian las escaleras en la izquierda.

La mirada de la dama de Shalott se dirige hacia un plano fuera del cuadro, indicando la lejanía de Camelot y dando profundidad a la representación pictórica. La joven aparece en una actitud melancólica y desencantada, aspecto que se ve no solo en su rostro sino también en la quietud de sus brazos y su cuerpo.

La vegetación de fondo, pese a estar dispuesta verticalmente, da tal sensación de uniformidad que apenas rompe la horizontalidad de la obra. Las líneas son difuminadas, no especialmente marcadas. La luz es tenue, oscura, nos indica que está anocheciendo.

El color es suave, lo que más destaca es el tapiz que la joven lleva consigo. Este cuadro transmite sensaciones muy potentes, es casi palpable la tristeza de la joven, quien, pese a tener la última esperanza de que llegará  a Camelot, es consciente de que va a morir.

Simbólicamente es una obra cargada de referencias. El propio tapiz nos muestra escenas de Camelot, las mismas que veía día tras día Elena desde su ventana. Vemos en la barca una figura de Cristo, aspecto que se entiende dentro de la religiosidad del momento y de la inminente muerte de la joven.

También vemos tres velas, pero solo queda una encendida. Es una alusión a la llama de la vida, que poco a poco se apaga para la protagonista. En la barca se aprecian unas letras grabadas, que de acuerdo a la leyenda dirían “Dama de Shalott”.

Otro elemento interesante son las cadenas de la propia barca que suelta para poder navegar, ya que podrían aludir a que ella misma se ha quitado las cadenas de su condena en la torre, aunque la libertad le vaya a suponer la muerte.

EL POEMA

Los versos concretos de Tennyson que inspiran esta escena, traducidos, dicen así:

“Y en la oscura extensión río abajo-como un audaz vidente en trance,
contemplando su infortunio-
con turbado semblante
miró hacia Camelot.
Y al final del día
la amarra soltó, dejándose llevar;
la corriente lejos arrastró
a la Dama de Shalott.

Yaciendo, vestida con níveas telas
ondeando sueltas a los lados
-cayendo sobre ella las ligeras hojas-
a través de los susurros nocturnos
navegó río abajo hacia Camelot;
y yendo su proa a la deriva
entre campos y colinas de sauces,
oyeron cantar su última canción
a la Dama de Shalott.

Escucharon una tuna lastimera, implorante,
tanto en alta voz como en voz baja,
hasta que su sangre se fue helando lentamente
y sus ojos se oscurecieron por completo,
vueltos hacia las torres de Camelot.
Y es que antes de que fuera llevada por la corriente
hacia la primera casa junto a la orilla,
murió cantando su canciónla Dama de Shalott.»

La dama de Shalott (John William Waterhouse) | Análisis obras de arte

BIBLIOGRAFÍA/WEBGRAFÍA

DEMOOR, Marysa: “Doncellas medievales en la poesía de Lord Alfred Tennysion: retratos del pasado como espejos del presente”, Signos. Nº 54, 2003. pp. 167-176.

TRIPPI, Peter: J.W. Waterhouse. Londres, 2004.JOHN WILLIAM WATERHOUSE.

TATE BRITAIN, (Consultado: 16/01/2018): http://www.tate.org.uk/art/artworks/waterhouse-the-lady-of-shalott-n01543

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