La defensa de Zaragoza

Ficha técnica

Título: La defensa de Zaragoza
Autor: José Álvarez Cubero
Cronología: 1818-1825
Estilo: Neoclasicismo
Materiales: Mármol blanco de Carrara
Ubicación: Museo del Prado
Dimensiones: 280 x 210 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA DEFENSA DE ZARAGOZA

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Álvarez Cubero plasma en yeso, en 1818, esta obra durante su estancia en Roma. En un primer momento fue denominada por los romanos como Néstor defendido por su hijo Antíloco, en una clara referencia a la Guerra de Troya. Tras ofrecérsela al monarca español Fernando VII, se lleva a cabo su ejecución en mármol de Carrara, que se da por concluida en 1825.

El artista andaluz elabora la obra en base a un tema absolutamente contemporáneo. La defensa de Zaragoza representa un episodio de la Guerra de la Independencia Española, que se desarrolló durante los años 1808 y 1814, y que tuvo en la capital aragonesa todo un ejemplo de resistencia.

Allí se llevaron a cabo los famosos «sitios de Zaragoza», asedios promovidos por el Imperio Napoleónico y que terminaron con la toma de la ciudad, eso sí, tras más de un año de heroica resistencia maña.

Y eso es lo que trata de representar Álvarez Cubero, personificando en la figura de un hijo y un padre, indefensos, sin armas, pero que resisten estoicamente ante los invasores. Todo ello lo hace con un tratamiento clásico y con posibilidad de diferentes lecturas, como la ya comentada anteriormente basada en La Ilíada de Homero.




ANÁLISIS FORMAL

A nivel formal es importante destacar la solidez de los volúmenes, que se encuentran muy marcados en todo el conjunto. El magistral tratamiento que hace el escultor cordobés del mármol le permite dar diferentes contrastes que otorgan efectos lumínicos a la obra.

En lo que respecta a la composición, podemos hablar de las múltiples influencias que Álvarez Cubero tuvo a la hora de ejecutar La defensa de Zaragoza.

Al plasmarla durante su estancia en Roma, es evidente que tuvo que fijarse en la obra de su maestro, Antonio Canova. En este sentido, la obra del artista italiano que pudo inspirar al artista español fue Hércules y Licas.

Antonio Canova. Hércules y Licas. 1795-1815. Galería Nacional de Arte Moderno de Roma

Al estar en la capital italiana y en un momento de máxima valoración del arte clásico, también pudo influirle alguna composición antigua, como el Galo suicidándose.

Escuela de Pérgamo. Gálata suicidándose. 230 a.C. Museo Nacional de las Termas de Roma

GALERÍA DE IMÁGENES

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